Vladimir Putin celebró una reunión sobre la estrategia de desarrollo energético y modernización de la Armada hasta el año 2050. Fotografía: Kremlin – Prensa de la Presidencia de Rusia.
Guacamaya, 15 de abril de 2025. En un contexto de tensiones geoeconómicas y aceleración retórica de la transición energética, Rusia ha consolidado su hoja de ruta estratégica para el sector hasta 2050. Este documento, aprobado en abril de 2025, no solo redefine prioridades domésticas sino que articula una narrativa contundente sobre el futuro del poder global. A través del caso de Rosneft, gigante petrolero estatal, se revela un cuestionamiento estructural al modelo energético y financiero liderado por Occidente, planteando un desafío conceptual y práctico para el orden internacional.
Contexto: La Estrategia Energética Rusa 2050 en un Mundo Multipolar
El 14 de abril de 2025, el gobierno ruso oficializó una actualización de su estrategia energética, extendiendo su horizonte de planificación hasta 2050. El plan, presentado por el primer ministro Mijaíl Mishustin, enfatiza la adaptación a “cambios globales” mediante inversiones en infraestructura crítica desde la Ruta del Mar del Norte hasta la interconexión de gasoductos y la diversificación de mercados ante las sanciones occidentales. Según Alexander Novak, viceprimer ministro, el documento anticipa un incremento del 20% en la demanda energética global para 2050, con los hidrocarburos aún como pilares.
La Ruta del Mar del Norte: Pilar de la Estrategia Energética Rusa hacia 2050
Con el deshielo progresivo del Ártico, la Ruta del Mar del Norte (RMN) ha dejado de ser una línea en los mapas soviéticos para convertirse en uno de los ejes estratégicos más importantes de la proyección energética y geopolítica de Rusia de cara a 2050. Esta vía marítima, que bordea la costa ártica rusa desde el mar de Kara hasta el estrecho de Bering, representa una combinación de oportunidades comerciales, influencia geopolítica y control militar.
Rusia ha apostado por convertir la RMN en una “autopista energética del norte”, que permita transportar hidrocarburos desde la península de Yamal y otros yacimientos árticos hacia Asia, especialmente China. Gracias al calentamiento global, el tránsito por esta ruta se ha vuelto cada vez más viable: el hielo estacional disminuye año tras año, permitiendo una ventana de navegación cada vez más amplia, que podría alcanzar los 8 o incluso 10 meses para mediados de siglo.
En este escenario, Rusia no solo acorta la distancia de sus exportaciones respecto al Canal de Suez, también ahorra en un 40% menos en tiempo y costos, sino que además diversifica sus rutas y reduce su dependencia de corredores controlados por potencias occidentales. Esto cobra particular relevancia en el contexto de las sanciones impuestas desde 2014 y reforzadas tras la guerra de Ucrania en 2022.
Infraestructura e inversiones estratégicas rusas en el Ártico
El Kremlin ha invertido fuertemente en desarrollar infraestructura portuaria, rompehielos nucleares y proyectos energéticos como Yamal LNG y Arctic LNG 2, que forman el núcleo de su estrategia ártica. Novatek, Rosneft y Gazprom lideran estas iniciativas, apoyadas por inversión extranjera, principalmente china.
Además, Rusia promueve Zonas Económicas Especiales a lo largo de la ruta para atraer capital extranjero y desarrollar ciudades árticas como Murmansk, Tiksi y Sabetta. Moscú busca no solo explotar recursos, sino también aprovechar económicamente el Ártico y anclar su presencia allí a largo plazo.
China: socio silencioso pero clave
Pese a no ser una potencia ártica, China ha logrado insertarse hábilmente en esta dinámica a través de su concepto de “Ruta de la Seda Polar”. Desde 2018, Pekín considera la RMN como parte de su ambicioso proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, buscando un acceso más directo a Europa y nuevos canales para importar energía.
