La presión sobre el gobierno venezolano continúa, mientras la administración norteamericana sostiene que sus acciones buscan proteger sus fronteras y erradicar el narcotráfico a gran escala. Fotografía: Michael C. Dougherty, Asuntos Públicos del Comando Sur de los EE. UU.
Guacamaya, 16 de septiembre de 2025. Estados Unidos confirmó este martes que sus fuerzas militares han atacado un total de tres embarcaciones presuntamente procedentes de Venezuela, vinculadas todas ellas al tráfico de drogas. Esta información se produce un día después de que el presidente Donald Trump anunciara el ataque y hundimiento de una lancha que dejó un saldo de tres muertos.
El mandatario estadounidense declaró que, aunque su gobierno había anunciado dos ataques, en realidad son tres los barcos derribados por las fuerzas militares estadounidenses hasta el momento. «Derribamos barcos. En realidad fueron tres barcos, no dos, pero ustedes vieron dos”, señaló a la prensa. El primer ataque había ocurrido el pasado 2 de septiembre con un registro de 11 fallecidos.
Este domingo 14, Trump había informado sobre dos ataques tras su despliegue militar en el Caribe, aunque respecto al segundo se desconocían detalles. En el más reciente, anunciado ayer, se reportaron al menos tres víctimas mortales. Por tanto, tal como lo acaba de confirmar este martes, solo se han compartido detalles del primer y el tercer derribo.
El jefe de Estado norteamericano ha justificado estas ofensivas como parte de una campaña para frenar el envío de narcóticos, al calificar como «narcoterroristas confirmados de Venezuela» a los responsables de transportar sustancias psicotrópicas hacia suelo estadounidense. Trump advirtió que el combate contra los cárteles de droga se extenderá tanto en el mar como en tierra.
Tras ser consultado sobre las preocupaciones del gobierno venezolano por estas acciones, Trump respondió: «Dejen de enviar al Tren de Aragua a Estados Unidos. Dejen de enviar drogas a Estados Unidos». También aseguró que no ha habido mayor flujo de embarcaciones recientemente. «No hay muchos barcos en el agua. No me puedo imaginar por qué. Ni siquiera barcos de pesca», dijo.
Estas declaraciones pueden interpretarse al menos desde dos perspectivas. Una de ellas está relacionada con que la presencia militar en el Caribe haya logrado intimidar y limitar cualquier movimiento marítimo por parte de Venezuela, tanto oficial como civil. Mientras, por otro lado, pueda ser una referencia a que se esté aproximando la idea de que esté desescalando el conflicto y las tensiones.
De parte del gobierno venezolano, liderado por Nicolás Maduro, se han calificado las acciones estadounidenses como una agresión militar y se ha acusado a Washington de utilizar la lucha antidrogas como pretexto para intentar provocar un cambio de régimen. La administración venezolana incluso ha denunciado el asalto por parte de marines estadounidenses a un barco pesquero venezolano.
La intensificación del conflicto que ha tenido lugar en estos días ha generado preocupaciones regionales, internacionales e incluso entre propios legisladores estadounidenses y defensores de derechos humanos. Gran parte de estos actores ha manifestado inquietudes por el uso de la fuerza sin autorización formal del Congreso y el riesgo de una escalada bélica en la región.
