Revista Time ofrece aterrador testimonio de los venezolanos deportados y apresados den El Salvador

En esta imagen, agentes carcelarios en El Salvador afeitan la cabeza de un ciudadano venezolano, deportado de los Estados Unidos para ser encerrado en la megacárcel “CECOT”. Fotografía: Philip Holsinger / Time.

Guacamaya, 23 de marzo de 2025. En la revista Time, el fotoperiodista Philip Holsinger cuenta la desgarradora experiencia de los 238 venezolanos enviados de los Estados Unidos a una cárcel salvadoreña.

Holsinger lleva más de un año en El Salvador, documentando principalmente el conflicto entre el Estado y las pandillas, así como la estrategia de “mano dura” del presidente Nayib Bukele.

El periodista cuenta la historia con más fotografías, en blanco y negro, que palabras. Estuvo presente en la pista de aterrizaje donde llegaron los venezolanos, y los siguió hasta que entraron en el “Centro de Confinamiento del Terrorismo”.

Los venezolanos fueron deportados desde los EEUU el 15 de marzo de 2025. En vez de llegar a su país de origen, la administración de Donald Trump los envió a El Salvador, acusándolos a todos de ser parte del Tren de Aragua. Sin embargo, hasta la fecha de hoy no se ha presentado ninguna prueba de que alguno de los deportados forme parte de la organización criminal.

Unos 100 venezolanos enviados a El Salvador habrían sido deportados tan solo por entrar ilegalmente a los EEUU, sin tener en cuenta antecedentes penales. Esto pondría en duda que la razón por su expulsión del país tenga que ver con actividad criminal.

El fotoperiodista primero nos cuenta que algunos de los venezolanos trataron de enfrentarse a los agentes de inmigración estadounidense ya en el avión. Y, desde un principio, fueron tratados con brutalidad y violencia por las fuerzas de seguridad del país centroamericano.

Fueron encadenados y llevados en autobuses a la CECOT, donde les afeitaron las cabezas, recibiendo golpes, patadas y empujones en todo el proceso, según nos cuenta Holsinger.

Un hombre le dijo al periodista “no soy pandillero, soy gay, soy barbero.” También Holsinger lo vio rezando y preguntando por su madre, y como respuesta fue abofeteado por guardias del CECOT.

El personal pasó a desnudarlos forzosamente, botando su ropa en bolsas de basura. Se les encerró en las infames celdas del CECOT, donde encierran 80 personas con tan solo unas literas de acero.

“Sin colchones, sábanas o almohadas. Sin televisión. Sin libros. Sin hablar. Sin llamadas ni visitas. Para estos venezolanos, no solo habían llegado a una cárcel. Era el exilio a otro mundo, un lugar tan frío y lejos de casa que podrían haber sido enviados al espacio, sin nombre, olvidados. Aguantando mi cámara, era como si los viera convertirse en fantasmas”, nos termina contando el fotoperiodista Holsinger.

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