Jesús “Chúo” Torrealba se presenta como candidato principal de UNT y UNICA para la Asamblea Nacional en el Distrito Capital de Caracas. Fotografía: Elías Ferrer.
Guacamaya, 16 de mayo de 2025. Jesús Torrealba, más conocido por su apodo como Chúo Torrealba es un activista caraqueño que se dio a conocer gracias a su programa de Radio “El Radar de los Barrios”. Posteriormente fue secretario ejecutivo de la Mesa Unidad Democrática, agrupación de partidos opositores que en 2015 logró ganar la mayoría de la Asamblea Nacional.
Ahora en 2025, diez años después se presenta como candidato principal por Caracas a la Asamblea Nacional. Es una elección atípica, marcada por un contexto de división dentro de la oposición venezolana. Mientras María Corina Machado llama a la abstención, otras fuerzas electorales han decidido presentarse pero cada uno por su cuenta. Los partidos políticos también han denunciado varias anomalías de parte del Consejo Nacional Electoral en el proceso hacia el 25 de mayo.
Chúo nos recibe en su casa, donde nos ofrece café y cachitos recién hechos, que acaba de comprar. En su oficina, vemos que tiene material para filmar, como luces y micrófonos; a sus 66 años, siempre está pendiente de grabar vídeos para sus redes sociales.
Pregunta: En diciembre se cumplirán 10 años de aquella victoria de la oposición en la Asamblea Nacional en 2015. Sin embargo no se logró un cambio político. Usted era el secretario ejecutivo de la MUD ¿Qué se aprendió desde entonces? ¿Por qué se postula a la Asamblea en 2025? ¿Qué reflexión hace sobre el rol que usted ocupó y sobre la conducción política de la oposición mientras controló la Asamblea Nacional?
R: Fíjate, es válida la referencia al décimo aniversario del proceso político del 2015, pero yo les propondría que nos fuéramos 10 años aún más atrás. Yo sé que es casi toda la vida de ustedes, pero es un referente indispensable, porque hace 20 años, se produjo la lamentable abstención del 2005.
¿Por qué ocurre el llamado a la abstención en el 2005? Porque no se asumió una derrota, no se asumió la derrota en el referéndum revocatorio contra Hugo Chávez. Y eso fue extremadamente grave, porque al no asumirse la derrota, no aprendes de la derrota. Ese fue un proceso extremadamente interesante.
En el año 98, la clase media venezolana para castigar a Acción Democrática y COPEI vota por Chávez. Entonces se da de narices en 1999 con el primer tema crucial que marca la diferencia entre las aspiraciones de la clase media y lo que estaba haciendo el régimen de Chávez, que era el tema educativo. De allí viene aquel movimiento “con mis hijos no te metas”, o la ley de educación contra el Decreto 1011. Y empiezan a producirse grandes manifestaciones contra el gobierno que van escalando hasta el año 2002.
Con esa imagen en la cabeza se quedó la dirección política de la oposición, la recuperación del shock del 98 hasta las grandes marchas del 2002. Ahora, entre el 2002 y el 2004 hubo un proceso muy interesante. En el 2002, a raíz de los sucesos de abril, el señor Chávez se da cuenta que ha perdido “el placet” que le dió la clase media venezolana, que había perdido en buena medida ese electorado, y en vez de echarse a llorar, y en vez de darle una patada a la mesa, dijo, bueno, voy a construir otro universo electoral. Y tomó tres medidas. Tomó varias, pero fundamentalmente tres. La creación de las misiones que básicamente era un plan de emergencia, era repartición de dinero, porque las misiones no tenían ni planes ni proyectos técnicos, nada, era repartición de dinero. La creación de las misiones, la cedulación masiva y la creación de centros electorales en los barrios. Con eso cambió el universo electoral de Chávez entre el año 2002 y el año 2004. Y eso no fue automático, eso fue un proceso, un proceso que lo llevaron con mucho pulso y que cuando vieron que ya podía darles resultados electorales, entonces dijeron, sí, vamos a hacer ahora sí el referendo revocatorio. La dirección política de la oposición seguía pensando, seguía fija, no tenía una visión cinematográfica de la realidad, sino una visión fotográfica. Se quedaron con la foto del 2002.