Empresas chinas como CNPC, COSCO y el Silk Road Fund participan activamente en la financiación y operación de proyectos energéticos en el Ártico ruso. Esta relación simbiótica permite a Rusia obtener tecnología, financiación y acceso al mercado asiático, mientras que China asegura su suministro energético y evita rutas marítimas vulnerables como el estrecho de Malaca, controlado indirectamente por EE. UU. Todo esto cobra una gran relevancia en el contexto de guerra comercial y mayores tensiones comerciales con Washington.
El papel de la OTAN: confrontación con Rusia
Ante el avance ruso en el Ártico y la creciente alianza sino-rusa, la OTAN ha intensificado su presencia en el norte. La adhesión de Finlandia y Suecia ha transformado el mapa estratégico del Ártico, buscando colocar prácticamente toda la región bajo influencia atlántica, salvo la parte rusa.
Ejercicios militares como Cold Response o Arctic Forge demuestran la voluntad de la Alianza Atlántica de reforzar su capacidad de operación en entornos árticos. Además, se teme que la RMN pueda usarse como corredor militar o que Rusia intente limitar el acceso de buques occidentales, exigiendo condiciones como la presencia de pilotos rusos o permisos especiales, lo que se contrapone con los principios de libertad de navegación defendidos por EE. UU. y la OTAN.
Groenlandia: la bisagra geoestratégica del Ártico occidental
Groenlandia es mucho más que un bloque de hielo: es un observatorio del Ártico, una plataforma militar, una reserva de recursos naturales y un escudo geopolítico. Las ambiciones de EE. UU. sobre este territorio responden a la necesidad de “contener la influencia de Rusia” en la Ruta del Mar del Norte y bloquear la penetración silenciosa de China en el Ártico.
EE. UU. ya opera la base aérea de Thule en el noroeste de Groenlandia desde la Guerra Fría. Es una de las estaciones más importantes del sistema de defensa antimisiles y vigilancia espacial del Pentágono.
En el contexto actual, Thule gana valor como plataforma de vigilancia de la RMN y de cualquier actividad militar rusa o china en el Ártico. En ese sentido los intereses de Estados Unidos en la isla suponen un punto de inflexión y de tensión entre Washington y sus aliados tradicionales. Rusia entiende que está tensión le permite ganar tiempo y avanzar en sus planes estratégicos, por eso se ha presenciado una suerte de respaldo de Vladimir Putin a la posición del presidente de Estados Unidos sobre la isla.
En el juego ártico de ajedrez, Groenlandia no es la reina, pero sí una torre muy poderosa. Y como tal, todos los actores del tablero la vigilan con creciente atención.
La nueva estrategia energética de Rusia y su éxito dependen en buena medida de la Ruta del Mar del Norte y la OTAN lo sabe por lo que las tensiones y la disputa en la región pueden intensificarse en las próximas décadas.
El espacio es un aliado ventajoso en el Ártico y parte importante de la estrategia rusa
Aunque pueda parecer una conexión lejana, la exploración espacial y la tecnología satelital son fundamentales para el aprovechamiento económico del Ártico, especialmente en el contexto de rutas como la del Mar del Norte. El Ártico es una de las regiones más inhóspitas y de difícil acceso del planeta, por lo que el espacio actúa como un multiplicador estratégico y tecnológico para explotarlo eficientemente
Rusia, ha desplegado satélites como Arktika-M específicamente diseñados para monitorear el clima polar y facilitar la navegación en la RMN todo esto comprendido y de la mano de su estrategia energética
Moscú planea una constelación ártica propia, similar a Starlink, que permita cobertura continua de datos y comunicaciones todo esto es fundamental para el éxito de la estrategia 2050 presentada por Rusia. Esto también explica las declaraciones de autoridades rusas que se han mostrado dispuestas a restablecer la cooperación espacial con Estados Unidos y concretamente con el empresario Elon Musk, que también es parte de la administración Trump. Dicha situación también tiene su espejo e implicaciones en las negociaciones para alcanzar la paz en Ucrania.
