OIM: La migración venezolana impulsa el crecimiento económico en América Latina y el Caribe

El personal de la OIM se prepara para ayudar a los haitianos deportados a reingresar en su país de origen. Fotografía: OIM/Antoine Lemonnier.

Guacamaya, 19 de diciembre de 2025.Un nuevo informe regional revela que los migrantes venezolanos no solo se integran al mercado laboral y al consumo, sino que aportan miles de millones de dólares en impuestos, inversión y dinamización económica en los países de acogida, desmontando mitos sobre su impacto fiscal.

Durante años, la migración venezolana ha sido presentada como un desafío humanitario y social para América Latina y el Caribe. Sin embargo, un reciente estudio regional apoyado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) demuestra que, más allá de las urgencias iniciales, la diáspora venezolana se ha convertido en un actor económico clave para las sociedades que la reciben.

El informe, elaborado por la consultora Equilibrium Business, Data & Communities, sistematiza investigaciones realizadas entre 2021 y 2025 en ocho países de la región —Aruba, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Perú y República Dominicana— y ofrece una mirada comparativa sobre la contribución fiscal y económica de más de 5,7 millones de migrantes venezolanos.

Un aporte que se traduce en consumo, empleo e impuestos

Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es el impacto directo del consumo migrante en las economías locales. Se estima que la población venezolana genera más de 10.600 millones de dólares anuales en consumo, concentrados principalmente en vivienda, servicios y alimentación. Este gasto cotidiano dinamiza sectores clave de la economía y se traduce en una importante recaudación de impuestos indirectos.

En países como Colombia y Perú, el volumen de consumo migrante alcanza magnitudes comparables a grandes partidas presupuestarias estatales o a los ingresos de importantes conglomerados empresariales. Lejos de ser una carga, la migración venezolana sostiene millones de transacciones diarias que fortalecen los mercados internos.

Impacto fiscal positivo y potencial de crecimiento

El informe también documenta un impacto fiscal positivo. Solo en Colombia, el aporte tributario de los migrantes venezolanos asciende a 529 millones de dólares, mientras que en Panamá alcanza los 203 millones, representando más del 4 % de los ingresos fiscales del país. Además, el estudio subraya que estos aportes podrían incrementarse significativamente si se amplían los procesos de regularización, homologación de títulos y formalización laboral.

Según las proyecciones, políticas de integración más inclusivas podrían generar ingresos fiscales adicionales de cientos de millones de dólares en países como Chile, Colombia, Perú y Panamá, consolidando a la migración como un activo económico de mediano y largo plazo.

Jóvenes, en edad productiva y con alto nivel educativo

Desde el punto de vista demográfico, la migración venezolana representa una inyección de capital humano. La mayoría de los migrantes se encuentra en edad productiva, con una edad promedio inferior a la de las poblaciones locales, y con niveles educativos técnicos y universitarios que, en varios países, superan el promedio nacional.

Este perfil resulta especialmente relevante en una región marcada por el envejecimiento poblacional y la escasez de mano de obra calificada en sectores estratégicos. No obstante, el estudio advierte que la falta de reconocimiento de títulos y competencias continúa provocando subempleo y desaprovechamiento del talento disponible.

Emprendimiento, remesas y redes transnacionales

Ante las barreras del empleo formal, el emprendimiento se ha convertido en una vía central de integración económica. Los negocios impulsados por migrantes venezolanos generan empleo, promueven innovación y fortalecen el tejido productivo local, al tiempo que conectan economías y culturas a través del llamado “empresariado étnico”.

En paralelo, las remesas enviadas por los migrantes —aunque representan un porcentaje menor del ingreso total— cumplen un rol fundamental en la reducción de la pobreza en los hogares receptores. El informe destaca que, pese al envío regular de remesas, la mayor parte de los ingresos de la población migrante permanece y circula en las economías locales.

Integración, no contención

El estudio concluye que los mayores desafíos no radican en la presencia de la migración, sino en las barreras que limitan su integración plena: informalidad laboral, discriminación, xenofobia y dificultades de acceso a servicios financieros. Frente a ello, recomienda fortalecer políticas regionales coordinadas, reducir la burocracia migratoria y promover narrativas públicas basadas en evidencia.

“La migración venezolana es un motor de desarrollo”, resume el informe. La evidencia empírica muestra que, cuando se eliminan las barreras estructurales, la integración de los migrantes no solo mejora sus condiciones de vida, sino que impulsa el crecimiento económico y la cohesión social de toda la región

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