La refinería de Amuay, una de las tres más grandes del mundo, se encuentra en el estado Falcón, en el Occidente de Venezuela. Fotografía: Génesis García.
Guacamaya, 06 de marzo de 2025. El gobierno de los Estados Unidos, liderado por Donald Trump, anunció formalmente la revocación de la licencia que permitía a Chevron operar en Venezuela. La decisión, oficializada el pasado 4 de marzo, y efectiva en 30 días, marca el fin de una relación estratégica que había permitido a la petrolera estadounidense exportar más de 200.000 barriles diarios de crudo venezolano.
La medida, además de cobrar incidencia en los mercados internacionales, también ha generado dudas sobre la dinámica y estabilidad económica de ambos países. Sin embargo, en estas implicaciones también entran en juego otras políticas de la administración Trump y, desde luego, el análisis de las características técnicas del crudo venezolano.
El cese total de las importaciones podría tener impactos significativos en refinerías estadounidenses diseñadas específicamente para procesar el crudo pesado venezolano. Además, países como Rusia y China han aumentado su influencia en Venezuela, lo que podría motivar a Estados Unidos a mantener cierto nivel de influencia para contrarrestar esta situación.
El cese del intercambio comercial petrolero entre Venezuela y Estados Unidos tendría profundas implicaciones para ambos países, lo que afectaría tanto sus economías como sus relaciones geopolíticas.
Cronología del adiós de Chevron a Venezuela
En una conferencia de prensa, el pasado 31 de enero, Donald Trump reafirmó su postura de no permitir la compra de petróleo a Venezuela, intención que había expresado 10 días antes, apenas horas después de su investidura presidencial. El mandatario estadounidense argumentó que la transacción de crudo con Venezuela, fortalecería el régimen de Nicolás Maduro, al cual considera ilegítimo.
Desde su primer mandato, en el periodo presidencial 2017-2021, Donald Trump implementó una serie de sanciones contra el gobierno de Maduro, entre ellas la impuesta a la estatal petrolera Pdvsa. La medida buscaría mermar los ingresos en Caracas, con el objetivo de ejercer presión política.
A pesar de estas decisiones, y aún bajo la administración de Joe Biden (2021-2025), Estados Unidos continuó importando petróleo venezolano debido a las especificidades del crudo y las necesidades energéticas del país. En octubre de 2023, Biden levantaría algunas sanciones al sector energético venezolano tras acuerdos entre la administración de Maduro y la oposición para celebrar elecciones presidenciales.
La Licencia General 41, otorgada en noviembre de 2022, renovaría automáticamente las actividades de Chevron cada seis meses, y permitiría al gobierno de Maduro ganar US$740 millones adicionales en ventas de petróleo, según una fuente consultada por Bloomberg. Otras fuentes contactadas por Reuters, también señalaron que se extenderían licencias restringidas para las empresas como Repsol, Eni, Maurel & Prom, Reliance y Shell, para seguir operando en Venezuela.
«Me sorprendió mucho ver que Biden aceptó comprar una gran cantidad de petróleo a Venezuela, porque Venezuela estaba a punto de librarse del dictador. Y cuando eso sucedió, lo revivió», dijo Donald Trump como cuestionamiento a las políticas de su antecesor. Sin embargo, Trump asignó a su enviado presidencial para Misiones Especiales, Richard Grenell, la tarea de visitar Venezuela para la discusión de asuntos esenciales.
La reunión entre Grenell y el gobierno venezolano, el pasado 31 de enero, concluyó con la liberación de seis ciudadanos estadounidenses detenidos y un aparente acuerdo sobre la recepción, por parte de Venezuela, de migrantes ilegales capturados en territorio estadounidense. Aunque la continuidad de la Licencia General 41 estaba amenazada, tras la reunión, prosiguió su renovación automática.
