Bolívares y dólares reflejan la lucha económica en un país marcado por la devaluación y la inflación. Foto: Cortesía
Guacamaya, 10 de abril de 2025. En Venezuela, el diferencial cambiario ha sido un fenómeno que por años ha afectado profundamente la economía en todos sus niveles y, desde luego, la vida cotidiana de los ciudadanos. Desde el año 2024, este hecho se ha acentuado y el porcentaje de la brecha en la actualidad, calculado entre la tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV) y la tasa paralela, es aproximadamente del 43,16 %.
Este escenario ha dado lugar a la incertidumbre, principalmente en el comercio, y por ello es común ver ajustes de precios en dólares para cubrir posibles pérdidas debido a la volatilidad del tipo de cambio. En esta misma línea, ante la magnitud de la brecha, en el comercio informal se ha popularizado la figura del “dólar promedio”, que resulta del cálculo entre ambas tasas, como un tipo de cambio “más flexible”.
La inflación es un elemento clave en esta dinámica. Por un lado, actúa como un factor que intensifica el diferencial, ya que al erosionarse el valor del bolívar, se incrementa la demanda de divisas y esto afecta los costos de reposición. Por otra parte, se expresa como una consecuencia, ya que los ajustes de precios en dólares para mitigar las pérdidas terminan reflejándose en los bienes y servicios.
Esto forma un círculo vicioso que perpetúa las distorsiones económicas. La inflación impulsa mayores variaciones en el tipo de cambio, y estas, a su vez, alimentan nuevas alzas de precios, tanto en bolívares como en dólares. Aunque son diversos los factores que influyen, la falta de medidas efectivas impacta gravemente en el poder adquisitivo y la estabilidad económica.
Inflación y devaluación son dinámicas que amplifican la brecha
Como se ha adelantado, cada aumento sostenido en la inflación contribuye directamente a amplificar las variaciones en el tipo de cambio. Venezuela cerró el 2024 con una inflación acumulada de 48 %, según datos presentados por el presidente Nicolás Maduro en su Memoria y Cuenta, cifras que contrastan con el 61,5 % estimado por Ecoanalítica y el 85 % calculado por el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF).
En cualquiera de los casos, el tipo de cambio también reflejó cifra de alzas concordantes. Durante el año 2024, el bolívar se depreció 30,9 % respecto al dólar en el mercado oficial, reflejado por el incremento del precio de la divisa estadounidense en un 44,8 %. En el mercado paralelo, el alza fue mayor al situarse en un 70 % durante el el mismo periodo, situación que reflejó la ampliación de la brecha cambiaria por encima del 27 %.
En datos más recientes, el OVF situó la inflación en Venezuela para marzo de 2025 en un 13,1 %, lo que llevó la inflación acumulada del primer trimestre del año al 36 %. A su vez, la institución señaló que durante marzo, el bolívar sufrió una depreciación del 13 %, mientras la cotización oficial aumentó un 32,7 % durante el primer trimestre, lo que demuestra una alta indexación de la economía al dólar estadounidense.
La depreciación del bolívar impulsa una mayor demanda de dólares como activo de resguardo, lo que intensifica la presión sobre el mercado paralelo. Este aumento en la demanda no solo eleva los precios en dicho mercado, sino que también amplifica las fluctuaciones del diferencial cambiario, cuestión que genera un impacto directo en la dinámica económica del país.
Sanciones petroleras dan golpe al ingreso de divisas
Otra de las principales razones detrás de la brecha cambiaria en Venezuela es la incidencia de las sanciones internacionales, particularmente aquellas dirigidas al sector petrolero. Según datos de Ecoanalítica, compartidos con BBC Mundo, el 85% de los ingresos del país, provienen de las exportaciones de crudo, el cual alcanzó los 15.400 millones de dólares en 2024, del cual Chevron y otros socios internacionales aportaron un 30 %.
El cese de la licencia de Chevron, formalizado por la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) en marzo de 2025, marcó un punto crítico. En un artículo previo de Guacamaya, se había mencionado cómo esta decisión tendría implicaciones para la economía venezolana. Según Ecoanalítica, esta medida podría traducirse en una pérdida de entre 4.000 y 4.500 millones de dólares este año y eliminar una fuente clave de divisas para el país.
