Fin de licencias petroleras frenaría vuelos de repatriación a Venezuela

En la fotografía: el enviado presidencial para misiones especiales, Richard Grenell supervisa la entrada de migrantes deportados a un avión de la venezolana Conviasa en El Paso, Texas, publicado en sus redes sociales.

Guacamaya, 8 de marzo de 2025. La administración de Donald Trump enfrenta un nuevo desafío en sus planes de deportaciones masivas. El gobierno venezolano ha informado en privado a la administración que no aceptará más migrantes retornados, según una nota publicada en The Wall Street Journal, tras la consulta de fuentes familiarizadas con el asunto.

El acuerdo inicial, que había permitido la repatriación de aproximadamente 360 venezolanos, se deterioró luego de que el gobierno estadounidense diera 30 días a Chevron para reducir sus operaciones en Venezuela. La medida de Trump buscaría incrementar la presión económica sobre el régimen de Nicolás Maduro. Sin embargo, esto podría llevar a más venezolanos a huir del país.

La advertencia venezolana complica aún más los planes de deportación de Trump, que ya enfrentan obstáculos legales y logísticos. Los tribunales de Estados Unidos han suspendido temporalmente el traslado de venezolanos detenidos a Guantánamo, y los vuelos de deportación militar se han paralizado debido a preocupaciones sobre los costos.

Dentro del círculo de Trump, existen divisiones sobre cómo abordar la situación en Venezuela. Algunos aliados promueven un enfoque pragmático que beneficie a las empresas estadounidenses, mientras que otros, incluidos republicanos de Florida, buscan aislar al régimen de Maduro.

La revocación de la licencia de Chevron agravaría la inflación en Venezuela tras privar a su economía de más de $3 mil millones en ingresos anuales. Cuando Trump asumió el cargo, había expectativas de alivio de sanciones y mayor compromiso comercial. No obstante, la prioridad de Trump ha sido la rápida eliminación de los migrantes venezolanos de suelo estadounidense.

A pesar de algunos avances iniciales, las relaciones muestran signos de fragilidad, lo que genera incertidumbre en Washington y Caracas. Mientras tanto, otros actores internacionales esperan orientación sobre sus operaciones en Venezuela. La medida de Trump es vista como una concesión política a corto plazo que podría aumentar la migración y las dificultades económicas en el país.

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