Por eso para ellos, a pesar de que todas las encuestas les estaban diciendo primero que estaban empatados y después que estaban perdiendo, que estábamos perdiendo, fue una sorpresa el resultado del 2004. Y la primera respuesta que dijeron fue fraude. Yo estuve en la reunión en la que Enrique Mendoza, que era el factotum de la Coordinadora Democrática, les dice, ¿dónde están tus actas? ¿Dónde están las tuyas? Y las tuyas, y las tuyas, y las tuyas. Nadie tenía actas, no puede entonces encantar fraude. Esa es la razón por la cual al día siguiente quien canta fraude no es Enrique Mendoza, coordinador de la Coordinadora Democrática, sino el señor Ramos Allup. ¿Por qué digo que esto es grave? Bueno, porque marca un tema, o sea, una oposición que no quiere aprender de las experiencias, que no quiere aprender de la vida.
En ese momento hubiera aprendido la oposición tempranamente que el país no está únicamente en las zonas de confort de la clase media. Hubiera entendido que la oposición ganó y ganó bien en las urbanizaciones, en una proporción 60-40, pero que Chávez había ganado y ganado bien en los barrios en una proporción 70-30, 80-20. Y hubiese entendido que había que trabajar en la base de la pirámide, en la base de los sectores populares. No fue así. Perdimos un tiempo lamentable.
Es en ese momento cuando se produce, digamos, mi primera ruptura con la dirección política de la oposición. Ellos llamaron a la abstención. Yo, que no soy astronauta, no soy poeta, no soy hombre de la comunicación y de la educación, dije, bueno, yo quiero diseñar un instrumento que me permita conocer qué está pasando y entenderlo. Entonces creamos el Radar de los Barrios. Y nos metimos en el 2005. Pasó todo lo que pasó en el 2005 y nueve años después la oposición llegó al mismo descubrimiento que yo había hecho. Hay que vincularse a la lucha democrática, hay que meterse en los sectores populares.
“Podemos aprender de aquella frase terrible de Mario Benedetti ‘la única cosa peor que un fracaso un éxito malgastado’.”
Y se produce la situación lamentable del año 2014. El señor Capriles hace un buen papel en las elecciones del 2012. Hace un sorprendente papel en las elecciones del 2013 y la oposición en vez de decir, bueno, este es el camino y esta es la ruta de crecimiento… entonces un sector de la oposición, como era Capriles quien estaba posicionado, un competidor generacional de Capriles, dice, no, hay que darle una patada a este camino. Se inventa La Salida en 2014.
La Salida fue un proceso muy costoso, más de 40 jóvenes murieron en aquella ocasión. Por supuesto los mató la represión, los mató la represión oficialista, legal, ilegal, en el contexto de una circunstancia política generada por este tema que estamos diciendo.
Bueno, la oposición se fractura, casi se paraliza, y es en ese contexto cuando, ya tenía yo años haciendo el Radar de los Barrios. Me llaman de los dos sectores de la oposición, me llamó Antonio Ledezma y me llamó Henrique Capriles para plantearme que asumiera la Secretaría Ejecutiva de la MUD. El doctor Ramón Guillermo Aveledo había renunciado, pasaron meses sin que la oposición resolviera ese tema. Nosotros discutimos eso en el Radar. La discusión se estampó cuando un señor Rufino de la Vega, dijo, “¿por qué estamos discutiendo esto? Ni que fuera el Partido Comunista. Entonces, haz con tu vida lo que tú quieras. Eso sí, si tú dices que no, te vas a tener que dedicar al periodismo de farándula o al periodismo deportivo. No vas a poder hablar nunca de los problemas del país porque la gente te va a decir, pudiste hacer la diferencia y no lo hiciste”.
