Reuters: Shell acelera proyecto de gas Dragón en Venezuela bajo la amenaza de sanciones de EEUU

El hoy primer ministro de Trinidad y Tobago, Stuart Young (derecha) con la vicepresidenta de Venezuela Delcy Rodríguez en diciembre de 2023. Young era entonces el ministro de energía de la nación isleña.

Guacamaya, 21 de marzo de 2025. En un movimiento con implicaciones geopolíticas y energéticas, Shell adelanta a 2026 la producción del yacimiento gasífero Dragón en aguas venezolanas, destinado a reactivar la maltrecha industria de Trinidad y Tobago.

Con un gasoducto submarino, permisos de Washington bajo la lupa y un nuevo primer ministro negociador, el proyecto enfrenta un tablero de riesgos y oportunidades que podría redefinir el mapa energético del Caribe. 

El campo Dragón, con reservas de 4 billones de pies cúbicos de gas, conectará con Trinidad mediante un gasoducto de 16 km para alimentar la planta Atlantic LNG, hoy operando a media capacidad.  La meta es extraer el primer gas en 2026, un año antes de lo previsto, según afirma Reuters que recibió información de fuentes cercanas al proyecto 

La isla, que vio caer su producción de GNL a 8.5 millones de toneladas en 2023 (frente a 12.5 millones proyectados), apuesta todo al gas venezolano. El objetivo es claro: evitar el colapso de Atlantic LNG donde British Petrolleum ya desmanteló un tren inactivo  y reposicionarse como exportador estratégico.  Trinidad advierte que el acceso al gas en el proyecto conjunto con Venezuela es importante para “seguridad energética del Caribe “

El Factor Washington: Sanciones y OFAC

Aunque EE.UU. autorizó el proyecto hasta octubre de 2025, la sombra de las sanciones persiste. En marzo de 2025, Washington revocó el permiso a Chevron en Venezuela, señal de posibles ajustes. 

Las licencias de Shell y la estatal NGC para operar en Dragón y el campo binacional Manakin-Cocuina (1 billón de pies cúbicos) expiran en 2025 y 2026, respectivamente dejando sobre el gobierno de la isla una importante incertidumbre. Recientemente, Trinidad alertó a la Casa Blanca que bloquear el proyecto le costaría acceso a 5 billones de pies cúbicos de gas, equivalente a una década de suministro.

Es importante recordar que en el Memorándum de Entendimiento firmado por Estados Unidos y Venezuela el 28 de marzo de 2023 en las negociaciones de Doha mediadas por Qatar se establece en la Fase 1 en el punto número 3 de las acciones que llevaría a cabo Washington “ modificar la licencia para Trinidad y Tobago para permitir pagos en efectivo y las transacciones asociadas con el Banco de Venezuela” es precisamente este punto el que permite la reactivación de Campo Dragón.

La licencia nacida de ese acuerdo tiene amplias implicaciones geopoliticas y es por eso que el gobierno de Trinidad y Tobago busca que se mantenga a pesar de las tensiones políticas entre Caracas y Washington.

Stuart Young: El Arquitecto de la Alianza con Venezuela ahora es Primer Ministro

Young estudió derecho en la Universidad de Nottingham (Reino Unido), fue admitido en el Colegio de Abogados de Inglaterra y Gales en 1997, y obtuvo un certificado en la Facultad de Derecho Hugh Wooding de Trinidad en 1998. Todo esto le condujo a la política y antes de liderar el gabinete, manejó cargos claves: Ministro de Energía e Industrias Energéticas y Ministro de la Oficina del Primer Ministro.

El nuevo primer ministro trinitario, en el cargo desde marzo de 2025, trae consigo una amplia agenda desde su experiencia como ministro de Energía.

En su gestión logró pactar con Venezuela precios de gas sin subsidios y exportación íntegra a Trinidad, sin consumo interno para PDVSA. Tejiendo una alianza importante con la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez para desbloquear proyectos estancados por una década.  Además negoció con EE.UU. licencias clave, aunque su renovación dependerá de la volatilidad política. 

