Se espera que el actual presidente, Irfaan Ali, vuelva a ganar las elecciones generales de Guyana ampliamente el 1 de septiembre. Fotografía: Oficina del Presidente (Guyana).
Guacamaya, 29 de agosto de 2025. Guyana se encamina a las elecciones generales del 1 de septiembre de 2025 en un clima de alta tensión interna y regional. Convertida en potencia petrolera emergente, Guyana vota bajo el peso de la disputa por el Esequibo con Venezuela, la influencia de grandes petroleras y la mirada de socios militares como Estados Unidos y el Reino Unido. Del resultado dependerá no solo la gobernabilidad local, sino también la seguridad energética hemisférica y el equilibrio geopolítico caribeño.
¿Cómo funcionan las elecciones en Guyana?
En Guyana se realizan comicios generales el 1 de septiembre de 2025 para elegir 65 escaños de la Asamblea Nacional y, de forma simultánea, a la Presidencia. Esta elección temprana ocurre a raíz de la disolución del parlamento por parte del presidente Irfaan Ali el 3 de julio de 2025.
La Asamblea Nacional sigue un sistema de representación proporcional con listas cerradas, con 40 escaños en una circunscripción nacional y 25 repartidos en 10 circunscripciones subnacionales, con asignación por cuota Hare. Al mismo tiempo, el jefe de estado es elegido por doble votación simultánea donde cada lista incluye su candidato a la presidencia.
Los antecedentes de las elecciones en 2020 nos indican que el PPP/C volvió al poder con 33 escaños y el 50,69% de los votos; la alianza de APNU con AFC obtuvo 31 escaños con el 47,34%; y la alianza LJP–ANUG–TNM consiguió 1 escaño con 1,13%. El cómputo se demoró cuatro meses por intentos de manipulación a favor de la coalición gobernante de entonces.
Mientras que Guyana tiene unos 850.000 habitantes según el censo, 750.000 están llamados a votar en una sola vuelta que coronará como presidente al candidato del partido vencedor.

Los candidatos
En Guyana persiste la segmentación étnico-partidaria, entre apoyos tradicionales indo-guyaneses al PPP/C y afro-guyaneses a PNCR/APNU. Sin embargo, el boom petrolero y la agenda de seguridad podrían reconfigurar preferencias.
El oficialismo (PPP/C) repite fórmula con Irfaan Ali y Mark Phillips. El secretario general Bharrat Jagdeo reivindica la obra de gobierno y la gestión del boom petrolero. Su mensaje es: soberanía, seguridad nacional y continuidad del crecimiento.
La oposición (APNU) postula a Aubrey Norton (líder del PNCR) con Juretha Fernandes como compañera de fórmula. Propone transparencia, un “frente patriótico” ante lo que considera amenazas a la integridad territorial y el reparto más equitativo de rentas.
En una suerte de tercera vía (WIN) tenemos al empresario Azruddin Mohamed que busca romper el bipartidismo. Acumula una gran fortuna en minería aurífera y enfrenta sanciones de EE. UU. por evasión fiscal. Fue tildado por un congresista estadounidense como “candidato títere de Maduro”; Mohamed lo niega y acusa al Gobierno de contratar lobby en Washington para dañarlo.
Alianzas electorales:
- El 30 de mayo APNU selló alianza con la Alianza de los Trabajadores (WPA).
- El 29 de junio el WIN acuerda con ANUG su fusión bajo el logo y candidatura de Mohamed (ANUG conserva personalidad jurídica).
- El 1 de julio nace Forward Guyana, cuando el Movimiento Popular y Comité de Acción Política Vigilante crean el Movimiento Forward Guyana como lista unificada.

Una Economía petrolera con altas expectativas sociales
De ser uno de los países más pobres de la región, Guyana está experimentando un crecimiento económico explosivo desde el descubrimiento y desarrollo de reservas petroleras frente a sus costas.