La ausencia de estos ingresos, según datos de la firma, no sólo desestabiliza el mercado cambiario, sino que también agrava las tensiones económicas internas. A su vez, el limitado acceso a divisas representa un obstáculo significativo para el desarrollo del sector privado, como señaló Luigi Pisella, presidente de Conindustria, citado en el mismo artículo.
Elecciones de 2024 como punto de inflexión
En el ámbito político, las elecciones presidenciales de 2024 acentuaron la problemática. En el marco de los conversatorios «Perspectiva País 2024», organizados por Medianálisis y el Centro Gumilla, en octubre de 2024, el economista Luis Oliveros destacó que el tipo de cambio y la brecha cambiaria se dispararon tras la cuestionada reelección de Nicolás Maduro.
“El 2024 en Venezuela se divide claramente entre un antes y un después del 28 de julio. En los primeros meses, el Banco Central reportó un crecimiento económico del 8,5 % con un tipo de cambio fijo y un diferencial bajo. No obstante, después de esa fecha, la tasa de cambio paralela comenzó a dispararse”, expresó Oliveros.
El economista explicó que en julio las intervenciones cambiarias superaron los 1.000 millones de dólares, lo que representó un incremento considerable en comparación con los meses previos. Este hecho es fácilmente atribuible a una estrategia para generar confianza política antes de la elección, procesos que habitualmente generan demanda ante la incertidumbre.
No obstante, durante agosto y septiembre, la inyección de divisas por parte del Estado se redujo a cifras por debajo de la mitad, lo que provocó un repunte en la prima de riesgo del país. Esta situación, unida a la incertidumbre política posterior a la elección, afectó aún más la confianza de los ciudadanos, lo que exacerbó la demanda de divisas como valor de resguardo.
Reducción de intervenciones cambiarias y su impacto
La propia disminución de las inyecciones de divisas por parte del BCV ha favorecido que el dólar paralelo se dispare. César Aristimuño, director de la consultora Aristimuño Herrera & Asociados, señaló a AFP que en 2024 se destinaron 5.000 millones de dólares a las intervenciones cambiarias, mientras que en 2025 estas han experimentado una fuerte caída, al reducirse a 634 millones de dólares.
Por otra parte, el incremento en el gasto público y la liquidez monetaria han sido factores clave en la aceleración de la inflación y las distorsiones cambiarias. Según cálculos del Observatorio de Gasto Público de Cedice Libertad, en enero de 2025, la base monetaria alcanzó los Bs 111.700 millones, lo que representa un incremento del 11% en comparación con diciembre de 2024.
A su vez, de acuerdo con cálculos propios de Guacamaya sobre la base de datos del BCV, la liquidez también mostró un aumento en el primer trimestre del año, situándose en Bs.212.663,63 millones y con una variación a la alza con respecto al cierre de 2024 del 21,33 %.
Aunque el BCV ha implementado medidas como la reducción de la liquidez monetaria de hasta 6,19 % en periodos semanales específicos en 2025, la alta volatilidad y la falta de confianza en la moneda local han limitado la efectividad de estas políticas, lo que termina por desencadenar una nueva tendencia de crecimiento sostenido.
Distorsiones y el desplome del poder adquisitivo
La progresiva pérdida de valor de la moneda nacional frente al dólar ha generado una profunda y negativa incidencia en el poder adquisitivo de los ciudadanos venezolanos, especialmente entre quienes perciben el salario mínimo y las pensiones. El sueldo de los venezolanos no ha registrado aumentos desde marzo de 2022, cuando equivalía a 30 dólares.
A la fecha de la actual publicación, el monto de equivalencia del salario mínimo se sitúa en apenas 1,75 dólares mensuales, en el mercado oficial, y 1,25 en el paralelo, reflejo de la severa devaluación del bolívar. El economista José Guerra, señaló para el Diario Las Américas, que esta situación pone en evidencia las dificultades económicas y la falta de una política coherente para generar confianza en la moneda nacional.
Jesús Palacios, economista sénior de Ecoanalítica y profesor universitario, explicó a EFE que la brecha cambiaria actual “hace mucho ruido” y “genera distorsiones en todos lados”, lo que afecta tanto a comerciantes como a consumidores. Según Palacios, los negocios enfrentan dificultades para establecer precios adecuados, mientras que muchos consumidores reciben sus salarios calculados a la tasa oficial.
