El exdiputado opositor Luis Florido se presenta de nuevo a la Asamblea Nacional este 25 de mayo, con el partido Un Nuevo Tiempo. Fotografía: Elías Ferrer.
Guacamaya, 8 de mayo de 2025. Luis Florido fue miembro fundador del partido Voluntad Popular, del cual se separó en 2018 por no estar de acuerdo con la decisión de abstenerse en las elecciones presidenciales de ese año. Posteriormente, ingresó a las filas del partido opositor Un Nuevo Tiempo, que posee la única tarjeta que respaldó a Edmundo González en las elecciones presidenciales del año pasado y que se ha mantenido en el tarjetón electoral para las próximas elecciones del 25 de mayo.
Florido fue diputado a la Asamblea Nacional por el estado Lara y presidió la Comisión de Política Exterior de la AN entre 2016 y 2018. También formó parte de la delegación de la oposición que participó en los diálogos de República Dominicana entre 2017 y 2018 con miembros del gobierno venezolano, en un esfuerzo de la comunidad internacional por contribuir a la resolución del conflicto político en el país.
En 2025, ha decidido presentarse nuevamente como candidato a la Asamblea Nacional, diez años después, en un contexto distinto y complejo, ocupando el número 8 en la Lista Nacional.
Le preguntamos sobre las elecciones, su papel en las negociaciones con el gobierno, la reflexión sobre los procesos de diálogo, la reforma constitucional, las sanciones de Estados Unidos y el futuro político de Venezuela.
Pregunta: En diciembre se cumplirán 10 años de aquella victoria de la oposición en la Asamblea Nacional en 2015. Sin embargo no se logró un cambio político. ¿Qué se aprendió desde entonces? ¿Por qué volver a la Asamblea en 2025?
Respuesta: Esa es una muy buena pregunta, porque muchos de nosotros hemos reflexionado qué pasó. Lo que se produce cuando hay un proceso de negociación —porque en Venezuela, desde hace mucho tiempo, hay una negociación, pero a trancazos, a golpes— es que ha debido ser una negociación mucho más política. Creo que hay actores que han ayudado a distorsionar eso. Pero lo lógico es que nosotros hubiésemos llegado en el 2016 buscando entendimiento.
Te doy un ejemplo: en el 2016 era presidente Henry Ramos Allup; un vicepresidente era Enrique Márquez. Yo estaba en ese momento en Voluntad Popular, y le propusimos a Henry Ramos: hay que ir a hablar con Aristóbulo, hay que crear puentes para la convivencia democrática. Fíjate el término, que fue un término que yo acuñé en República Dominicana y se tomó incluso para la negociación de Barbados: “convivencia democrática”, una convivencia entre opuestos, pero con base en la democracia, y por supuesto, en las mayorías y todo eso.
Pero eso no se pudo porque se opuso, en ese momento, Julio Borges. Porque a Julio Borges, como no se le dio la presidencia de la Asamblea en ese primer período, no quedó demasiado contento. Y entonces él se opuso, y al oponerse, no pudo establecerse en ese momento esa negociación que permitiría, tiempo después, la convivencia democrática de la Asamblea Nacional con, en ese momento, el presidente de la República. Porque, independientemente de que en el año 2013 hubo reclamos sobre si ganó o no ganó Maduro, en definitiva esos reclamos no se pudieron demostrar.
Entonces, creo que el principal aprendizaje que tiene que haber es que las Asambleas Nacionales son el espacio para la política. Y la política se basa en el diálogo, en la negociación y, por supuesto, también en los acuerdos. Y esa es mi experiencia.
Como otro ejemplo, te doy que el saldo más positivo para mí de esa Asamblea fue la dinámica parlamentaria que construimos. Todo salía con mucha fluidez. Funcionamos mejor que la MUD y que la Plataforma Unitaria. Los acuerdos eran más rápidos entre gente de distintas organizaciones, entre las distintas comisiones. Se avanzaba en función de un objetivo claro, pero, por supuesto, con la distorsión del tema de los acuerdos.
Otro error que cometimos nosotros en el año 2016 fue llegar amenazando al gobierno, diciendo que en seis meses íbamos a tener ya una propuesta. Creo que ahí hemos debido tener mucha más paciencia. Y esa parte sí fue muy impulsada por Leopoldo López, que impulsó el tema de que había que tener una fórmula para salir ya del gobierno de inmediato.