Con el descubrimiento del bloque Stabroek, con 11.000 millones de barriles, Guyana tiene la mayor proporción de barriles por habitante, tanto en reservas como en producción. El país inció la extracción de petróleo en 2019, llegando a 650.000 barriles por día este año. Se proyecta hasta 1 millón de barriles por día para 2030.
El PIB del país ha crecido en tasas de dos dígitos desde 2020, llegando al 63% en 2022 y al 43,6% en 2024, la mayor tasa de la región. Ya tiene el PIB por cápita más alto de América del Sur: 32.300 dólares, que serían 8 veces el de Venezuela, según el FMI.
En Guayana existe lo que muchos expertos denominan la paradoja de la abundancia ya que pese al auge, persisten carencias sociales y de infraestructura. El debate central es cómo transformar la renta en bienestar sostenido con reglas claras, fondos soberanos y transparencia.
El Esequibo: un tema presente en la campaña
Para comprender la importancia del tema es pertinente repasar el contexto histórico del reclamo venezolano: afirma que el Esequibo formó parte de la Capitanía General de Venezuela y que el Laudo Arbitral de París (1899) —que adjudicó el territorio a la Guayana Británica— fue nulo y fraudulento, viciado por presiones y acuerdos entre potencias. El Acuerdo de Ginebra (1966), suscrito con el Reino Unido y la naciente Guyana, reconoce explícitamente la disputa y ordena buscar una solución mutuamente aceptable.
Desde Caracas se sostiene que concesiones minero-petroleras en la zona en litigio alteran el statu quo, contravienen el espíritu de Ginebra y condicionan indebidamente la negociación. La expansión offshore vinculada al bloque Stabroek es vista como un caso paradigmático.
Un antecedente poco mencionado en la prensa internacional cuando se aborda el tema es silenciada La Rebelión de Rupununi de 1969.
En enero de 1969, comunidades amerindias y ganaderos del Rupununi ubicada al sur del Esequibo se alzaron contra Georgetown por abandono y falta de derechos, expresando afinidad con Venezuela. La rebelión fue sofocada con rapidez, violencia y apoyo logístico externo; muchos líderes huyeron a territorio venezolano, donde recibieron refugio.
Para Venezuela el episodio evidencia que parte de la población no se ha identificado plenamente con el Estado guyanés y refuerza la tesis de que el Esequibo no es un territorio consolidado bajo Georgetown, sino un espacio con vínculos culturales, geográficos y políticos más próximos a Venezuela.

Empresas petroleras con intereses en Venezuela y Guyana
Curiosamente, varias empreseas energéticas mantienen una presencia o intereses en ambos lados de la disputa por el territorio de la Guayana Esequiba.
ExxonMobil (EE. UU.): En Guyana, es el operador líder del bloque Stabroek. En Venezuela posee un historial de litigios y fricciones por expropiaciones y concesiones en el área marítima vinculada al Esequibo. El gobierno venezolano ha acusado a la empresa de “financiar a la oposición” y de “promover las sanciones contra el petróleo venezolano “.
CNOOC (China): En Guyana es socio del consorcio de Stabroek con Exxon. En Venezuela, empresas de la República Popular China son socios estratégicos en proyectos de upstream y refinación, clave en la diversificación energética de Pekín.
Chevron (EE. UU.): En Guyana la empresa consolida 30 % en Stabroek tras adquirir Hess Corporation. La operación, impugnada por ExxonMobil, quedó despejada con un fallo favorable de la Cámara de Comercio Internacional (CCI). En Venezuela es la única petrolera estadounidense con licencias OFAC para extraer y exportar crudo bajo régimen de sanciones; actúa como bisagra entre Caracas y Washington.
Repsol (España): En el caso de Guyana tiene presencia a través de Repsol Exploration Guyana y opera el bloque marino Kanuku. Pozos como Beebei-Potaro han sido poco alentadores comercialmente, pero la compañía mantiene actividad exploratoria. En Venezuela ha sido socio relevante de PDVSA. Obtuvo permisos especiales en la administración Biden que se endurecieron bajo Trump. Busca, con apoyo del Gobierno español, retomar comercialización de crudo venezolano a la brevedad.
