Alberto Holland es un colaborador en Guacamaya.
Guacamaya, 23 de septiembre de 2025. La economía venezolana se encuentra altamente dolarizada de facto y, frente a la rápida devaluación del bolívar y la escasez crónica de dólares en efectivo, la stablecoin Tether (USDT) se ha convertido definitivamente en un refugio masivo tanto para ciudadanos como recientemente para operaciones estatales.
USDT o Tether es utilizado por millones de personas como resguardo de valor y medio de pago cotidiano. Existen reportes que confirman que PDVSA y el Banco Central de Venezuela (BCV) habrían adoptado USDT como mecanismo para recibir pagos por exportaciones de petróleo. Del mismo modo, varios economistas han informado que el BCV se encuentra liquidando millones de USDT para sus intervenciones cambiarias e incluso actualmente se está estudiando que el ente rector asigne la stablecoin a empresas privadas.
No obstante, el control centralizado de Tether Limited implica un riesgo crítico: la compañía puede bloquear o congelar fondos si lo ordenan autoridades como la OFAC (Oficina de Control de Activos Extranjeros de EE.UU.). De hecho, para julio de 2025, Tether había congelado más de 2.900 millones de dólares en activos vinculados a actividades ilícitas o por órdenes regulatorias.
En la búsqueda de alternativas para el usuario común y el estado venezolano
El uso masivo de USDT en Venezuela ha brindado un respiro frente a la inflación y la falta de divisas físicas. Ha facilitado liquidez en una moneda estable, con mecanismos de intercambio rápidos como el P2P, y ha permitido que los venezolanos en el extranjero envíen remesas de forma ágil y rentable a sus familiares. Paralelamente, esta ruta alternativa al sistema financiero tradicional ha servido al Estado venezolano como mecanismo de evasión parcial frente a las sanciones de la OFAC.
Sin embargo, esta dependencia concentra el riesgo en una sola stablecoin y expone tanto a los ciudadanos como al Estado a la vulnerabilidad de decisiones externas sobre las cuales no existe capacidad de prevención. En este escenario, resulta imprescindible explorar opciones que otorguen mayor soberanía financiera.
Explorar alternativas desde la diversificación hacia otros cripto activos y stablecoins descentralizadas, hasta acuerdos estratégicos con aliados internacionales se vuelve trascendental para garantizar continuidad económica y mitigar los impactos de eventuales restricciones sobre el USDT, sobretodo tomando en consideración la poca capacidad de prevención sobre las decisiones que pueda o no tomar la administración Trump.
Para el usuario común
Para el venezolano la dependencia absoluta podría representar la pérdida inmediata de acceso a ahorros, pagos y remesas si se bloquea USDT, esto, entendiendo que como ha sucedido en el pasado, el sobrecumpliento de sanciones por parte de empresas privadas suele afectar masivamente a usuarios que aunque no tengan nada que ver con el Estado, son castigados preventivamente.
En este sentido, para mitigar riesgos, los ciudadanos podrían:
- Diversificar en USDC y otras monedas.
- Mantener parte de sus activos en Bitcoin (BTC) como activo no censurable.
- Utilizar rampas locales P2P para conversión rápida.
Para el Estado venezolano
Para el Estado venezolano el camino podría ser similar, sin embargo, al ser operaciones con volúmenes tan grandes hay algunos riesgos que sopesar, tanto desde el punto de vista del marco legal americano, como desde la volatilidad de un mercado alternativo. En el corto plazo, lo más lógico sería diversificar su cartera de activos digitales.
En este sentido, existen algunas opciones descentralizadas como lo que respecta a DAI, una stablecoin cuyo valor anclado al dólar está respaldado en cripto activos a través del uso de contratos inteligentes en la cadena de bloques de Ethereum y cuyo emisor es MakerDAO, una organización autónoma descentralizada. Si bien, su usabilidad y liquidez no alcanza los niveles de USDT, es una alternativa frente a posibles acciones por parte de Tether.
También, en el mercado cripto podemos encontrar opciones como el EURI, una stablecoin vinculada al valor del euro y que se ha venido abriendo espacio en el mercado, sin embargo, esta se encuentra regulada por las leyes europeas en materia de activos digitales (MiCA) y que plantearía otra barrera legal para el Estado venezolano. La emite el Banking Circle S.A., un banco con sede en Luxemburgo.
Por supuesto, existen otras opciones con mayor volatilidad que las monedas estables como lo pueden ser Bitcoin (BTC) o Ethereum (ETH). Ambas con sus propias ventajas y desventajas presentan una alternativa viable para eludir las sanciones del sistema tradicional. En el caso específico de BTC, cuentan con un número limitado de monedas a emitirse (21 millones) y que en la actualidad muchos lo vinculan como una nueva reserva de valor.
Ya hemos visto a Estados como El Salvador aglutinando su propia reserva en BTC de forma diaria, recientemente lo ha hecho Estados Unidos anunciando su reserva estratégica de cripto activos (aunque por ahora no registran compras, sino, que su reserva estratégica va de la mano con lo incautado), lo que sin duda representa un crecimiento en la importancia geopolítica de estos activos.
Acabar la dependencia de Tether y diversificar debe ser el camino
La dependencia venezolana de USDT es un arma de doble filo: ha resultado útil frente a la inflación y las sanciones, pero también constituye un punto de vulnerabilidad frente al control regulatorio de Estados Unidos. Un bloqueo tendría consecuencias devastadoras para ciudadanos y Estado. La vía prudente consiste en diversificar hacia alternativas descentralizadas y ampliar los acuerdos internacionales para reducir la exposición a un único activo centralizado.
BTC, aunque volátil y trazable, ofrece mecanismos de custodia soberana mediante billeteras frías y pagos directos, lo que lo convierte en una opción viable para mantener operaciones al margen del sistema financiero tradicional.
El verdadero riesgo reside en apostar todo a un solo activo: concentrarse en USDT equivale a aceptar un riesgo existencial.