Bueno, pasó con la salida en el 2014, y ahí en el 2016, lo lógico sería que nosotros hubiésemos esperado un acuerdo de convivencia democrática en la Asamblea Nacional, y después con la elección de 2018. Bueno, eso no fue así y se distorsionó todo. Y ocurrió todo lo que ocurrió. La declaración del desacato fue previa. Y la declaración del desacato por parte del gobierno era por temor a que nosotros convocáramos inmediatamente una Constituyente o tuviésemos las dos terceras partes para poder hacer cosas mucho más fuertes. Cosa que fue totalmente y absolutamente antidemocrática por parte de Maduro y de los que están en el poder hoy día.
Yo creo que ahí queda un aprendizaje de que la política es para practicarla. Es para tratar de hacer que las cosas no vayan más rápido de lo que deben ir.
“Hoy somos una mayoría, pero en este momento una mayoría con tendencia a desmovilizarse.”
P: ¿Qué significa presentarse a las elecciones regionales y legislativas este 25 de mayo, después del 28 de julio?
R: Es que yo creo que todo esto, 2015 y 2025, tiene una conexión. ¿Con qué? Con que 2015 fue parte de una lucha. En 2015 esta gente tenía ya en el poder 15 años, ¿no? Aproximadamente. Entonces esas fechas tienen la conexión, la línea conductora de que es parte de una lucha, de la misma lucha, de la misma lucha por el cambio político que merece, que necesita y que exige Venezuela.
Hoy somos una mayoría, pero en este momento una mayoría con tendencia a desmovilizarse. Entonces, eso nos genera un gran problema. Y por eso yo, por ejemplo, me presento en estas elecciones, en conjunto con todos los compañeros que están en esta lucha, para hacerle un llamado a los venezolanos a seguir luchando.
Ya las experiencias de abstención que tuvimos en otros momentos —con razones, ojo, porque todas han tenido razones— han sido muy malas, porque han generado la consolidación del sistema que tenemos hoy. Por ejemplo, la abstención del 2005.
El período 2005-2010 fue cuando se consolidó todo el tema institucional de los que están hoy en el poder. La abstención del 2017 los fortaleció desde el punto de vista regional. La abstención del 2018 le entregó la presidencia a Maduro sin pelear. La abstención del 2020 le entregó de nuevo la Asamblea Nacional sin oposición, porque los que están allí, que estuvieron todos estos años, no levantaron jamás la mano para decir: “Estoy en contra de lo que propone Maduro”.
Y bueno, dijimos: vamos al 2024. Fuimos al 2024. Y la ventaja de haber ido al 2024 es que tenemos algo: sabemos lo que ocurrió, sabemos lo que allí pasó. Y ellos también saben lo que allí pasó.
Y por eso el 2025 también tiene conexión con el 2024, porque es parte de la misma lucha. Ahora es una lucha electoral, con la que tienes algo que contar, porque las otras luchas no te llevan a ninguna parte.
¿Y qué opciones tienen los venezolanos? Opción uno: después de lo del 2024, después del 28 de julio, irte del país. Yo no me quiero ir del país. Yo no quiero que la gente se vaya del país.
Opción dos: no saber nada de política, quedarte en tu casa, no leer prensa, aislarte. Eso tampoco es una opción.
Opción tres: la opción de la violencia. Bueno, comenzar a levantar a la gente y crear… Yo creo que eso tampoco es una ruta, una vía. Creo que eso no nos lleva a ningún puerto.
Y la opción cuatro es fortalecer la vía democrática, a pesar de que los que están en el poder han tratado de debilitarla. La clave es seguir con el voto, porque el voto es del ciudadano.
P: Posterior a las elecciones del 28 hubo cientos de detenciones, el número de presos políticos entre ellos el excandidato presidencial Enrique Márquez, la cifra presos se mantiene en un número elevado según distintas organizaciones. ¿Qué medidas o acciones van a tomar en referencia a esa situación?
R: Yo creo que la llave de su libertad va a estar mucho con lo que ocurra el 25 de mayo. Y creo que eso es lo que va a ayudar a impulsar, a negociar precisamente. Pero si usted no tiene mucho con qué negociar, va a ser mucho más difícil. Es decir, si usted no tiene la fuerza para poder negociar políticamente cosas, porque todos los parlamentos negocian, todos, el de Estados Unidos, el de Colombia, el de Brasil, el de Chile, los europeos. Y entonces, evidentemente que para eso hay que tener fuerza.

