Foto familiar de líderes asistentes a la cumbre UE- CELAC en Santa Marta, Colombia. Fotografía: red social X del Presidente de Colombia, Gustavo Petro.
Guacamaya, 10 de noviembre de 2025. La IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y la Unión Europea (UE), celebrada en Santa Marta, Colombia, terminó anticipadamente y con escasa participación de líderes de peso, reflejando la falta de cohesión política y el impacto de las crecientes tensiones en el Caribe. Las ausencias, las divergencias sobre Venezuela, la guerra en Ucrania, Gaza y las denuncias de despliegues militares estadounidenses marcaron un encuentro que aspiraba a estrechar vínculos birregionales, pero que terminó evidenciando la fragmentación diplomática a ambos lados del Atlántico.
Un encuentro marcado por ausencias y falta de interés
El encuentro birregional, marcado por notables ausencias y cancelaciones de líderes europeos y latinoamericanos, despertó poco interés entre los gobernantes de ambos lados del Atlántico.
Los representantes de los países europeos y latinoamericanos llegaron a la sede del encuentro, en la ciudad caribeña de Santa Marta, para abordar temas como comercio, transición energética y cooperación contra el crimen organizado.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, denunció días antes presiones estadounidenses contra la asistencia al evento. Europa y América Latina deberían actuar como “faro unificado” capaz de pararse ante “cualquier barbarie, denunciarla y tratarla para corregirla”, dijo el mandatario a su llegada.
El encuentro fue copresidido por Petro y por el presidente del Consejo Europeo, António Costa, con participación del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y los primeros ministros de Portugal, Luis Montenegro, y de Países Bajos, Dick Schoof.
Una de las grandes ausentes fue Ursula von der Leyen, lo que alimentó la percepción de una cumbre con liderazgo fragmentado. Tampoco asistieron el presidente de Francia, Emmanuel Macron —quien viajó a México para reunirse con Claudia Sheinbaum—, ni los primeros ministros de Finlandia, Barbados y Belice, entre otros.
El presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, no acudió a la cumbre y fue representado por su canciller, Mario Lubetkin. Del lado europeo, el primer ministro croata, Andrej Plenkovic, fue sustituido por la ministra de Protección Ambiental, Marija Vuckovic.
Los escasos jefes de Estado y de Gobierno presentes se tomaron una foto de familia con una mochila arhuaca, tradicional de los pueblos indígenas de Santa Marta, antes de las reuniones a puerta cerrada.
El Caribe y Venezuela: centro de las tensiones
En el marco de la cumbre, el Caribe y Venezuela ocuparon un lugar relevante dentro de las conversaciones sobre energía, migración y cambio climático. La región caribeña ha buscado reafirmar su papel como puente político y diplomático entre Europa y América Latina, insistiendo en una cooperación más equitativa frente a los desafíos globales
El presidente colombiano Gustavo Petro, anfitrión del evento, dejó claro que en la reunión no solo se hablaría de cooperación intercontinental, energías verdes y desarrollo digital sustentable.
“Los mismos misiles que caen en Gaza, caen aquí, en el Caribe, sobre personas pobres”, declaró Petro, asegurando que uno de los muertos en las operaciones estadounidenses fue un pescador de Santa Marta. “A la luz de los tratados internacionales, a la luz de la democracia y la libertad en el mundo, ha sido simplemente asesinado. Ha sido una ejecución extrajudicial”, denunció.
Petro pidió que la reunión sirviera como “un faro de luz en un mundo donde avanza la barbarie”.
El martes, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva afirmó que abordaría los temas de Venezuela y el aumento de la presencia militar estadounidense en América Latina.
“Venezuela enfrenta un problema político que debe resolverse en el ámbito político”, dijo Lula, quien aseguró haber expresado a Donald Trump que “América Latina es una región de paz, no de guerra”.
Una fuente del Gobierno de Brasil explicó al diario El País: “Con su viaje a Santa Marta, Lula envió un mensaje: mostrar que hay una situación en el Caribe sudamericano y que no nos interesa ninguna solución militar en la costa del norte de Sudamérica y mucho menos en países fronterizos con Brasil, como Colombia y Venezuela. No reconocemos las elecciones en Venezuela y de ninguna manera apoyamos lo que sucede en Venezuela, pero mucho menos nos interesa un problema militar en nuestra frontera norte amazónica”.
Compartimos los mismos valores, creemos en el Estado de derecho y la democracia”, declaró Kaja Kallas, vicepresidenta de la Comisión Europea, al llegar a la cuarta cumbre entre los 27 países miembros de la Unión Europea (UE) y los 33 de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Kallas subrayó además que “solo se puede recurrir a la fuerza por dos motivos: en defensa propia o en virtud de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU”, en referencia a los recientes ataques de Estados Unidos contra supuestos narcotraficantes en el Caribe, un mensaje que resonó con la sensibilidad regional hacia las intervenciones extranjeras.