Entonces, eso zanjó la discusión. Asumimos el tema, logramos la victoria del 2015 ahora tú me preguntas en concreto todo este relato ¿qué podemos aprender del 2015? podemos aprender de aquella frase terrible de Mario Benedetti “la única cosa peor que un fracaso un éxito malgastado”.
En el 2015 se logró un éxito muy importante muy importante en unas condiciones subjetivas mucho mejores que las de hoy. Porque en el 2015 teníamos dirección colectiva, teníamos estrategia consensuada y teníamos vocería plural. Nada de eso lo tuvimos el 28 de julio del 2024. Así que ciertamente sí fue un éxito. Ahora, ¿qué ocurrió después? Bueno, ocurrió que no tuvimos conciencia, como al parecer no tenemos conciencia hoy de que la mayoría que se expresó el 6 de diciembre del 2015 era una mayoría diversa, era una mayoría plural, era una mayoría integrada por diversos sectores de la sociedad venezolana.
Fue un cálculo muy primario de algunas direcciones políticas, que dijeron, somos mayoría, ya lo que falta es pelear entre nosotros para determinar quién le va a caer el poder en las manos. En estas condiciones, la existencia de una estructura unitaria es un estorbo. Había que acabar con la MUD, había que acabar con la tarjeta de la manito, había que acabar con lo único que tenía la MUD como estructura organizativa, que era la Secretaría Ejecutiva. Bueno, y pasa lo que pasó.
Pasamos todo el 2016 poniendo todos los huevos en una sola canasta, en la canasta del referendo revocatorio, era obvio que nos lo iban a quitar, porque en aquel momento el gobierno no era capaz de ganar ni siquiera una elección de reina de carnaval, ni siquiera una elección de junta de condominio. Y cuando nos quitan el referendo revocatorio, nos quedamos sin política. Es entonces cuando yo planteo públicamente la necesidad de hacer un balance de cara al país. O sea, hay que explicarle al país por qué entramos en el 2016 siendo las estrellas de la política, siendo los triunfadores de la política, y por qué salimos del 2016 con las tablas en la cabeza. Eso teníamos que discutirlo, tenemos que digerirlo y tenemos que presentar ese balance a la sociedad
Las agrupaciones políticas decidieron que lo que había que hacer es acabar con la MUD para no tener que presentar ningún balance. El 17 de febrero del 2017 en efecto se acaba con la con la MUD y se crea el sindicato llamado “G4” para dirigir la oposición. Pero creo que fue todo ese proceso muy lamentable.
Repito, teníamos un éxito en las manos y ese éxito fue malgastado por no entender que habías tenido un logro electoral, pero tenías que convertir el logro electoral en victoria política. Y tenías que darle una dirección política a esa mayoría, que era una mayoría diversa. Por ende, es clave consustanciarte con las razones de esos diversos sectores que se conjugaron en esa mayoría, en vez de tratar de imponerle entonces una línea como eso de en seis meses maduro fuera. Bueno, creo que eso es lo que hemos aprendido.
Nuevamente, digo, hoy tuvimos un éxito muy importante, el 28 de julio fue un logro muy importante. Más importante de lo que creen las direcciones políticas, más importante de lo que cree María Corina o de lo que cree Edmundo González, mucho más importante, porque el 28 de julio se produjo una síntesis nacional en repudio al autoritarismo. Estamos compitiendo no con el candidato Maduro, estamos compitiendo no con él, sino contra el Partido PSUV, estamos compitiendo contra un trinomio perverso que era el trinomio Estado-Partido-Gobierno. Y frente a ese trinomio y todos los recursos de ese trinomio, el único factor que podía competir y que podía derrotarlo no era ni una alianza de partidos, ni una lideresa carismática, ni un candidato buena gente. El único actor que podía enfrentarse al trinomio gobierno partido-estado con posibilidades de éxito era la nación, la nación venezolana, la nación movilizada. Y se produjo, ese milagro se produjo. Y resulta que no hubo plan para el día siguiente. Como suele ocurrirnos a los venezolanos. Y como se le suele ocurrir a la humanidad, pues la gente prefigura el futuro a partir de las experiencias que ha tenido.