P: UNT es la única tarjeta que apoyó a Edmundo González en las elecciones del 28 de julio que ha logrado presentarse para estos comicios mientras que la tarjeta del MPV, otro partido de oposición que tenía intenciones de participar fue excluida según han denunciado voceros de ese partido ¿Por qué se le permitió a UNT presentarse y al MPV no? ¿Hubo alguna negociación con el chavismo para preservar la tarjeta? ¿Han mantenido contacto con las figuras del MPV?
R: Es que todos en la oposición saben que hemos estado conversando con el gobierno desde hace tiempo. Es decir, para que Edmundo fuese candidato, se conversó con el gobierno. O sea, primero se conversó sobre el tema de María Corina, se conversó en el marco de Barbados, se conversó sobre el tema de Corina Yoris, y después se conversó sobre las otras propuestas.
Omar Barboza estuvo incluido entre las propuestas de candidatura. Después, gracias a Manuel Rosales, se salvó la ruta electoral, porque nos íbamos a quedar sin candidato debido a que no hubo acuerdo. Entonces, como no hubo acuerdo, no se iba a inscribir a nadie y los que estaban en el poder se hubiesen aprovechado de eso.
Gracias a que Un Nuevo Tiempo impulsó la negociación —que es lo que nosotros hemos impulsado, porque Un Nuevo Tiempo nunca ha ocultado su agenda: su agenda es negociación y voto, principalmente— eso permitió que, al final, lo de Edmundo se lograra, y que él fuese candidato. Incluso antes, gracias a la negociación, se pudieron realizar las elecciones primarias.
Pero también, para esto, se generó todo el mismo proceso, la misma dinámica de conversar, de hablar, de buscar salidas con el tema de los presos políticos. También se ha hablado sobre ese tema.
Es decir, yo creo que tenemos que volver a la política.
“María Corina comentó en ese momento que estaba sorprendida, gratamente, por la posición de Manuel Rosales. Eso no fue público.“
P: María Corina Machado ha calificado como traidores a los dirigentes opositores que participan en estas elecciones ¿Tiene algún mensaje para ella y el sector de la oposición que acompaña la posición de la abstención y la tesis de máxima presión?
R: Bueno, lo que pasa es que Un Nuevo Tiempo la apoyó a ella después de que ganó las primarias. Nosotros la apoyamos, era la candidata de la oposición. Después, ella nombró a Corina Yoris; nosotros apoyamos a Corina Yoris porque ella la nombraba. Luego, ella propuso lo de Edmundo en la reunión, y Rosales, después de plantear todos los riesgos que acechaban, dijo: “Vamos a hacer una cosa, yo propongo que aprobemos lo de Edmundo por unanimidad”. Y María Corina comentó en ese momento que estaba sorprendida, gratamente, por la posición de Manuel Rosales.
Eso no fue público, eso fue en privado. Pero eso te hace ver que nosotros la respaldamos en todo momento en la ruta electoral. Ella se sale de la ruta electoral con esto, a pesar de que siempre sostuvo que no se iba a salir de la ruta electoral. Y nosotros nos mantenemos siendo coherentes con lo que hemos dicho. Todo lo que hemos obtenido es por la ruta electoral, y ahí nos mantenemos.
P: Hablemos de la Reforma Constitucional que propone el gobierno. ¿Qué piensan hacer ustedes al respecto? ¿Están pensando en incidir o en detenerla? ¿Qué oportunidades ven?
R: No, yo creo que plantear una reforma constitucional en este momento es un disparate. Bueno, en el año 2007 lo fue. Cuando Chávez planteó la reforma, nosotros nos opusimos y defendimos la Constitución, a pesar de no haberla apoyado cuando se aprobó en el año 99. Después, él propuso una enmienda para la reelección indefinida que se aprobó. Hoy, gran parte del chavismo está en contra; dicen que ese fue el principal error que cometió Chávez: la reelección indefinida.