Kallas asistió en representación del bloque europeo tras la cancelación de último momento de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, lo cual no pasó desapercibido entre los diplomáticos latinoamericanos. Su presencia reafirmó el interés europeo en mantener una interlocución activa con América Latina, incluso en un contexto de tensiones globales y agendas divergentes entre Bruselas, Washington y varios gobiernos de la región.
Pedro Sánchez también condenó los ataques y pidió ajustarse al derecho internacional.
Por otro lado, Nicolás Maduro envió un mensaje a los presentes en la Cumbre:
“Desde esta Santa Marta que custodió los últimos días del Libertador Simón Bolívar, acudo a ustedes con la voz del pueblo venezolano y con la memoria de nuestra historia como compromiso y guía. Aquí, donde Bolívar pronunció su última proclama el 10 de diciembre de 1830 y dejó un mandato que sigue vigente en el tiempo, ‘trabajad todos por la inestimable bendición de la unión’, nos reunimos hoy para reafirmar que la unión de nuestra América no es un gesto retórico, sino la condición de nuestra libertad y la llave de nuestra dignidad. Santa Marta recuerda la herida que hizo trizas la Gran Colombia; recuerda la traición de la división que apagó, por un tiempo, el sueño de una patria grande. Pero también guarda la voz de El Libertador, una voz que, desde la Carta de Jamaica en 1815, definió quiénes somos y por qué debemos negarnos a ser sumisos. Bolívar nos enseñó que ‘no somos europeos ni somos indios, sino una especie intermedia entre los legítimos propietarios de la tierra y los usurpadores españoles’; esa condición mestiza, creadora y soberana es el sustrato de nuestra identidad y el fundamento de nuestra exigencia de respeto.
Insistió en que ” la historia nos advierte que los intentos de sometimiento no son un mero recuerdo. En 1815 la Corona Española envió una expedición encabezada por el general Pablo Morillo compuesta por cerca de sesenta naves y alrededor de diez mil hombres con el objetivo de reconquistar las tierras liberadas; su asedio a Cartagena y su paso por nuestras costas son lecciones de la violencia imperial contra la libertad americana” sentenció
Denunció que “hoy, dos siglos después, las formas del asedio han cambiado pero no su esencia. Se están desplegando en el Caribe formaciones navales y aéreas que incluyen portaaviones de última generación, destructores misilísticos y submarinos nucleares; maniobras y ataques que han provocado la muerte de civiles en alta mar y que han sido definidos por expertos de Naciones Unidas y por la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos como ‘ejecuciones'”
Maduro instó al multilateralismo: “nuestra CELAC, nacida en Caracas el 2 y 3 de diciembre de 2011, con la presencia de los 33 Jefes de Estado y de Gobierno de nuestra región, recogió ese clamor por la unión regional como alternativa a la lógica de tutelaje y presión. En la inauguración de 2011 el Comandante Hugo Chávez proclamó con energía que ‘solo la unión nos hará libres’, planteando a la comunidad latino-caribeña la necesidad de una organización que, sin Estados Unidos ni Canadá en su seno, reivindicase la soberanía y la agenda propia de nuestros pueblos”
Exigió el fin de los ataques: “hoy, frente a la amenaza bélica en el Caribe y las ejecuciones que han sido denunciadas por la ONU, estamos obligados para preservar la paz de la región, a sumar nuestras fuerzas como países, y en una sola voz exigir el cese inmediato de los ataques y amenazas militares contra nuestros pueblos. Debe restablecerse la justicia, la paz y el respeto a la Carta de las Naciones Unidas. La comunidad internacional debe exigir responsabilidades, que cesen los ataques”
Nicolás Maduro fue representado en la cumbre por su canciller, Yván Gil, quien instó a los países miembros a adoptar una posición firme contra el despliegue militar estadounidense en el Mar Caribe.
Gil afirmó que la presencia de buques de guerra y submarinos nucleares “constituye una amenaza directa contra Venezuela y la paz en el hemisferio”, violando la Declaración de la CELAC de 2014 que declaró a la región como Zona de Paz, así como el Tratado de Tlatelolco que prohíbe las armas nucleares en América Latina.
“El pretexto del narcotráfico no puede justificar acciones que amenazan la estabilidad regional”, subrayó.
Un punto interesante es que en la cumbre anterior, celebrada en Bruselas en 2023, Venezuela fue representada por Delcy Rodríguez, vicepresidenta de la República y ministra de Hidrocarburos. Este hecho marca una diferencia, pues Rodríguez suele encabezar las delegaciones venezolanas en los foros internacionales de mayor relevancia para la política exterior del gobierno de Nicolás Maduro. En esta ocasión, sin embargo, la representación recayó exclusivamente en el canciller, pese a que el evento se realizó en Colombia, lo que podría interpretarse como un ajuste en la estrategia diplomática de Caracas o una priorización de otros espacios multilaterales, especialmente los vinculados a China y Rusia con quienes se han multiplicado los acercamientos y encuentros en los últimos meses. La prensa estadounidense incluso ha llegado a señalar que Maduro ha solicitado apoyo y envío de equipo militar a Rusia y China en medio de la escalada con Estados Unidos.
