Salón Libertador Simón Bolívar de la OEA. Fotografía: Juan Manuel Herrera/OAS
Guacamaya, 23 de junio de 2025. Albert Ramdin, el nuevo secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), está apostando por el diálogo en Venezuela. Apenas unos meses después de asumir el cargo, ha dejado claro que quiere establecer un canal de comunicación con el Gobierno y la oposición del país. Su enfoque es prioritario: busca la estabilidad política y no se quiere enredar en debates sobre si Venezuela se puede considerar una dictadura o no. Este planteamiento recuerda lo que hizo la OEA en momentos difíciles en la historia de Venezuela, particularmente después de la crisis institucional de 2002 ocasionada por un enfrentamiento entre el gobierno de Chávez y varios sectores de la sociedad venezolana que devino en un Golpe de Estado y un Paro Petrolero en el contexto de una sociedad profundamente polarizada.
Ramdin, quien asumió el cargo en mayo, es el primer secretario general de origen caribeño en esta organización. En una charla con la Agencia EFE, mencionó su deseo de encontrar soluciones pacíficas a la crisis actual de Venezuela mediante el diálogo. En vez de meterse en discusiones ideológicas sobre el gobierno, subrayó la importancia de encontrar soluciones concretas. “No voy a entrar en disputas sobre si Venezuela es una dictadura o no. Para mí, la clave es que si hay problemas relacionados con la democracia y las elecciones, tenemos que resolverlos para garantizar una estabilidad política en el futuro. Solo decir que es una dictadura no lleva a nada. Necesitamos soluciones”, fue una de las afirmaciones de Ramdin.
Este enfoque es un cambio notable comparado con su antecesor, Luis Almagro. Almagro era conocido por su postura de confrontación contra el gobierno de Nicolás Maduro. En contraste, Ramdin se presenta con una manera más cercana y conciliadora, buscando crear espacios para la negociación entre las partes en conflicto.
La intención de Ramdin de mediar en la situación actual trae a la mente el trabajo que hizo la OEA durante momentos críticos de la historia venezolana, como fue el golpe de estado contra Hugo Chávez en abril de 2002 y el paro petrolero que siguió. En esos tiempos, la OEA se convirtió en una de las organizaciones internacionales más influyentes, tratando de evitar una ruptura mayor en el orden constitucional. Con César Gaviria, el entonces secretario general de la OEA y expresidente de Colombia, la institución coordinó esfuerzos junto a otros organismos como el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Centro Carter para poder establecer una Mesa de Negociación.
Ese esfuerzo diplomático resultó en un acuerdo en mayo de 2003 que permitió el inicio de un referéndum revocatorio, un mecanismo que ya estaba en la Constitución de 1999 de Venezuela. La OEA en ese entonces desempeñó un papel crucial, apoyando el respeto a la Carta Democrática Interamericana y rechazando cualquier intervención que no fuera por medio de elecciones para resolver el conflicto político. Las acciones pasadas de la OEA podrían proporcionar un camino a seguir en la búsqueda de soluciones en la actualidad. Ramdin busca mantener un enfoque en la paz, buscando caminos para el diálogo y la negociación en lugar de escudarse en debates ideológicos. Su misión es clara: fomentar una Venezuela más estable a través de la comunicación y el entendimiento.