Y en este momento, volver a tocar la Constitución para, sencillamente, quitarles más derechos a los venezolanos es un disparate. Y mucho menos para convertir la elección, el artículo 5 de la Constitución —que establece que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce a través del voto y los mecanismos que establece la Constitución—. Bueno, ahora serían las comunas. Entonces, las comunas se convertirían en el centro de la política venezolana. Y conociendo a este gobierno, seguro harán un Ministerio de las Comunas que será el que apruebe quiénes pueden ir y quiénes no pueden ir a esa elección de comunas. Entonces se convertirían en elecciones de segundo grado.
Y ese solo riesgo es muy peligroso para los venezolanos. Tenemos que luchar con todo. Y cada persona que se abstenga debe pensar que el gobierno puede impulsar esa política precisamente porque la gente no vota. Porque van a decir: “Como están desmoralizados, este es el momento de atacar”. Y ahí es cuando nosotros le decimos a la gente: aún estando desmoralizados, aún sabiendo que el gobierno va a atacar
P: Pasemos al contexto geopolítico que envuelve el conflicto venezolano. Luis, usted fue presidente de la comisión de exteriores en la Asamblea Nacional del 2015. En referencia a la suspensión de las licencias petroleras, Juan González dijo que el único ganador sería China. Y recientemente hemos visto mayores acercamientos con Rusia y China, como la conversación entre Putin y Maduro, o la visita de Delcy Rodríguez a China. ¿Cómo analiza la oposición venezolana esa mayor dependencia y presencia de Moscú y Pekín en Venezuela?
R: Yo te quiero comentar que, en el marco de la Asamblea del 2015, yo era parte del grupo de Amistad con Estados Unidos y parte del grupo de Amistad con China. Así que creo que la buena relación con China, como la buena relación con los Estados Unidos, debe formar parte de la política de Estado que debe tener el país, porque la política exterior tiene que ser una política de Estado. La única cosa en la que yo coincidía con Chávez es en la pluripolaridad; es decir, nosotros tenemos que ser un bloque fuerte, un bloque latinoamericano fuerte, para poder negociar con el resto del mundo, sobre todo en el comercio internacional, que es lo que se impone hoy.
Yo creo que este tema de las sanciones que van y vienen, y vuelven, es una mala noticia para los venezolanos. No para los que están en el poder. La gente piensa que se le está haciendo daño a Maduro cuando se le sanciona. Y no, a quien se le hace daño es al pueblo venezolano, porque va a haber menos dinero. Un afectado importante es el empresariado venezolano, por la misma causa, porque al haber menos movilización económica en términos de dinero, eso genera una crisis: una baja en el Producto Interno Bruto, una subida de la inflación, un desbalance en la balanza de pagos. Es decir, un país que se complica más desde el punto de vista económico. Entonces, yo creo que es un error volver con la receta de sanciones para Venezuela.
Evidentemente, en el caso de los Estados Unidos, ellos tienen su agenda. Para ellos, eso es un problema. Para nosotros, lo ideal sería que Venezuela le vendiera petróleo a los distintos países del mundo.
Si nosotros hubiésemos seguido con el plan que hubo, por cierto, al final del gobierno de Caldera, cuyo objetivo era producir 6 millones de barriles diarios, en este momento Venezuela estaría produciendo 10 millones de barriles. Hoy en día no llegamos al millón, y todavía estamos en una situación que complica mucho más el panorama, por todo este tema sancionatorio que no ha funcionado. El mejor ejemplo, creo yo, es Cuba: tiene 66 años con sanciones y no ha habido cambio político.
Yo creo que la mejor manera de construir un cambio político es con negociación y, por supuesto, con la ruta electoral. No es con la máxima presión. Ya eso se demostró que no funciona.
“El gobierno dijo claramente en Barbados a quién no le iba a entregar. Creo que el equipo negociador de Barbados sobre eso le dijo al país parte de la historia, pero otra parte salió por los medios de comunicación. Como yo no estaba en Barbados, sí la puedo decir: claramente el gobierno sentía que si algunos grupos de la oposición venezolana llegaban al poder, podía estar su pescuezo en la guillotina.”
P: Varios economistas, como Asdrúbal Oliveros y Jesús Palacios, han alertado sobre el peso que tiene Chevron y otras empresas petroleras en el mercado de divisas, y de que con la pérdida de sus dólares se agravará la crisis económica y la calidad de vida de los venezolanos. Sin embargo, dirigentes de la oposición como Julio Borges, María Corina Machado y Leopoldo López han manifestado su apoyo a la revocatoria de las licencias petroleras por parte de la administración Trump. ¿Qué mensaje está transmitiendo la oposición que actualmente participa en las elecciones respecto a este tema?