La infraestructura terrestre es muy limitada en el Ártico. Por eso, las comunicaciones satelitales son esenciales para conectar plataformas petroleras, buques y estaciones científicas, coordinar operaciones logísticas complejas, desde la explotación minera hasta la distribución de energía y garantizar la seguridad en caso de emergencia, permitiendo rescates y respuestas rápidas en entornos hostiles.
Empresas como SpaceX, OneWeb y Telesat están compitiendo para ofrecer servicios de internet satelital de alta velocidad en regiones polares, lo que podría revolucionar la economía digital del Ártico. Rusia lo entiende y por eso ha decidido actualizar su estrategia energética priorizando está ruta y la región.
¿Por qué es importante la exploración espacial para el aprovechamiento económico de la Ruta del Mar del Norte?
La exploración espacial permite el mapeo geológico y mineralógico mediante sensores remotos, lo que ayuda a identificar potenciales yacimientos de petróleo, gas, tierras raras y otros minerales estratégicos sin exploración física inicial.
La ESA (Agencia Espacial Europea), la NASA y Roscosmos usan constantemente datos satelitales para mapear el cambio climático en el Ártico y prever impactos y análisis para el aprovechamiento económico a mediano plazo. En la misma línea de ideas, Rusia ha desplegado una estrategia para construir puertos espaciales en África,con énfasis en países cercanos al Ecuador para aumentar el lanzamiento de satélites y competir en este aspecto fundamental en un clima de disputa.
En 2022, Rusia también firmó un acuerdo de cooperación espacial con Venezuela, América Latina y especialmente los países ubicados en el Macizo Guayanés tienen un potencial muy relevante para el futuro de la exploración espacial que como vemos será determinante será fundamental para el aprovechamiento económico de esta región. La ESA de la Unión Europea ya tiene su puerto espacial en la Guayana Francesa por ejemplo. Todo esto, deja ver la relevancia que territorios como el Esequibo y su conflicto tienen respecto a este panorama que cobra dimensiones geopolíticas globales, no solo por sus recursos también por su ventaja geoestratégica para los planes a futuro de las principales potencias, especialmente en el plano espacial debido a las condiciones que ofrece el territorio de la Guayana Esequiba para este tipo de actividades, un tema muy relevante y clave para Venezuela que abordaremos en otra oportunidad.
En ese sentido, quien domine la tecnología satelital, el monitoreo orbital y la conectividad polar, dominará también la economía del extremo norte del planeta, un aspecto que está contemplado dentro la estrategia energética de Rusia.
El Ártico está dejando de ser una periferia para convertirse en una zona central del tablero geopolítico. Rusia ve en la RMN una herramienta para sostener su rol de potencia energética global, consolidar su soberanía en el norte y proyectar poder hacia Eurasia que considera su “zona de influencia natural”, además de una válvula de escape de más para evadir las sanciones de occidente. China, por su parte, la interpreta como un nuevo canal para integrar su economía al mundo evitando vulnerabilidades estratégicas en el Océano Índico y la región del Indo- Pacífico donde Estados Unidos viene reforzando su presencia militar con sus aliados a través de la alianza estratégica AUKUS.
La OTAN, en respuesta, se rearma y reposiciona para intentar hacer contrapeso a Rusia de dominar esta región crítica, no obstante enfrenta retos y diferencias internas principalmente por la agenda de la administración Trump y sus ambiciones territoriales sobre Groenlandia que pertenece a Dinamarca otro país de la alianza. El resultado es una competencia creciente que transforma el Ártico en un nuevo escenario de rivalidad estratégica global donde Rusia ya ha develado sus lineamientos estratégicos.
Este marco se relaciona y complementa con el análisis presentado por Igor Sechin, CEO de Rosneft, en el XVII Foro Económico Euroasiático de Verona. Titulado “Adiós a las Ilusiones: La Energía Global en una Trampa de Tucídides”, el informe de Rosneft sintetiza una visión alternativa al discurso hegemónico de la transición verde, situando a Rusia como actor central en la geopolítica energética del siglo XXI.