Sin embargo, el pasado 26 de febrero, Donald Trump anunció la revocación de las concesiones otorgadas por Biden en 2022, que habían permitido a Chevron recuperar miles de millones de dólares en deuda pendiente en Venezuela. Trump alegó que Maduro incumplió acuerdos relacionados con elecciones libres y la deportación de migrantes considerados peligrosos. La medida buscaría revertir lo que calificó como un error estratégico de la administración anterior.

El sector empresarial norteamericano en riesgo
Una figura clave en las relaciones comerciales entre Estados Unidos y Venezuela ha sido el empresario estadounidense Harry Sargeant III, propietario de Global Oil Terminals y un grupo diversificado de empresas en el sector petrolero y energético. El conglomerado cuenta con autorización para adquirir y exportar asfalto desde Venezuela al menos hasta el año 2026, de acuerdo a Bloomberg.
La revocación de la licencia de Chevron también pone en riesgo el comercio de asfalto venezolano, un recurso valorado por su calidad y esencial para la infraestructura estadounidense. En enero de 2025, las exportaciones de AC-30, un tipo de cemento asfáltico, alcanzaron los 525,000 barriles, un incremento del 112% respecto a los 243.000 barriles exportados en diciembre, según un informe del Centro de Refinación de Paraguaná operado por Pdvsa.
Este incremento refleja la importancia estratégica del asfalto venezolano, incluso en un contexto de tensiones políticas. En este sentido, inicialmente se le había atribuido a Sargeant un papel central en la organización del encuentro entre Richard Grenell y Nicolás Maduro, aunque expertos petroleros consultados por la Voz de América posteriormente habían minimizado su protagonismo en este aspecto.
La incertidumbre generada por las sanciones y la falta de reglas claras en los acuerdos comerciales entre ambos países podría afectar gravemente el flujo de AC-30, lo que impactaría en proyectos de construcción en Estados Unidos. Para empresarios como Sargeant, la situación subraya la necesidad de estabilidad en las políticas gubernamentales, debido a que la volatilidad representa un riesgo considerable para las inversiones en sectores estratégicos.
Impacto global en el mercado petrolero
La decisión de Estados Unidos también ha incidido en las discusiones dentro de la OPEP+, que finalmente ha acordado proceder con un aumento planificado en la producción de petróleo a partir de abril, el primero desde 2022. Este incremento, de 138,000 barriles diarios, busca estabilizar los precios globales del crudo, que han oscilado entre $70 y $82 por barril en las últimas semanas, según Reuters.
Aunque el aumento de producción tiene como objetivo mitigar las presiones alcistas, la organización ha dejado abierta la posibilidad de ajustar esta decisión según las condiciones del mercado. La posición refleja la complejidad del panorama energético actual, influido por las sanciones de Estados Unidos a grandes productores como Venezuela, Irán y Rusia, así como por los aranceles propuestos por Trump a Canadá, México y China.
En el contexto de la disputa arancelaria, es relevante destacar que las refinerías estatales del país asiático, incluidas ChemChina y Guangdong Petrochemical de PetroChina, importaron un total de 865.000 toneladas métricas (5,5 millones de barriles) de crudos venezolanos tras el levantamiento de sanciones aplicado por Biden en 2023, según datos de S&P Global.
Por otro lado, la relación comercial entre Venezuela e India en el sector petrolero ha sido significativa, especialmente en el contexto de las sanciones impuestas por Estados Unidos. La petrolera estatal venezolana Pdvsa y la india Reliance Industries reanudaron en diciembre pasado el intercambio de crudo en alta mar, un acuerdo que había sido suspendido debido a las sanciones estadounidenses.
Aunque el panorama sigue siendo incierto, ya que el restablecimiento de sanciones podría limitar nuevamente estas operaciones, tanto Petrochina Guangdong Petrochemical como Reliance Industries han desempeñado un papel crucial en el comercio del crudo venezolano. La estatal china es uno de los principales compradores del petróleo venezolano, mientras que la empresa india es un aliado estratégico y una fuente clave de ingresos en efectivo para el país caribeño.
