¿Cuáles son las implicaciones de la escalada de tensiones en el Mar Rojo para Venezuela? 

El incidente más grave registrado hasta ahora fue el ataque contra el granelero Magic Seas, con bandera liberiana y un peso muerto de 63.300 toneladas. El 6 de julio, la nave fue blanco de una ofensiva combinada que incluyó al menos dos embarcaciones no tripuladas cargadas con explosivos, misiles balísticos, drones y disparos de armas ligeras. Fotografía: redes sociales

Guacamaya , 30 de julio de 2025. El colapso de las negociaciones en Doha entre Israel y Hamás ha coincidido con una intensificación de los ataques hutíes en el Mar Rojo, amenazando una de las arterias comerciales más críticas del mundo. El conflicto repercute más allá de Medio Oriente: Venezuela entra nuevamente en la ecuación energética tras recibir de la administración Trump una nueva licencia para Chevron, en medio de la inestabilidad global.

La crisis en el Mar Rojo ha dado un nuevo giro. Los rebeldes hutíes de Yemen anunciaron la expansión de su bloqueo naval contra Israel, declarando que atacarán cualquier embarcación con vínculos comerciales a puertos israelíes, sin importar su bandera o destino. Esta decisión, tomada tras el estancamiento de las conversaciones de paz en Doha, incrementa el riesgo para el tráfico marítimo en una ruta por la que circula aproximadamente un billón de dólares en bienes cada año.

En julio, dos buques graneleros —el Magic Seas y el Eternity C— fueron atacados y hundidos, dejando un saldo de cuatro tripulantes muertos y once capturados. Estas acciones, respaldadas por Irán, han puesto bajo presión al comercio global y han incrementado las primas de seguros marítimos.

El fracaso diplomático en Qatar refleja la distancia entre Israel y Hamás. Mientras Hamás exige la retirada completa de tropas israelíes, el gobierno de Netanyahu mantiene su postura militar, retirada de negociadores y propuestas de zonas desmilitarizadas que no convencen a la contraparte. El resultado: un bloqueo persistente sobre Gaza, una catástrofe humanitaria y una escalada que se extiende más allá de la región.

La creciente militarización de la región refleja la importancia geoestratégica de esta franja marítima. Rusia avanza en la construcción de una base naval en Port Sudán, lo que le otorgaría capacidad para operar en el Mar Rojo y proyectar influencia hacia el Golfo de Adén y el océano Índico.

En respuesta, Estados Unidos evalúa ampliar su presencia. A las instalaciones ya establecidas en Yibuti —Camp Lemonnier, centro neurálgico de operaciones estadounidenses en África— se suma la propuesta de Somalilandia, que ha ofrecido territorio para albergar una nueva base militar destinada a patrullar el Mar Rojo y reforzar la seguridad marítima.

Esta dinámica incrementa la competencia directa entre potencias por el control de un corredor donde transita una parte significativa del comercio global y del suministro energético mundial.

Venezuela y las implicaciones energéticas

La crisis en el Mar Rojo tiene efectos directos sobre el mercado energético mundial. El aumento de los costos de transporte y la amenaza a la estabilidad de los flujos de crudo provenientes del Golfo de Adén y el Mar Arábigo están reconfigurando la geopolítica de suministro. En este contexto, Venezuela emerge nuevamente como actor estratégico para suplir parte de la demanda desviada de Medio Oriente.

En un giro significativo, la administración Trump ha concedido una nueva licencia especial a Chevron para continuar sus operaciones en Venezuela, luego de haberla revocado a comienzos de 2025. Este cambio se interpreta como una respuesta a la volatilidad global y a la necesidad de asegurar fuentes alternativas de crudo pesado, especialmente ante la presión sobre los precios internacionales y el avance de adversario geopolíticos en el mercado energético venezolano como China.

Para Caracas, la situación representa una ventana de oportunidad: con el mercado global tensionado, Venezuela busca reposicionarse como proveedor confiable para Estados Unidos y Asia, reforzando a la vez su red de alianzas con socios como China que habría cobrado mayor importancia tras la imposición de las sanciones. Sin embargo, la inestabilidad política interna, la ineficiencia y falta de inversión y el régimen de sanciones siguen siendo factores que limitan el aprovechamiento pleno de este escenario.

Un tablero inestable

La combinación de bloqueos navales, escalada militar y reacomodos energéticos dibuja un panorama incierto. Las rutas marítimas amenazadas en el Mar Rojo no sólo afectan al comercio de bienes, sino también a los flujos energéticos que conectan Asia, Europa y América. En este contexto, el papel de países como Venezuela podría adquirir mayor peso, mientras la diplomacia internacional intenta evitar que la crisis derive en una disrupción prolongada de los mercados globales.

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