La Narrativa de Rosneft: Cuatro Ejes de Controversia
1. La Irremplazabilidad de los Hidrocarburos
Rosneft argumenta que el petróleo y el gas presentes en el 95% de los productos manufacturados mantendrán ventajas técnicas insuperables hasta mediados de siglo. Se enfatiza su eficiencia energética que es de 30-45% mayor que las renovables y costos logísticos inferiores a alternativas como el hidrógeno. Críticamente, se señala que la infraestructura global existente oleoductos, refinerías y redes de distribución representan una ventaja estructural frente a tecnologías emergentes.
2. La Descarbonización Acelerada
El informe de Rosneft cuestiona la viabilidad de las metas climáticas globales, destacando tres obstáculos:
– Tecnológicos : dependencia de minerales críticos controlados por China que tiene el 75% de las tierras raras y límites en almacenamiento energético.
– Económicos : Rosneft apunta que para el Sur Global será cuesta arriba costear la necesidad de inversiones anuales de $4 billones para 2030 en renovables, según la AIE.
– Ambientales : impacto ecológico de la minería para baterías y vehículos eléctricos.
3. El Declive del Dólar y las Sanciones como Arma Contraproducente
Rosneft identifica a su juicio un “círculo vicioso” en la política estadounidense: el uso recurrente de sanciones aplicadas al 12% del PIB global en 2023, erosiona la confianza en el dólar, erosiona el dólar acelerando su sustitución por canastas monetarias, oro o criptoactivos. Se subraya que el 25% de las reservas globales ya están en monedas no tradicionales, mientras la deuda pública de EE.UU. supera el 120% de su PIB. Donald Trump llegó a asegurar algo similar durante su campaña para justificar sus acercamientos con Putin.
4. El ascenso de un Orden Multipolar
El documento proyecta un sistema internacional fragmentado en bloques, con los BRICS+ y la Organización de Cooperación de Shanghái como núcleos contrahegemónicos. Rusia busca posicionarse como “garante de seguridad energética” para economías emergentes, aprovechando su posición como primer exportador mundial de gas y segundo de petróleo. El plan estratégico de Moscú busca ir en esa dirección modernizando también su armada, Trump también mencionó un plan con intenciones similares cuando asumió el poder en enero.
El informe de Rosneft es importante pues permite ilustrar las causas y los aspectos a los que Moscú buscará apuntar en el futuro, también devela la visión del mundo que tiene Rusia y el papel que quiere jugar en la reconfiguración global que está ocurriendo y que se está acelerando con las acciones de la actual administración estadounidense.
Lo descrito por Rosneft ilustra con claridad la visión rusa del contexto mundial, desde Venezuela es clave estudiarla y comprenderla, puesto que Rusia es un actor clave en el país.
La estrategia rusa hasta 2050 trasciende lo energético: es un manifiesto geopolítico que busca plantear un desafío a las narrativas occidentales sobre el orden global. Su éxito dependerá de la capacidad para articular alianzas en el Sur Global, mientras América Latina enfrenta el reto de navegar esta disputa sin reproducir dependencias históricas. En juego está no solo el futuro climático, sino la configuración misma del poder en el siglo XXI.
Venezuela, país que nuevamente entra en una etapa de mayor aislamiento por parte de occidente, se verá arrojada a fortalecer todavía más su relación con Rusia, país que fue clave en el pasado para la evasión de sanciones y el mantenimiento de la producción petrolera. Nicolás Maduro visitará Rusia el 9 de mayo de 2025, ya lo hizo recientemente en octubre en Kazán para la Cumbre de los BRICS y ahora estará presente en el desfile del Día de La Victoria como lo ha confirmado la agencia de noticias Sputnik Mundo.
En momentos críticos Rusia ha sido el apoyo más importante a nivel internacional que ha tenido Maduro, ahora con su nueva estrategia que contempla distintas áreas Venezuela también forma parte de una ecuación más grande en medio de una reconfiguración global donde como lo ha indicado el comportamiento histórico las naciones sancionadas tienden a profundizar sus vínculos de cooperación.