Pero bueno, hay algunos que insisten con esa política, hay algunos que empujan esa política, y, por supuesto, el electorado de Miami priva mucho para este tipo de situaciones.
R: Nosotros, el mensaje que estamos transmitiendo es que hay que hacer política de nuevo, que la política de máxima presión fracasó. Fracasó con la salida en el 2014 —que la gente lea un poquito, que vea la historia—, no tuvo ningún resultado. Las sanciones comenzaron en el año 2017 y no han tenido ningún efecto: esta gente no se ha movido un ápice y ya consiguieron un mecanismo para vender petróleo independientemente de bloqueos o de sanciones. Entonces, por ahí no es la vía. Más bien, la vía es volver a hablar de que haya diálogo social, que haya convivencia democrática, y eso hay que construirlo.
Pero eso no lo construyes si los que están en el poder no confían en su contraparte, y nosotros tampoco podemos confiar en ellos, porque no son peritas en dulce los que están en el poder. Pero creo que hay que construir una ruta distinta, y creo que esa ruta pasa por fortalecer a quienes hemos dicho que en Venezuela se requiere un proceso que pase por negociar y que pase por elecciones, por ambas cosas.
El gobierno dijo claramente en Barbados a quién no le iba a entregar. Creo que el equipo negociador de Barbados sobre eso le dijo al país parte de la historia, pero otra parte salió por los medios de comunicación. Creo que no la dijeron toda, porque no todo se puede decir. Pero, como yo no estaba en Barbados, sí la puedo decir: es decir, claramente el gobierno sentía que si algunos grupos de la oposición venezolana llegaban al poder, podía estar su pescuezo en la guillotina.
Entonces, un poco lo que se trató de construir desde el principio fue eso, y no se logró. Creo que no ayudó todo el proceso que nos llevó a una primaria, donde la gente elige al que hable más duro. Las primarias son buenas por el reconocimiento del deseo de la gente, pero en el caso venezolano tenemos que ir a otro tipo de proceso: a un proceso en el cual nosotros podamos lograr avances que nos lleven a la democracia, lo que yo llamo la agenda democratizadora.

P: UNT ha presentado candidato para la gobernación de la Guayana Esequiba, cuya circunscripción electoral ha sido centro de debate y polémica. La CIJ ha exigido que se suspendan esas elecciones mientras Guyana ha aumentado su gasto militar y ha recibido el respaldo de Estados Unidos a través de Marco Rubio ¿Qué posición tienen respecto a esa situación?
R: Mira, nosotros hemos defendido —lo hice yo estando en la Comisión de Política Exterior—, justifiqué que voté en el referendo del Esequibo porque dije: yo no puedo ser incoherente, no puedo estar defendiendo el Esequibo, salir en la Comisión de Política Exterior, incluso reunirme con todos los que tenían que ver con este tema, y después salir a decir que no participen en el referendo. En unas cosas voté que sí, en otras cosas voté que no, porque al final se trata de la defensa de la soberanía.
Pero la defensa de la soberanía no se hace como en el pasado, que era con armas, que era con guerra. Yo creo que la agenda guerrerista no ayuda a nadie. Creo que la agenda aquí es darle fuerza a los Acuerdos de Ginebra de 1966. Esa es la agenda. Ahí se estableció claramente —es lo único que hemos firmado ambas partes—, y creo que ahí tenemos que mantenernos, en ese espacio de los Acuerdos de Ginebra, para que al fin pueda lograrse con Guyana lo que es un acuerdo en ese marco
P: ¿Qué opinión le merecen los primeros meses de la nueva administración Trump respecto a Venezuela? Me refiero a la amenaza contra el TPS, las deportaciones de venezolanos a El Salvador y la criminalización de nuestros migrantes—aún cuando la inteligencia estadounidense dice que no hay evidencia para las exageraciones sobre el Tren de Aragua. Se ha acusado a líderes de la oposición de mantener una posición ambigua respecto a la situación de los migrantes venezolanos en Estados Unidos, especialmente María Corina Machado, Leopoldo López y Juan Guaidó, quienes mantienen un vínculo importante con senadores republicanos de Florida y con el propio secretario de Estado, Marco Rubio. ¿Qué valoración hace usted de esta situación y cuál es la posición de su partido al respecto?
