O Globo: Lula retoma el contacto directo con Maduro en medio de tensiones crecientes entre Caracas y Washington

En la imagen, Nicolás Maduro (izquierda), y Luiz Inácio Lula da Silva (derecha) durante una rueda de prensa conjunta en 2023. Fotografía: Palácio do Planalto.

Guacamaya, 11 de diciembre 2025. En una conversación que sorprendió incluso a aliados regionales, los mandatarios Luiz Inácio Lula da Silva y Nicolás Maduro sostuvieron su primera llamada telefónica del año. El presidente brasileño expresó su inquietud por la presencia militar de Estados Unidos en el Caribe y dejó clara su disposición a facilitar una “salida política ante el aumento de presiones de Donald Trump”.

En plena escalada verbal, militar y diplomática entre Washington y Caracas —agudizada tras la llamada del 21 de noviembre entre Trump y Maduro— se produjo otro intercambio clave, del que no se informó oficialmente pero que ha sido confirmado por fuentes gubernamentales en Brasilia y Caracas: una conversación directa entre Lula y Maduro, la primera en muchos meses y descrita como “amistosa” por quienes tuvieron conocimiento de su contenido.

De acuerdo con estas fuentes del medio O Globo, Lula aprovechó el contacto para expresar su preocupación por el “acoso militar” estadounidense en el Caribe y reiteró que Brasil está dispuesto a contribuir a cualquier esfuerzo de mediación que evite un estallido en la región. En la charla, calificada como cordial, Maduro evitó mencionar los ultimátums que Trump le ha lanzado públicamente para que abandone el poder. Para ambos países, comentan interlocutores en Brasilia y Caracas, el simple hecho de retomar el diálogo constituye una señal positiva.

Aunque los motivos precisos de la llamada permanecen bajo reserva, funcionarios brasileños admiten que el avance de los contactos entre Trump y Maduro influyó directamente en la decisión de Brasil de restablecer comunicación al más alto nivel. Brasil teme quedar al margen en un escenario en el que Washington intensifique sus presiones o incluso considere opciones militares, un escenario que Lula ha rechazado reiteradamente en sus conversaciones con Trump.

Otro elemento que pesó en el momento elegido fue la reciente visita a Caracas del empresario brasileño Joesley Batista. Aunque el gobierno de Lula insiste en que no tuvo participación alguna en ese viaje, el hecho de que una figura empresarial de peso se reuniera con Maduro llevó a sectores del Ejecutivo brasileño a concluir que era propicio renovar un canal directo con el mandatario venezolano.

Brasil no coordina una estrategia conjunta con sus vecinos, pero mantiene conversaciones discretas con varios gobiernos de la región. Uno de ellos es Colombia, donde Gustavo Petro ha planteado incluso la ciudad de Cartagena como escenario para un eventual encuentro cara a cara entre Trump y Maduro. La propuesta no ha avanzado, pero se suma a los esfuerzos de países latinoamericanos que buscan evitar una escalada aún mayor en la crisis.

Mientras crece la incertidumbre, gobiernos de la región tratan de abrir espacios para el diálogo, convencidos de que una solución diplomática —y no militar— es la única vía capaz de desactivar el riesgo de un conflicto con consecuencias impredecibles para toda América Latina.

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