“El 28 de julio el pueblo salió espontánea y masivamente a la calle. Y ante esa marejada del pueblo, el liderazgo legitimado en su momento se declaró en shock y no hizo absolutamente nada.”
Recuerdo yo mucho un evento histórico. La razón por la que yo explico todo lo que ocurrió cuando el Carmonazo, por ejemplo. O sea, un bojote de gente muy decente en una sala donde no debían estar y tomándose una foto que no se vieron tomar nunca. Yo creo que tiene un antecedente, el antecedente es 1958. En 1958 nos contaba Pompeyo Márquez, mientras todos los activistas y los dirigentes políticos estaban celebrando la caída de la dictadura, tomando la sede de la seguridad nacional y cosas por el estilo, los vivos estaban haciendo gobierno. Entonces, parece que eso les quedó en la cabeza a muchos y cuando ocurrió lo del carmonazo, se dejaron en tonterías y dijeron, ¿dónde es que está el gobierno? ¿Es para allá? Bueno, se fueron para allá. Pongo eso como ejemplo de lo que nos ocurrió el 28 de julio. La gente tenía en la cabeza, no voy a criticarlo, no voy a condenarlo, o no mismo, lo pasó.
Teníamos la idea, hoy evidentemente peregrina, de que si ganábamos por poco era complejo que no se respetara el resultado. Pero que si la dimensión del triunfo era importante, no iba a ser posible ningún tipo de duda al respecto. Bueno, se hizo lo que se hizo, se hizo una operación, que por cierto no es en absoluto novedosa, María Corina venía hablando de eso desde hace 15 años, había hablado tanto de eso que en efecto el PSUV lo hizo. Lo hizo antes que nosotros y lo hicieron público. El tema de la búsqueda, digitalización y publicación de las actas fue una cosa estupenda porque permitió mostrar los resultados de la elección, señalando entonces las dimensiones del triunfo y advirtiendo sobre las dimensiones del fraude, si ese triunfo no era reconocido.
Lo que no se podía imaginar a nadie, lo que no se imagina de esa elección política es que independientemente del volumen del triunfo, estos tipos no iban a permitir una victoria de la oposición en esas condiciones con esos protagonistas. Bueno, eso ocurrió. Pasó algo luego mucho más grave de lo que ocurrió en el año 2013.
Desde el año 2013 están crucificando a Henrique Capriles con el cuento de que él no llamó a la calle en la defensa de la victoria. Hoy está claro, en primer lugar, que aquella supuesta victoria era imprecisa. Ha estado siempre en entredicho. Y en segundo lugar, bueno, lo del 28 de julio fue mucho peor porque el pueblo salió espontánea y masivamente a la calle. No a pedir agua ni a pedir luz, sino a pedir democracia, libertad y respeto al voto. Y ante esa marejada del pueblo, el liderazgo legitimado en su momento se declaró en shock y no hizo absolutamente nada y cuatro días después convocó para una zona de confort. Hay gente que me dice, pero bueno, ¿qué querías tú que hicieran? Que nos mataran a todos, hubo 25 muertos, hubo 2.000 presos. Yo soy un hombre de paz, yo soy un hombre absolutamente juramentado con la búsqueda de soluciones democráticas, pacíficas, electorales y constitucionales a los que sí venezolanas. Pero, lo que sí digo es que el liderazgo tiene un conjunto de responsabilidades. Y en ese momento la responsabilidad era defender el resultado electoral. Sobre todo un liderazgo que ha tenido 25 años diciendo que esto no sale con votos, que ellos están hasta el final.