R: Mira, yo creo que es un daño —yo diría casi irreparable— el que se ha hecho con la agenda antiinmigrante, en este caso antivenezolana. Porque no estamos hablando del Tren de Aragua. El Tren de Aragua es un grupo bastante pequeño; hay que investigar bien sobre el tema. Es un grupo que ni siquiera en Venezuela tenía el control total. Aquí hay muchos grupos delictivos: está el Tren del Llano, el grupo de Tejerías, el grupo de la 905, es decir, había distintos líderes, cabecillas de bandas.
Los cuerpos de seguridad norteamericanos han confirmado que el Tren de Aragua ni siquiera tiene una conexión como la que se decía. Creo que eso le hace mucho daño al venezolano común, al venezolano de a pie que salió a buscar un futuro mejor en los Estados Unidos. Y creo que además —con todo el respeto por el presidente Trump, porque al final es el presidente de los Estados Unidos y lo eligieron los norteamericanos— le está haciendo mucho daño a los venezolanos con la agenda en contra del TPS.
El TPS es una necesidad para los venezolanos que están allá, para los venezolanos que tienen derecho a ese futuro mejor. Solo por cifras: todo el mundo habla bien del venezolano y de su educación. Casi el 50 % de los venezolanos tiene títulos de tercero, cuarto y quinto nivel en Estados Unidos, igual que en España. En España, cerca del 50 % de los venezolanos tiene títulos de tercero, cuarto y quinto nivel. En el resto de América Latina, como en Argentina, ocurre lo mismo.
Las detenciones que se han hecho, a veces injustas, a personas a las que se les dice que son miembros del Tren de Aragua, no son así. Y hemos visto muchos casos vinculados con eso, y muchos errores que ha cometido la administración con respecto a los venezolanos. Pero no son solo los norteamericanos quienes han masificado el tema del Tren de Aragua.
Sobre la ambigüedad, creo que está relacionada con la agenda de máxima presión. Y yo no me sumo a esa agenda. Yo me sumo a una agenda responsable, una agenda nacionalista, una agenda venezolanista.
Yo defiendo a los venezolanos donde vayan. Además, mi historia política está vinculada con los migrantes, con apoyarlos donde quiera que estén. Tengo una hija en Londres, una hija en España, un sobrino en Chile, una hermana en Israel, una hermana en Panamá. Es decir, tengo familia en distintas partes del mundo. Así que, para nosotros, que los venezolanos tengan derechos y sean bien tratados es la agenda que, desde adentro, desde Venezuela, tenemos que fortalecer.
P: Otros miembros de la oposición acusan a su partido de ser blando y complaciente con el chavismo, de negociar con Maduro y romper la unidad opositora. Algunos han pedido incluso sancionar a los políticos como usted que participarán el 25 de mayo. ¿Qué respuesta le da a esas acusaciones? ¿No teme que le sancionen en Estados Unidos?
R: En lo más mínimo, porque las conversaciones extraoficiales que se han tenido con distintos sectores respetan lo que estamos haciendo en Venezuela. Y todos saben que la agenda electoral es una agenda que nosotros tenemos que continuar. Es más, te quiero decir que hay actores internacionales que dicen que somos héroes —así como lo oyes— porque estamos siguiendo con una lucha. Todos saben que la abstención no conduce a ningún camino, porque conduce a la nada.
Te quiero decir que dejé de estar en el partido Voluntad Popular en 2018, principalmente después de que me paré y dije: “Hay que participar en estas elecciones de 2018, porque si no vamos a entrar en la nada”. Pero como la rabia de la gente era tan grande, se montaron fue en la rabia de la gente, y lo que hicieron fue promover esa abstención. Y al final, la gente terminó en la nada, porque ahí fue donde terminamos. Lo mismo pasó antes, en 2005, con la Asamblea Nacional. ¿Dónde se fortaleció el oficialismo entre 2005 y 2010? Allí fue donde obtuvo todo el espacio institucional que tiene hoy. Esta es la agenda que el mundo está viendo como la agenda que hay que seguir: la agenda electoral.