Por su parte el dirigente opositor Henrique Capriles Radonski publicó un comunicado dirigido a los mandatarios de la Cumbre, afirmando:
“El problema y la crisis que vivimos los venezolanos no es un tema de ideologías. Es una crisis económica y social consecuencia de años de una supuesta ‘revolución’ que destruyó nuestra economía (perdimos el 75% PIB) y generó los mayores índices de pobreza de nuestra historia, empujando con ello a la mayor migración vista en el continente”
Insistió en que “nuestra nación necesita DEMOCRACIA, estabilidad, instituciones fuertes y respeto a la voluntad popular para poder ser parte activa de un verdadero proceso de unión y desarrollo regional. La mayoría del pueblo venezolano rechaza a los que hoy ocupan el poder, sin embargo no creemos en salidas violentas ni intervenciones extranjeras, que solo agraven la crisis y castiguen aún más al pueblo. Nuestro país necesita soluciones pacíficas y democráticas que surjan del diálogo real y del respeto a la Constitución y a los tratados internacionales”.
El comunicado marca distancia con el sector opositor liderado por María Corina Machado, que ha respaldado los ataques militares de Estados Unidos en el Caribe y las sanciones contra la economía venezolana.
La “Declaración de Santa Marta” y los disensos
La IV Cumbre CELAC–UE adoptó la “Declaración de Santa Marta”, de 52 puntos, en la que ambos bloques reafirmaron su compromiso con el derecho internacional, el multilateralismo y la resolución pacífica de controversias.
Sin embargo, Venezuela y Nicaragua se “disociaron” del texto, mientras que Argentina, Ecuador y Paraguay se desasociaron de los párrafos sobre Gaza.
El documento expresó “profunda preocupación por la guerra contra Ucrania” y apoyó los esfuerzos hacia un alto el fuego “sostenible”.
También condenó “inequívocamente” los atentados del 7 de octubre de 2023 de Hamás y la “escalada de violencia en la Cisjordania ocupada, incluida Jerusalén Oriental”.
La cumbre abordó además la crisis de Haití, comprometiéndose a apoyar la estabilidad política y económica del país, y a combatir el tráfico de armas con respeto a la soberanía nacional.
Comercio, inversiones y cierre anticipado
A pesar de las tensiones, se destacó el crecimiento del comercio birregional: un aumento del 52 % en bienes y casi el doble en servicios durante la última década.
Se ratificó la Agenda de Inversiones Global Gateway UE-LAC, creada en 2021, centrada en transición ecológica, transformación digital, desarrollo humano y resiliencia sanitaria. También se lanzó el Pacto Birregional por los Cuidados, para fortalecer políticas sobre economía del cuidado.
La cita, sin embargo, concluyó anticipadamente el domingo 9 de noviembre, pese a estar programada hasta el lunes.
Crisis diplomática entre Estados Unidos y Colombia
El contexto de la cumbre estuvo atravesado por nuevas fricciones entre Bogotá y Washington.
Tras las revelaciones de la Revista Cambio sobre un supuesto plan impulsado por un senador republicano para encarcelar al presidente Petro, el mandatario denunció presiones desde EE.UU. para boicotear la cumbre.
Aunque inicialmente el gobierno colombiano llamó a consultas a su embajador en Washington, luego moderó su postura. “Va a haber simplemente una nota verbal y no se va a expulsar al embajador”, declaró la canciller Rosa Villavicencio.
El ministro del Interior, Armando Benedetti, confirmó que no se expulsará al jefe de misión estadounidense en Bogotá, John McNamara, aunque persistieron los rumores.
Un encuentro sin rumbo
El presidente del Consejo Europeo, António Costa, intentó cerrar con un tono optimista:
“Este mundo multipolar que es el nuestro requiere una respuesta multilateral ante los retos a los que nos enfrentamos. La cumbre UE–CELAC en Santa Marta demuestra el valor del diálogo y nos permitirá hacer que nuestro vínculo natural sea aún más fuerte, crecer juntos y protegernos mutuamente”.
No obstante, la IV Cumbre CELAC–UE en Santa Marta quedará recordada como un intento fallido de reactivar el diálogo birregional, empañado por la fragmentación diplomática, las tensiones en el Caribe y la creciente sombra de los conflictos globales sobre América Latina.
Juntos, la UE y los Estados de América Latina y el Caribe representan: el 14 % de la población mundial, el 21 % del PIB mundial y un tercio de los miembros de las Naciones Unidas.