España busca diversificar su suministro energético debido a las constantes tensiones con Marruecos y con Argelia debido al cambio de posición oficial respecto al Sáhara Occidental. Además de los efectos propios de la guerra de Ucrania, por lo que Venezuela y Guyana parecen alternativas viables al no estar en zonas de alta tensión como Oriente Próximo, sin embargo esa visión podría estarse viendo comprometida por las tensiones en el Esequibo.
Acuerdos militares de Guyana
Guyana ha fortalecido su arquitectura de defensa con acuerdos clave, en especial con EE. UU. y el Reino Unido, para disuadir riesgos en su ZEE y reforzar interoperabilidad:
Estados Unidos:
- Shiprider Agreement (2020): patrullajes marítimos/aéreos conjuntos contra pesca ilegal, tráfico y otras amenazas.
- Acquisition & Cross-Servicing Agreement – ACSA (2021): logística recíproca (suministros, mantenimiento, servicios) entre GDF y el Departamento de Defensa.
- Ejercicios combinados periódicos (guardacostas y US Navy), intercambio de capacidades ISR y entrenamiento. Mensajes públicos de respaldo a la integridad territorial de Guyana.
Reino Unido: Despliegues y ejercicios navales (incluido el HMS Trent) como señal disuasiva y de apoyo. Cooperación en adiestramiento y conciencia marítima.
Brasil: También ha estado trabajando y aumentando su cooperación con Guyana en el campo militar y ha planteado la construcción de una autopista hasta Georgetown para alcanzar su tan ansiada salida al Caribe.
Posición venezolana: Caracas denuncia militarización del diferendo y apoyos extra-regionales a Georgetown. En paralelo, Rusia ha criticado la implicación militar occidental y profundizado su cooperación con Venezuela, recordando precedentes de reconocimientos mutuos en disputas territoriales como el caso de Abjasia y Osetia en la guerra de Georgia en 2008. Empresas rusas como Rosneft también obtuvieron concesiones en el pasado de Venezuela y han tenido intereses en las aguas que ofrece el territorio marítimo del Esequibo.

Observación electoral
La OEA firmó en julio un acuerdo para el despliegue de una MOE que acompañe los comicios del 1-S; se subraya el carácter constructivo (recomendaciones positivas para instituciones y confianza pública).
La Unión Europea misión encabezada por Robert Biedroń; equipos con especialistas electorales y observadores de largo plazo para cobertura integral del proceso y su marco legal-administrativo.
Ante todo lo mencionado podría decirse que estamos ante una elección bisagra. Guyana decide entre continuidad del PPP/C, alternancia con APNU o disrupción con WIN; gane quien gane, deberá administrar el boom petrolero con altas presiones geopoliticas por la demanda energética genera por la incertidumbre global en Oriente Próximo y en la guerra de Ucrania .
El Petróleo y geopolítica serán determinantes en el ciclo por venir marcado por inversiones en Stabroek y adyacencias, con ExxonMobil, Chevron, CNOOC y Repsol, condiciona la estabilidad del Caribe y la transición energética de grandes potencias.
El Financial Times denominó la situación en Guyana como la construcción del último petroestado del mundo en un momento marcado por importantes conflictos. El país vecino se enfrenta a una notable dependencia de los Estados Unidos y especialmente de la corporación ExxonMobil que parece estar configurando un proyecto propio dentro del objetivo de convertir a Guyana es un socio de suministro confiable de energía para los Estados Unidos. Mientras el Esequibo sigue siendo una herida dejada por el colonialismo británico cuya comprensión en Occidente parece dictada por las circunstancias actuales de Venezuela y no por una historia más amplia que parece omitirse de manera consciente por distintos gobiernos y por la prensa internacional.