P: ¿Qué diferencias y similitudes hay entre 2015 y 2025?
R: Ese liderazgo con ese discurso resulta que a la hora del té se declara catatónico y pasa lo que pasa. Entonces, eso es lo que ha estado ocurriendo. Tú me preguntas qué diferencias o qué similitudes hay entre 2024 y 2015. Yo creo que hay diferencias desde el punto de vista subjetivo. En 2015 teníamos, repito, dirección colectiva, posibilidad consensuada y estrategia común. En el 2024 tuvimos este hartazgo del pueblo.
¿Qué es explicable? Claro, porque estos no fueron 10 años normales. Fueron los 10 años en que hubo nada más y nada menos que la hiperinflación, la escasez, la diáspora y la pandemia. Los cuatro jinetes del apocalipsis, bueno, ocurrieron en esos 10 años. Así que no es raro lo que pasó. Y era algo además absolutamente previsible.
A la luz de los resultados electorales, de los fríos resultados electorales, los números de la señora Tibisay Lucena revelan como en el año 2012 el mercado electoral del PSUV se ha venido reduciendo como la piel de zapato. Entonces no se trata de que irrumpió un liderazgo carismático y cambió la tendencia en el 2024. No, al contrario, tenemos a un liderazgo que supo surfear lo que ya era evidente: la disminución del caudal electoral del PSUV y el incremento del voto castigo. Y subrayo esa última parte, lo que triunfó fue el voto castigo. Aquí no hubo ni aparato organizativo, aquí no hubo un candidato presidencial carismático, aquí no hubo nada de eso. Aquí hubo la decisión de la nación venezolana de castigar a estos tipos. Entonces, eso fue lo que tuvimos y lo que no tuvimos en una situación y en la otra. Ahora el gran reto es que se va a hacer hacia adelante.
“María Corina busca extender artificialmente el momentum político del 28 de julio, porque está determinado por una jefatura indiscutible.
P: Usted es coordinador de la Red Decide ¿Qué representa la Red Decide de la que usted forma parte? ¿Es una alianza coyuntural o se mantendrá ? ¿Qué avances han tenido a poco más de un mes de su creación? ¿Cómo queda la Plataforma Unitaria?
R: Bueno, yo creo que la respuesta acerca de cómo queda la Plataforma Unitaria la dio el doctor Omar Barboza. Yo creo que cuando el doctor Barboza dice que renuncia a la Plataforma porque allí no se discute política, creo que no puede ser más alarmante la afirmación.
Ojo, yo creo que hay que partir de un reconocimiento de lo que fue capaz de hacer la plataforma. ¿Qué era la Plataforma Democrática? La Plataforma Unitaria Democrática era, en primer lugar, los restos del G4. No lo digo de manera despectiva, lo digo de manera descriptiva. Era un pedazo de AD, un pedazo de Primera Justicia, de Voluntad Popular diezmada por la represión y de Un Nuevo Tiempo, que a los efectos de mucha gente en este país son los sospechosos habituales. Y otros seis grupos muy decentes, muy dignos de respeto, pero grupos que no tienen una representatividad ni social ni territorial en Venezuela de lo que es el campo democrático, de lo que es el país que quiere cambio. A los grupos me refiero concretamente a Convergencia, Proyecto Venezuela, Causa R, Encuentro Ciudadano, y los que se me escapan. Entonces, eso es la Plataforma Unitaria.
Repito, con tanta precariedad, sin embargo, fueron capaces, el señor Barboza por un lado y el señor Casal por el otro, de convocar, organizar las primarias, hacerlas y construir la expectativa que se construyó y convencer al país de que, en efecto, había una alternativa política capaz de expresar ese rechazo. Yo creo que eso es un logro importante. Pero, repito, nunca podemos perder de vista la precariedad inicial. Luego, esa precariedad inicial es puesta de manifiesto de nuevo por la misma candidata de la plataforma.
