Desde mediados de septiembre, la administración Trump ha publicado vídeos de varios bombardeos contra embarcaciones acusadas de transportar drogas hacia Estados Unidos. En esta imagen del 18 de octubre, se muestra un submarino, aunque no se conoce la ubicación. Sobrevivieron un ciudadano de Colombia y otro de Ecuador, según fuentes oficiales. Fotografía: Department of War.
Guacamaya, 19 de octubre de 2025. La administración de Donald Trump ya ha anunciado al menos siete ataques contra embarcaciones supuestamente usadas para el narcotráfico alrededor de América Latina. Aunque inicialmente parecía enfocarse en las costas de Venezuela, la operación militar también tiene víctimas de Colombia, Ecuador y Trinidad y Tobago.
Los ataques están teniendo lugar como parte de un despliegue que ordenó el presidente Trump a mediados de agosto, para usar las fuerzas armadas contra carteles de la droga en la región. Ya han entrado en el teatro de operaciones varias unidades de la Marina y la Fuerza Aérea, como ocho buques de guerra, cazas F-35 y bombarderos B-52.
Al Jazeera logró estimar las ubicaciones de al menos cuatro de los primeros cinco ataques, y tres habrían tenido lugar frente a las costas venezolanas.
También se ha dejado ver que el objetivo de esta operación es intimidar al gobierno y al mando militar de Venezuela y así propiciar un cambio de régimen, como se ha comentado tanto en Guacamaya como en varios medios estadounidenses citando a oficiales hablando desde el anonimato.
Aunque Trump ha evitado decir explícitamente que está buscando un cambio de régimen, el 15 de octubre afirmó que había autorizado a la CIA para operar dentro de Venezuela.
Por otra parte, las acciones militares en el Caribe se convierten en un argumento para la política radical antiinmigración de Trump, liderada por su asesor Stephen Miller. En la actualidad, está tratando de convencer a jueces de que Estados Unidos está bajo ataque enemigo, para así justificar la invocación de la Ley de Enemigos Extranjeros.
Tensiones entre Trump y Petro crecen mientras aparecen las primeras víctimas
El despliegue naval ya ha abierto un frente entre Bogotá y Washington; el 18 de octubre el presidente Gustavo Petro declaró que “Funcionarios del gobierno de los EE. UU. han cometido un asesinato y violado nuestra soberanía en aguas territoriales” al bombardear una lancha con el que dijo que era un pescador colombiano, Alejandro Carranza.
Esta y otras acusaciones por parte de Petro llevaron a que Trump lo declarase un “líder ilegal de drogas”, y que anunciase el fin de cualquier pago de subsidio a Colombia. De hecho, en su publicación en Truth Social, el presidente estadounidense escribió repetidamente “Columbia” para referirse al país suramericano.
En el mismo día, se había anunciado que el Pentágono bombardeó un submarino utilizado para el tráfico de drogas. Sin embargo, esta vez hubo dos sobrevivientes: un ciudadano colombiano y otro ecuatoriano. Ambos fueron repatriados a sus países, sin ser procesados judicialmente en Estados Unidos, dando a entender que no había suficientes indicios.
La administración Trump ya había designado a Colombia como país que “ha fallado denostadamente” en cumplir con sus obligaciones de controlar el narcotráfico en septiembre, pero sin cortar fondos de ayuda.
A diferencia de Bogotá, el gobierno venezolano ha evitado en gran medida pronunciarse sobre los ataques a embarcaciones en el Caribe. No ha dado a conocer los nombres de las víctimas, que podrían ser ya varias docenas. Mientras tanto, sí ha denunciado que hay un intento de forzar un cambio de régimen en Venezuela por sus reservas de petróleo y otros recursos naturales.
¿Qué ha desplegado Estados Unidos hasta ahora?
El despliegue militar de Estados Unidos se está dando en el Comando Sur, que incluye las operaciones en América Latina y el Caribe excepto México y Puerto Rico, y tiene sede en Miami, Florida.
Investigaciones de fuentes abiertas han confirmado la presencia de una alta capacidad de potencia de fuego entre activos de la Marina de Guerra y de la Fuerza Aérea, aunque con baja presencia de unidades capaces de combatir en tierra, como soldados de infantería o blindados.
También se ha reabierto la Base Naval Roosevelt Roads en Ceiba, Puerto Rico, que había permanecido cerrada durante más de dos décadas. Esto parece indicar que la operación militar no será breve.
La Armada ha desplegado al menos 8 buques de guerra, incluyendo cuatro destructores de misiles guiados, y un submarino de propulsión nuclear, el USS Newport News. Estos tendrían la capacidad de portar docenas de misiles de largo alcance Tomahawk.
También los acompañan la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines, con 2.200 efectivos, transportados por el Grupo de Asalto Anfibio Iwo Jima, incluyendo el buque de asalto anfibio multipropósito de clase Wasp con el mismo nombre, con capacidad de transportar hasta 30 helicópteros. Los activos de la Marina presentes en el Caribe también cuentan con aeronaves como los 10 cazas F35B. Curiosamente, el despliegue cuenta con dos aviones P8 Poseidon, especializados en combate contra submarinos, cuando Venezuela no tiene ninguno activo.
La Fuerza Aérea propiamente ha introducido aeronaves y drones como los C17 Globemaster para el transporte de carga y personal, y los MQ-9 Reaper, cargados de misiles Hellfire. También se incluyen tres bombarderos B-52, que fueron usados para hacer una demostración de fuerza cerca del espacio aéreo venezolano.
Por otra parte, se han reportado movimientos de las fuerzas para operaciones especiales, que se estarían moviendo en el buque MV Ocean Trader o en helicópteros cerca de Trinidad y Tobago. Según investigaciones de fuentes abiertas, también se habrían descubierto a los P8 Poseidon y C17 Globemaster llegar a la isla.
Para Estados Unidos, ha sido común buscar gobiernos aliados para contribuir a sus operaciones militares en el extranjero. A pesar de tener las fuerzas armadas más poderosas del mundo, el hecho de formar una coalición le otorga una legitimidad, para afirmar que no es una agresión unilateral, sino una acción multilateral necesaria con apoyo multilateral.
Ya en la Guerra de Corea, los países occidentales intervinieron bajo el estandarte de las Naciones Unidas. En 2003 en Iraq, aunque no le fue posible utilizar el nombre del organismo, George W. Bush creó la “Coalición de la Voluntad”. En la región, existen otros ejemplos. En la ocupación de la República Dominicana en 1965, Washington creó la Fuerza Interamericana de Paz para involucrar pequeños contingentes de Brasil, Paraguay, Nicaragua, Costa Rica, El Salvador y Honduras.
En una noticia de La Política Online, se explicó que Trump había pedido a Argentina, Ecuador y El Salvador que participaran. Pero según militares argentinos no tendrían la capacidad, y su apoyo sería más bien simbólico.