Si bien las naciones y empresas no occidentales se ven obligadas a actuar con cautela ante un escenario de restricciones renovadas, pudiesen fortalecer la relación energética con Venezuela. Al intentar diversificar sus fuentes de suministro del rubro buscarán garantizar su seguridad energética, con el acceso a crudo pesado y económico venezolano que sus refinerías están capacitadas para procesar.

Repercusiones económicas para Venezuela
En el caso venezolano, el país ha dependido históricamente de las exportaciones de petróleo como su principal fuente de ingresos. Según Ecoanalítica, el 85% de los ingresos de Venezuela, provienen de las exportaciones de crudo, al alcanzar 15.400 millones de dólares en 2024, de los cuales el 30% fue aportado por Chevron y otros socios internacionales.
La reciente cancelación de la licencia de Chevron por parte del gobierno de Donald Trump implicaría una pérdida de entre 4.000 y 4.500 millones de dólares para Venezuela, lo que afectaría la estabilidad del mercado cambiario, ya que Chevron contribuyó con 2.400 millones de dólares en 2024, un importante alivio para el Banco Central, expuso Ecoanalítica.
A pesar de que la inflación cerró el año en 48%, podría dispararse al 80% debido a una mayor depreciación y la necesidad de emitir más bolívares, según Síntesis Financiera. Además, el limitado acceso a divisas restringiría el crecimiento del sector privado, como señaló Luigi Pisella, líder de Conindustria.
Ante este panorama, el gobierno venezolano ha activado un «Plan de Independencia Productiva Absoluta», que busca diversificar la economía y reducir la dependencia del petróleo, como respuesta a las sanciones impuestas por Estados Unidos. Sin embargo, oficialmente no se han ofrecido detalles de esta estrategia.
Durante su intervención en la Semana de la Energía de la India, el pasado 11 de febrero, la vicepresidenta y ministra de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, calificó de «absurda» la exclusión de Venezuela del mercado petrolero global, al destacar que esta medida limita las oportunidades de exportación y desarrollo económico.
En febrero de 2025, antes del cese de la licencia de Chevron, las exportaciones de petróleo venezolano alcanzaron su punto más alto desde noviembre, con un promedio de 934,465 barriles diarios.
Costos y consecuencias para Estados Unidos
Para Estados Unidos también habría implicaciones importantes, pues ha sido un importante comprador de crudo pesado venezolano, esencial para ciertas refinerías ubicadas en su territorio. La interrupción del suministro venezolano obligaría a Estados Unidos a buscar alternativas en otros mercados, lo que podría aumentar los costos de refinación y afectar la estabilidad del suministro energético.
Además, los costos de abrir un nuevo pozo son notablemente más bajos en Venezuela que en las principales formaciones geológicas de EEUU. Las reservas de la Faja Petrolífera del Orinoco están a menor profundidad y no requieren técnicas como el “frácking”.
Por tanto, en la Faja el gasto de capital y operativo (Capex y Opex) por barril de crudo sería menor, entre 12 y 15 dólares. En comparación, en la Permian Basin costaría entre 18 y 25, en Bakken entre 22 y 27, y en Eagle Ford entre 23 y 33. Sólo el crudo pesado en Alberta, Canadá se compara. Es más costoso, pero la tecnología más avanzada en uso permite aprovechar un porcentaje más alto de las reservas disponibles.
Francisco Monaldi, director del programa latinoamericano de energía del Instituto Baker de la Universidad de Rice (Houston), en declaraciones concedidas a BBC Mundo, sugiere que el presidente Trump podría estar utilizando la licencia de Chevron como una estrategia de negociación, al seguir su estilo de aplicar presión antes de buscar acuerdos.
En una entrevista con el Financial Times, Mike Wirth, presidente ejecutivo de Chevron, señaló que la retirada de la empresa estadounidense del mercado venezolano abriría espacio para un mayor dominio de compañías chinas y rusas en el país. Además, advirtió que esta decisión perjudicaría aún más la ya frágil economía venezolana, lo que podría intensificar la migración hacia Estados Unidos.