Álvaro Leyva visitó Venezuela en varias ocasiones como canciller de Colombia y posteriormente a título personal con el respaldo del presidente Petro. Fotografía: Prensa Miraflores.
Guacamaya, 30 de junio de 2025. Grabaciones obtenidas por El País revelan que Álvaro Leyva, excanciller colombiano y antiguo hombre de confianza de Gustavo Petro, intentó impulsar un plan para deponer al presidente con el respaldo de congresistas republicanos en Estados Unidos. En los audios, Leyva sugiere una estrategia para generar “presión internacional” que facilite un cambio de gobierno, con la vicepresidenta Francia Márquez como posible sucesora. La Casa Blanca desestimó el intento, mientras la revelación ha agudizado la crisis interna en el alto gobierno colombiano.
Álvaro Leyva Durán, exministro de Relaciones Exteriores de Colombia durante el actual gobierno de Gustavo Petro, se encuentra en el centro de una tormenta política tras revelarse grabaciones en las que conversa sobre un plan para forzar la salida del presidente. Según audios obtenidos por El País y testimonios de fuentes cercanas a congresistas republicanos, Leyva habría viajado a Estados Unidos hace dos meses para buscar el respaldo de figuras influyentes del Partido Republicano, entre ellos el senador Marco Rubio y el congresista Mario Díaz-Balart, con el objetivo de ejercer presión internacional contra Petro.
En las grabaciones, Leyva describe al presidente colombiano como un líder “errático”, supuestamente afectado por “serios problemas de drogadicción”, y afirma contar con pruebas para inhabilitarlo. “Hay que sacar ese tipo. (…) Este país va al despeñadero”, se le escucha decir, mientras plantea la necesidad de un “gran acuerdo nacional” que incluiría incluso a grupos armados como el ELN y el Clan del Golfo, así como a actores empresariales y políticos.
Uno de los testimonios recogidos por el periodista Juan Diego Quesada narra que Leyva aseguró tener “todas las herramientas para ejecutar un plan” que colocaría en el poder a la vicepresidenta Francia Márquez, de quien decía tener su respaldo: “Está jugada”, afirma en uno de los audios. También sugiere que figuras como la experiodista y actual política Vicky Dávila podrían servir de interlocutoras en el proceso, junto con dirigentes del uribismo como Miguel Uribe.
Las revelaciones han generado un terremoto en el Palacio de Nariño. Petro escuchó personalmente los audios —ya en manos del servicio secreto colombiano— y acusó públicamente a Leyva de intentar perpetrar un golpe de Estado. La situación derivó en una tensa conversación con la vicepresidenta Márquez, a quien pidió desmentir su supuesta participación en el complot. Márquez se negó, asegurando que no había actuado a sus espaldas. Desde entonces, la relación entre ambos se ha congelado por completo relata El Pais
El excanciller no ha respondido a los requerimientos del diario español y actualmente se encuentra en Madrid, alegando motivos de seguridad. La polémica ocurre en un momento delicado para el gobierno de Petro, en medio de crecientes tensiones institucionales y de cara a las elecciones presidenciales de 2026.
Leyva y Venezuela: el interlocutor de Petro ante Caracas
Cabe recordar que Leyva fue una figura clave en los primeros meses del mandato de Petro. Fue designado canciller por su larga trayectoria como mediador entre el Estado y las guerrillas, y por sus conexiones tanto con sectores conservadores como con el chavismo. Fue él quien condujo el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Venezuela y tuvo un papel destacado en el proceso de “paz total”. Su salida del gobierno se produjo en noviembre de 2024, tras ser inhabilitado por la Procuraduría por irregularidades en la licitación de pasaportes, aunque mantuvo contacto con altos niveles del poder político, incluido Nicolás Maduro, a quien visitó en Miraflores incluso después de dejar su cargo.
Una de esas visitas, en agosto de 2024, fue interpretada como un intento de Petro por mantener a Leyva como emisario informal en Caracas, explorando la posibilidad de una solución política a la crisis venezolana que incluya incluso repetir elecciones y una fórmula de cohabitación inspirada en el Frente Nacional colombiano. La revelación de sus maniobras paralelas, sin embargo, marca un quiebre definitivo con el mandatario que alguna vez le confió las llaves de su diplomacia.
Mientras tanto, la Fiscalía y el Congreso estudian los posibles alcances legales de las acciones del exministro, que podrían configurar delitos contra la institucionalidad. En la opinión pública, el escándalo revive los temores de conspiraciones en los círculos de poder y añade una nueva capa de incertidumbre a la ya agitada política colombiana tras el atentado contra el candidato Miguel Uribe.