A pesar de la situación de tensión entre Estados Unidos y Venezuela, la llegada circunstancial de Young al poder en Trinidad y Tobago le dará la potestad de negociar en calidad de máxima autoridad ante Washington la posibilidad de mantener el proyecto. Se enfrenta a importantes retos y a resistencia dentro de la administración Trump por lo que significa la situación respecto a las sanciones a Venezuela, pero al haber sido el artífice del actual acuerdo, su margen de maniobra aumenta de forma importante ya que ahora no negociará como ministro de un gobierno, lo hará como la cabeza principal de un gabinete que él dirige.

Impacto Regional: El proyecto Dragón: Una pieza importante en la geopolítica energética global

El proyecto Dragón no solo busca gas, es un experimento de cooperación en medio de sanciones. Si triunfa, sentaría un precedente para la integración energética en América Latina. Si fracasa, exhibiría los límites de la diplomacia frente a la geopolítica de Estados Unidos .

Mientras tanto, Shell perfora contra reloj, Trinidad aguza su apetito exportador, y Venezuela mira hacia el Caribe, buscando respirar ante el cerco económico. El tablero está listo; los dados ruedan.

El gas de Campo Dragón podría abaratar costos locales y evitar crisis sociales, algo crítico para Estados Unidos, que busca evitar migraciones masivas e inestabilidad cerca de sus fronteras. Para Europa el acceso a este gas podría reducir costos en un contexto donde Bruselas busca rearmarse y necesita priorizar inversiones en el sector de defensa.

Mantener el proyecto podría ser de interés para Estados Unidos ya que Trinidad podría ser socio clave en la contención de la influencia china y rusa en el Caribe, ya en el pasado la empresa Rosneft estuvo interesada en operar en este proyecto pero finalmente no se materializó.

 Por su parte, la presencia de China en el Caribe es algo que preocupa a Estados Unidos, especialmente a la administración Trump que buscó centrar sus esfuerzos en Asía – Pacífico. Un dato no menor  es que de los doce países que todavía reconocen a Taiwán en el mundo como la República de China, siete se encuentran en América Latina y el Caribe (Guatemala, Belice, Haití, Paraguay, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas  y Santa Lucía), el interés de la República Popular China por aumentar su incidencia en la región  es debilitar la posición de diplomática de Taiwán antes del 2040, un objetivo clave de la política exterior de Xi Jinping, por ende cada espacio y proyecto en la región cobra una relevancia significativa.

La situación en Oriente Próximo entre Estados Unidos e Irán parece tensarse más, especialmente en Yemen, donde una escalada houthi podría aumentar la demanda de GNL caribeño, pero también elevaría el costo de insumos para desarrollar Campo  Dragón (equipos importados de Asia o Europa). 

Trinidad y Tobago aspira a competir parcialmente con Argelia o Qatar como proveedor de GNL para mercados de nicho, aprovechando la cercanía geográfica con Estados Unidos y la situación geopolítica con Europa que ante las tensiones en el Mar Rojo podría ver perjudicado su suministro. Trinidad por su parte no se encuentra en una región en conflicto a diferencia de las naciones de Oriente Próximo donde las tensiones y la incertidumbre se mantiene.

Por otro lado, si el conflicto se prolonga en Ucrania, la UE y especialmente Alemania país que se ha mostrado interesado en adquirir gas producido en el proyecto podría presionar  a Estados Unidos para mantener proyectos como Dragón, incluso relajando sanciones debido a sus necesidades energéticas, no obstante se enfrenta a notables obstáculos debido al deterioro en las relaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos desde que Trump asumió el poder.

El proyecto de Campo Dragón no es solo un proyecto gasístico: es una pieza en el ajedrez de la geopolítica del siglo XXI. Su éxito dependerá de que Trinidad y Shell naveguen entre las sanciones a Venezuela, la guerra en Ucrania y los ataques en el Mar Rojo. Para Washington, podría ser “un mal” necesario; para Europa, “una esperanza”; y para el Caribe, un respiro ante la tormenta geopolítica.

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