La candidata que resulta electa de manera abrumadora en el proceso convocado por la plataforma, lo primero que hace no es convocar la plataforma, no es asumir a la plataforma como su espacio para la generación de política. Vente Venezuela, su partido, jamás se incorporó a la Plataforma Unitaria Democrática. El primer evento político importante después de la designación de María Corina como candidata fue el referéndum del Esequibo. Y frente al referéndum del Esequibo, una línea tuvo la plataforma y otra línea tuvo María Corina. Cuando se avanza ya en términos de la campaña electoral, María Corina no permite, no admite que los partidos tuvieran un papel en la definición de la campaña electoral.
Hubo ahí un debate y una frase que creo que marcó hasta el nombre del comando. El comando no va a ser con los partidos, va a ser con Venezuela. Y así se llamó el comando, el Comando con Venezuela. El comando con Venezuela terminó funcionando durante largo tiempo en la Embajada de Argentina. Pero ni siquiera ese hecho, ni siquiera el hecho de que parte sustancial del comando y su coordinadora estaban presos en la Embajada de Argentina, llevó a que se redefiniera ese tema. Ese era el comando, pues era el Comando de María Corina, no de la plataforma.
Eso se reprodujo luego en todos los estados. Fueron designados coordinadores de campaña que nadie conocía. El país los conocía cuando se sabía que el gobierno los había puesto presos. Entonces, ¿y quién es? Ah, uno es fulano de tal, de Vente, gente seguramente muy decente, muy pro, muy profesional, todo lo que tú quieras, pero no eran los referentes ni de la sociedad civil, ni de los partidos en cada región, en cada estado por decisión de la candidata. Pero en esa situación, en plena campaña electoral, no se puede discutir, porque estamos en ese tema de emergencia, y como recientemente recordaba uno de los tantos vídeos que salieron de Pepe Mújica que dice “cuando se está en una situación de emergencia cualquier disidencia es traición”. Así que la gente aceptó que por un lado la Plataforma y por otro lado el Comando con Venezuela. Que tuviésemos por un lado a las plataformas en cada estado y por otro lado a los designados desde Caracas y muchos de ellos dirigiendo la campaña. Tenemos el caso, por ejemplo, insólito del estado Bolívar, donde la persona que dirigía la campaña electoral lo hacía desde el extranjero vía WhatsApp y así en varios sitios.
¿Qué ocurre a partir del momento del 28 de julio? Yo siento que hay una, por parte de María Corina, la intención de extender artificialmente el momentum político del 28 de julio. Creo que busca extenderlo porque ese momentum político está determinado por una jefatura indiscutible, por una situación en la que no hay discusión política, sencillamente se dan instrucciones y esas instrucciones deben ser acatadas. Pero resulta que estamos en otra situación, estamos en otro momento. Estamos en un momento en que evidentemente había ocurrido algo y que nadie esperaba, que es que el gobierno no admitía el resultado por voluminoso que fuera, y se produjeron una serie de hechos que los obispos de la Conferencia Episcopal caracterizaron acertadamente, en mi opinión, como el pase del “autoritarismo competitivo” a una “autocracia cerrada”. Es decir, estamos en presencia, sí, de una transición política, pero de una transición política regresiva.
Y frente a eso había que diseñar una nueva estrategia o hacer ajustes mayores a la estrategia existente. ¿Dónde se hace eso? Si alguien ve eso como un atentado a su autoridad, yo lo lamento mucho. Lo lamento muchísimo. Me parece que es un planteamiento “prepolítico”. Me parece que es un planteamiento primitivo. Pero yo creo que es muy importante que avancemos hacia allí, que salgamos de la “prepolítica caudillesca” y avancemos hacia la política social de masas y de elaboración. Y eso implica, en primer lugar, recuperar la capacidad de diálogo. Lo que estamos viendo hoy es una cosa terrible.
