Nicolás Maduro sostuvo una conversación telefónica con el presidente iraní, Masud Pezeshkian. Fotografía: Canal de Telegram de la Cancillería de Venezuela.
Guacamaya, 10 de septiembre de 2025. Caracas y Teherán volvieron a estrechar filas en medio de la creciente tensión con Washington. El canciller venezolano, Yván Gil, y su homólogo iraní, Abás Araqchí, sostuvieron una conversación en la que coincidieron en denunciar lo que califican como “acciones intimidatorias” de Estados Unidos, tras el despliegue de buques militares en aguas cercanas a Venezuela.
Durante el diálogo, Gil agradeció a Irán su respaldo en defensa de los principios de la Carta de la ONU y reiteró que el gobierno de Nicolás Maduro no renunciará a la independencia ni a la autodeterminación nacional. Además, instó a los países del BRICS y a los aliados latinoamericanos a condenar con firmeza la estrategia de Washington.
Por su parte, Araqchí advirtió que las amenazas de uso de la fuerza constituyen una violación del derecho internacional y alertó sobre el riesgo de un deterioro de la paz y la seguridad globales.
La propuesta de Irán en los BRICS
El presidente iraní, Masud Pezeshkian, intervino en la cumbre extraordinaria virtual de los BRICS, donde criticó la política exterior estadounidense en Venezuela, Medio Oriente y otros escenarios de conflicto. En su discurso propuso la creación de un mecanismo común que proteja a los países miembros frente a sanciones unilaterales y que les permita seguir desarrollando sus economías sin presiones externas.
Entre las cinco propuestas que presentó para fortalecer al bloque destacaron:
1.Una reforma integral de las instituciones financieras internacionales.
2.La promoción de un multilateralismo inclusivo.
3.La creación de un mecanismo de apoyo común contra sanciones unilaterales.
4.La reforma del Consejo de Seguridad de la ONU.
5.El acceso equitativo a bienes públicos globales, como vacunas y tecnologías médicas.
“Los BRICS, como representante de las economías emergentes y en desarrollo, son el estandarte de la esperanza para construir un orden mundial más justo, igualitario y próspero”, concluyó Pezeshkian.
Pulseada en el Consejo de Seguridad ONU por las propuestas de reactivar sanciones a Irán
El llamado de Irán dentro de los BRICS coincide con una nueva batalla diplomática en el Consejo de Seguridad. El pasado 28 de agosto, Reino Unido, Francia y Alemania activaron un proceso de 30 días para reimponer las sanciones de la ONU contra Irán, alegando que Teherán incumple el acuerdo nuclear de 2015.
En este marco, Corea del Sur —que ocupa la presidencia del Consejo en septiembre— cumplió el lunes con su obligación de presentar un borrador de resolución para restablecer las sanciones. Los quince miembros deben votar antes de que venza el plazo a finales de mes. Para que la resolución sea adoptada, se requieren al menos nueve votos a favor y que ningún miembro permanente —EE.UU., Rusia, China, Reino Unido o Francia— ejerza su veto. Sin embargo, diplomáticos consideran improbable que prospere.
Las potencias europeas presionan a Irán para que acepte tres condiciones que permitan retrasar la reimposición de sanciones y abrir espacio a nuevas negociaciones. En paralelo, Rusia y China cerraron a finales de agosto su propio borrador, que busca extender el acuerdo nuclear por seis meses e instar a todas las partes a retomar conversaciones. No obstante, aún no lo han sometido a votación y, de hacerlo, podría ser vetado por las potencias occidentales.
Maduro y Pezeshkian buscan cerrar filas
En este contexto, Pezeshkian habló directamente con Nicolás Maduro la noche del lunes, en una llamada telefónica en la que ambos mandatarios reafirmaron su alianza contra el “unilateralismo y las narrativas fabricadas” de Estados Unidos. El líder iraní reiteró el apoyo de su gobierno a la soberanía venezolana y destacó la importancia de la unidad nacional tanto en Teherán como en Caracas frente a las presiones externas.
Venezuela como plataforma de proyección iraní
La ofensiva diplomática de Irán en medio de las tensiones con Occidente no se limita a Oriente Próximo. Su acercamiento con Venezuela cobra una relevancia estratégica, pues Caracas funciona como un punto de apoyo en América Latina desde el cual Teherán ha buscado contrarrestar la influencia de Estados Unidos y ampliar su margen de maniobra en un momento en el que enfrenta presiones en la ONU y un nuevo intento de reactivación de sanciones.
En este escenario, la sintonía política entre Maduro y Pezeshkian no solo responde a afinidades ideológicas, sino a una necesidad compartida: ambos gobiernos buscan resistir el cerco económico y militar de Washington mientras refuerzan trabajan en un eje de países sancionados que cooperan a través de alianzas Sur-Sur.
El refuerzo militar venezolano en el Caribe, la propuesta iraní dentro del BRICS y las maniobras diplomáticas en el Consejo de Seguridad forman parte de una misma estrategia buscar demostrar que ni Caracas ni Teherán están aislados, sino que cuentan con respaldos y foros alternativos para desafiar la arquitectura internacional dominada por las potencias occidentales con el propósito de socovar los esfuerzos y las presiones de Estados Unidos y sus aliados como ya lo han hecho exitosamente Rusia y Corea del Norte por citar un ejemplo.