ExxonMobil y Rosneft en negociaciones secretas mientras se discute el final de la guerra en Ucrania. Fotografías: redes sociales y portales oficiales de Rosneft y ExxonMobil.
Guacamaya, 27 de agosto de 2025. Según reveló el Wall Street Journal, la petrolera estadounidense mantuvo diálogos confidenciales con la estatal rusa sobre su posible retorno al proyecto Sakhalin, tras su abrupta salida en 2022 por la guerra de Ucrania.
Exxon Mobil sostuvo reuniones secretas este año con Rosneft, la mayor compañía energética de Rusia, para evaluar un eventual regreso al gigantesco proyecto petrolero y gasífero de Sakhalin, en el extremo oriental ruso. Según fuentes citadas por el Wall Street Journal, el plan dependería de un eventual acuerdo de paz en Ucrania y de la flexibilización de sanciones que pesan sobre Moscú.
El vicepresidente sénior de Exxon, Neil Chapman, encabezó las negociaciones en nombre de la compañía, en encuentros discretos con Igor Sechin, presidente de Rosneft y estrecho aliado del presidente Vladimir Putin, quien se encuentra bajo sanciones de Washington.
La reanudación de operaciones representaría un giro drástico en la relación entre Exxon y el Kremlin, tras la ruptura de 2022, cuando la compañía se vio obligada a abandonar el país y denunciar la expropiación de su participación en Sakhalin-1, valorada en más de 4.000 millones de dólares.
Las conversaciones se intensificaron a inicios de 2025, coincidiendo con la toma de posesión de Donald Trump, quien recientemente discutió con el CEO de Exxon, Darren Woods, sobre un eventual retorno a Rusia. Putin, por su parte, firmó un decreto que abre la puerta a que empresas extranjeras recuperen participación en proyectos energéticos clave, siempre que apoyen el suministro de equipos y aboguen por levantar sanciones.
Aunque el Kremlin busca atraer capital y tecnología occidentales para sostener su industria petrolera en medio de la guerra, el regreso de Exxon no está asegurado. Dependerá de la evolución de las negociaciones de paz y de las condiciones que Rusia ofrezca a la compañía.
El proyecto Sakhalin sigue siendo una pieza estratégica: sus exportaciones abastecen principalmente a Asia, que mantuvo la compra de crudo ruso tras el comienzo de la guerra, a diferencia de Europa, que cortó sus importaciones.
¿Cuál es la relación de estas compañías con Venezuela?
En paralelo, ExxonMobil ha afianzado su presencia en el Caribe suramericano, especialmente en Guyana, donde lidera el desarrollo de yacimientos costa afuera en aguas reclamadas por Venezuela como parte del territorio del Esequibo y la fachada Atlántica. Esta expansión ha tensado aún más la disputa entre Caracas y Georgetown, ya que los descubrimientos petroleros en la zona colocan a Guyana como una nueva potencia emergente de crudo, con Exxon en el centro del tablero geopolítico y energético regional. También en la zona hay disputa relevante con Chevron, una petrolera estadounidense que ha ganado terreno en Venezuela y que tomó en cierta medida el lugar que tuvo Rosneft en el pasado.
Rosneft, por su parte, desempeñó un papel central en Venezuela durante la década pasada, convirtiéndose en socio clave de PDVSA en varios proyectos de la Faja del Orinoco y en el financiamiento de la administración de Nicolás Maduro a través de esquemas de prefinanciación petrolera y triangulación de crudo. Su salida en 2020, tras la imposición de sanciones estadounidenses, obligó al Kremlin a transferir sus activos a una empresa estatal rusa para mantener presencia indirecta en el sector. La retirada de Rosneft marcó un punto de inflexión, debilitando la capacidad de Caracas de sortear las sanciones financieras y comerciales, aunque Rusia continuó brindando apoyo político y técnico por otras vías.
La investigación fue publicada originalmente por el Wall Street Journal el 26 de agosto de 2025.