La economía informal como escape ante la brecha
Otro de los desafíos relacionados con la ampliación de la brecha cambiaria es el crecimiento de la economía informal, que se ha convertido en una estrategia de supervivencia para muchos. En este sector se ha comenzado a explorar opciones para afrontar la situación, lo que ha dado a lugar un tercer cambio: el dólar promedio, calculado al combinar el valor del dólar oficial y el paralelo, y dividirlo entre dos.
Según el Observatorio Venezolano de Finanzas, el empleo informal representa el 21,95 % de las actividades económicas del país, superando incluso al 19,26 % dependiente del sector privado y apenas el 13,79% del sector público. Esto refleja cómo la falta de estabilidad y los bajos ingresos en empleos formales han empujado a gran parte de la población a operar fuera del marco regulatorio, para evitar pérdidas y mejorar sus ingresos
El economista Manuel Sutherland, en conversación con el portal Banca y Negocios, señaló que en países con economías frágiles y salarios mínimos extremadamente bajos, como Venezuela, gran parte de la población recurre al trabajo independiente como única salida económica. “Venezuela tiene el segundo salario mínimo más bajo del mundo, solo por debajo de Burundi”, añadió Sutherland, lo que refleja una grave crisis que impulsa la informalidad y el autoempleo.
Planificación financiera y sector privado en crisis
Por otro lado, la volatilidad cambiaria ha generado serias dificultades para la planificación financiera. Tanto empresas como ciudadanos enfrentan desafíos para proyectar costos y presupuestos debido a las constantes fluctuaciones. Además, la coexistencia de múltiples tasas de cambio genera confusión y conflictos en las transacciones comerciales.
Además, con respecto al sector privado, las empresas enfrentan mayores costos operativos y dificultades para acceder a insumos importados, lo que limita su competitividad en un entorno ya de por sí adverso. Asimismo, Sutherland sugiere que “es muy difícil montar industrias, fábricas”, debido a los estrictos controles de procesos que dificultan el desarrollo económico.
Estas dinámicas no solo afectan la capacidad de las empresas para surgir o mantenerse a flote, sino que también agravan las desigualdades económicas y la incertidumbre generalizada. Factores como la crisis inflacionaria, la falta de apoyo financiero para las pequeñas empresas y la elevada presión fiscal siguen siendo barreras significativas para la creación de empleos estables y sostenibles.
La inflación como consecuencia que completa el círculo vicioso
Por supuesto, la inflación, además de causa, es consecuencia de las distorsiones económicas, y el diferencial cambiario juega un papel crucial en este fenómeno. La coexistencia de múltiples tasas de cambio, como la oficial, la paralela y la promedio, no solo genera confusión en las transacciones comerciales, sino que también impulsa un aumento sostenido en los precios de bienes y servicios, incluso en dólares.
La inflación, que cerró el año en un preocupante 48%, según cifras oficiales, podría dispararse hasta el 80% debido a la acelerada depreciación del bolívar y la necesidad de emitir más moneda local, como advierte Síntesis Financiera. Para el director del OVF, José Guerra, el panorama es mucho más desalentador, pues la inflación podría superar el 200 % en 2025, reflejando el impacto acumulativo de estas dinámicas.
Durante el primer trimestre de 2025, el dólar paralelo alcanzó niveles alarmantes, al superar los 100 bolívares por dólar en algunos momentos, mientras que el oficial se mantuvo significativamente más bajo. Esta brecha cambiaria no solo afecta a los consumidores, que enfrentan precios más altos, sino también a los comerciantes, quienes deben ajustar constantemente sus estrategias de precios para mantenerse a flote.
El diferencial cambiario en Venezuela más allá de ser solo un indicador financiero, revela las profundas distorsiones estructurales que afectan al país. Afrontar esta situación, requiere medidas integrales que contemplen desde la estabilización de la economía, la recuperación de la confianza en el bolívar y la implementación de políticas cambiarias coherentes.
Mientras tanto, la población venezolana demuestra su capacidad de adaptación en un escenario económico marcado por la volatilidad e incertidumbre.