Aquí no van a venir los marines, aunque algunos piensen en eso, y no va a ocurrir. Los países están en una agenda con sus propios temas. Te doy el ejemplo del caso de Ucrania, que tiene concentrada a toda Europa; el caso del Mar de China, que por supuesto tiene a todos los países de Asia concentrados en eso; el caso de Medio Oriente con Israel, el tema de los hutíes y el tema de los iraníes, que entre Yemen, Siria, Líbano, Palestina e Irán concentran gran parte del potencial militar de los Estados Unidos.
Aquí no va a venir nadie a resolvernos nuestros problemas. Aquí tenemos que resolverlos nosotros. Y la agenda tiene que ser de negociación y de continuar con ella y con el voto. Entiendo que a la gente le da fastidio a veces cuando se habla de negociación, porque ha sido muy duro y difícil negociar con los que están hoy en el poder, pero no existe otro camino.
“En 2017 y 2018, nosotros logramos montar un proceso internacional. Yo ayudé con el tema del ensamble de la parte internacional del proceso de lo que se conoció como “el grupo de amigos de Venezuela”. Los cancilleres presentes propusieron acuerdos que democratizaban a Venezuela. Yo fui de los que propuse que había que aprobar eso con las dos manos para obligar al gobierno a que fueran ellos los que se negaran. Pero empezaron los minimalismos sobre quitar y agregar cosas. Y con los mismos actores, lo cual es lo más lamentable.“
P: Luis, usted fue parte de la delegación de la oposición venezolana que participó en los diálogos de Santo Domingo en República Dominicana. Allí participaron figuras de la oposición venezolana como Julio Borges. En aquel momento hubo divisiones también en la oposición, y acusaciones de que legitimaban a Maduro al conversar con él. ¿Qué lecciones le dejó aquel proceso de negociación y cómo se conecta con las circunstancias de hoy?
R: El tema de la coherencia política: algunos votaron en 2005 contrario a toda la oposición y hoy llaman a no votar, por ejemplo. Pero la reflexión del año 2017 y 2018 fue enriquecedora. ¿En qué sentido? En que nosotros logramos montar un proceso internacional. Yo ayudé con el tema del ensamble de la parte internacional del proceso de lo que se conoció como “el grupo de amigos de Venezuela”. Nosotros elegimos a México, Paraguay y Chile; por su parte, el gobierno eligió a Nicaragua, Bolivia y San Vicente y Las Granadinas. Y bueno, allí están los acuerdos propuestos por los mismos cancilleres. Los cancilleres propusieron acuerdos que democratizaban a Venezuela en la Comisión Negociadora. Yo fui de los que propuse que había que aprobar eso con las dos manos para obligar al gobierno a que fueran ellos los que se negaran. Pero empezaron los minimalismos sobre quitar y agregar cosas. Y con los mismos actores, lo cual es lo más lamentable. Entonces no se pudo en diciembre de 2017. Después llegamos a enero de 2018 y vinieron las sanciones europeas contra los que están en el poder, y el gobierno respondió convocando las elecciones adelantadas. Las convocaron para abril y las hicieron en mayo.
Y entonces, allí, en ese tiempo, la principal reflexión de esos temas es que, como dicen los abogados, “a veces es preferible un mal acuerdo que un gran pleito”. Y el acuerdo que estaba planteado, que si bien no era el mejor, era un acuerdo que permitía llegar a un mejor puerto en esa elección presidencial.
Luego de eso, nos fuimos a debatir si llevábamos candidato presidencial o no. Las personas que nombraste hablaban de que fuese Lorenzo Mendoza el candidato, y como no quiso serlo, entonces el candidato que quedaba era Henry Ramos Allup. Dijeron: “No vamos a apoyar a Henry Ramos Allup”, y se fueron en su contra mientras convocaban a la abstención. Lo que hizo, a mi juicio, fue un error que cometió Henry Ramos Allup, que debió ir a esa elección porque tenía el apoyo de la mayoría de los diputados de la Asamblea Nacional. Al final, decidió no ir porque decía que “le iban a destruir su imagen los partidos que estaban convocando a la abstención”. Nosotros decidimos en esta oportunidad superar ese chantaje y vamos hablando con la verdad a la gente.
“Ojalá hoy tuviéramos a toda la oposición llamando a votar. Sería la mejor manera de hacer homenaje al 28 de julio y de desafiar a quienes están en el poder.”
P: Celso Amorim, asesor del presidente Lula en Asuntos Internacionales declaró hace un tiempo para el diario El País que “En Venezuela necesitamos una solución aceptada por ambas partes aunque no sea ideal para ninguna” ¿A su juicio, cuál debe ser el rol de la comunidad internacional en Venezuela en los próximos meses?
R: El papel de la comunidad internacional es muy importante, pero no para generar máxima presión. La agenda debe ser de negociación para buscar soluciones políticas. Aquí no puede haber un todo o nada. Aquí no puede haber una persona que gane y los demás se tengan que ir del país, exiliarse o meterse en embajadas, como en el escenario en que estamos hoy. Pero tampoco puede ser al revés, porque eso tampoco genera soluciones. Porque si tú haces eso, entonces un gobierno así puede tener una base movediza. El que cree que Maduro está débil y está casi listo… Bueno, pero esta gente ha tenido 26 años en el poder, entonces creo que hay que construir soluciones para poder crear mecanismos que le generen una alternabilidad concertada, que genere la opción de que Venezuela se pueda encaminar a un espacio común.
Me impresionó que Luis Almagro, antes de salir de la OEA, llegó a promover la cohabitación en Venezuela. Para que alguien que terminó apoyando la agenda más radical termine diciendo eso, es que llegó a la conclusión de que Venezuela tiene que pasar por un proceso en el cual nadie gane del todo. Lo conecto porque a mí me dio cosa que uno de los partidos más severos con toda la agenda fuerte una vez colocó un tuit y dijo: “En Venezuela se impone una negociación política donde todas las partes tengan oportunidad”, y a la hora lo estaban retirando por las críticas.
Los líderes no podemos basarnos en lo que es popular o no lo es. Nosotros tenemos que orientar a la gente y poner una lámpara donde hay oscuridad. Ese es nuestro trabajo, no es seguir exactamente lo que diga la gente o las redes sociales, porque a veces no es lo correcto, y en el caso venezolano, mucho menos.
P: Frederik de Klerk, expresidente de Sudáfrica y Nobel de la Paz, figura clave de la transición para acabar con el sistema de apartheid junto a Nelson Mandela declaró en 2019 en referencia al conflicto venezolano que “Los líderes de Venezuela necesitan negociar sin muchas precondiciones” recomendó un diálogo sin precondiciones para evitar que la tragedia se convierta en catástrofe ¿Cómo una persona que ha estado en negociaciones con el chavismo que representa esa frase para usted en el contexto actual que vive Venezuela? ¿Cree que las precondiciones han sido entre otros factores un obstáculo para alcanzar acuerdos sostenibles y que sean respetados por todos?
R: No existió Mandela sin De Klerk y no existió De Klerk sin Mandela. Son una simbiosis de lo que significó el camino hacia la democracia y la inclusión. Yo fui a Sudáfrica, conozco el país. Cuando tú hablas con la gente, te hablan de la revolución del arcoíris y la inclusión de todos. Y me aprendí una canción que se llama “Shosholoza”, que es una canción de paz africana que habla del tren que recorre África y es una metáfora de la unidad del continente. En la negociación de Dominicana, yo recordé el espíritu de lo que decía esa canción, porque esa canción inspiró mucho a Mandela, y los afrikáans, como les llaman a los blancos, terminaron integrándose en la sociedad. Es lamentable que Sudáfrica esté volviendo a situaciones de extremismo, porque eso no conduce a la paz. Pero, en todo caso, creo que hay que seguir el camino que en su momento tomó Sudáfrica. Algunos ven como impensable una salida negociada para Venezuela. Yo lo veo perfectamente viable y se puede construir, pero hay que tragar grueso. Negociar no significa asumir las banderas del otro. Negociar significa tener claro que tus posiciones no van a ser las que van a terminar imponiéndose; serán un punto y medio, y esos puntos son los posibles y los viables. Así es como han ocurrido los acuerdos a lo largo del mundo.
Hay un libro de uno de los negociadores con el IRA, un grupo radical en Irlanda del Norte, “Negociando con terroristas”, y es un libro que ilustra que hay que hablar con las facciones más radicales para alcanzar la paz. Y, bueno, estas son personas que han asesorado a Venezuela en los procesos de negociación en los que hemos estado. Hay que dejar las agendas maximalistas.
Ojalá hoy tuviéramos a toda la oposición llamando a votar. Sería la mejor manera de hacer homenaje al 28 de julio y de desafiar a quienes están en el poder.