Creo que nosotros debemos ser lo suficientemente humildes como para entender y asumir que sí hemos derrotado electoralmente al “proyecto oficialista”, hemos derrotado políticamente incluso en varias ocasiones el proyecto autoritario, pero el proyecto autoritario ha obtenido importantes victorias culturales, muy importantes victorias culturales.
“Existe una misión Chávez Cantanga supuestamente opositora y radical.”
P: ¿Qué entiende usted por victorias culturales?
R: El proyecto oficialista ha puesto a un sector del país e incluso a sectores de la oposición venezolana a pensar como chavistas, a actuar como chavistas. Cuando tú no eres capaz de sentarte frente a otro opositor y decirle, mira, yo tengo diferencias con tu abordaje, yo discrepo de tu planteamiento, yo creo que tu punto de vista no se corresponde exactamente con lo que está ocurriendo. Si yo no soy capaz de decir eso, en cambio te digo, tú eres un alacrán, tú eres un vendido, tú no eres gente y empieza entonces el proceso de insultos y descalificaciones que empiezan con la deshumanización política y termina simplemente con los adjetivos más pedestres que te puedas encontrar, me podrás decir con razón que en eso no está el mundo.
Ciertamente yo creo que hay dos grupos fácilmente identificables. No en todas las redes sociales por cierto, fundamentalmente en X. Tú puedes ver que en muchísimos casos son cuentas sin foto, con nombres falsos, pocos seguidores de reciente creación. Y es verdad, del interinato para acá. Nosotros tenemos desde el punto de vista comunicacional una realidad lamentable. El único gran manipulador de la opinión no es el gobierno. Hay otros factores que hoy manejan recursos ingentes, importantes, para intoxicar medios, para cooptar opinadores y para hacer, lamentablemente, lo que hizo Chávez hace veintitantos años.
Chávez creó la misión “Chávez Candanga”que era una especie de ministerio para el Twitter. Es decir, con recursos públicos, puso un bojote de gente a crear tantas cuentas fantasmas más para tratar de incidir en la opinión y colocar y visibilizar los planteamientos del gobierno. Bueno, hoy tenemos una situación similar con recursos públicos, porque hay que recordar que hay sectores de oposición que están manejando hoy, no el dinero de la solidaridad internacional. Manejan dinero de las cuentas de la República, las cuentas congeladas de la República, son las cuales se está girando porque supuestamente el gobierno interino tenía la potestad para hacerlo y luego subrogó esa potestad en la Asamblea 2015. Entonces hay gente que está manejando recursos públicos para financiar, por ejemplo, eso. Una misión Chávez Cantanga supuestamente opositora y radical. Sí lo hay. Pero también hay ciudadanos de carne y hueso, hay que reconocerlo también, no son la mayoría, pero los hay.
Una y otra cosa son victorias culturales del oficialismo. Cuando es un ciudadano de carne y hueso que está insultando en vez de razonar, tú dices, desgraciadamente, aquí hay una victoria cultural del oficialismo. Cuando hay unos dirigentes políticos utilizando dineros de la república para montar granjas de bots y tratar de esa manera de influenciar o de chantajear o de extorsionar a quienes tengan una opinión distinta, ese es parte del legado del comandante, pero esta vez ejecutado por supuestos líderes radicales de oposición. En ambos casos, repito, es algo lamentable, son victorias culturales del oficialismo. Nosotros los hemos derrotado, los venezolanos, los hemos derrotado política y hasta electoralmente, pero eso tenemos que tomarlo en cuenta, porque forma parte de la realidad también. Los valores dominantes son los valores del grupo dominante, y estos señores tienen 26 años siendo el grupo dominante de esta sociedad. Si nosotros queremos construir un cambio, sería importante que pensáramos con bastante más frecuencia. ¿qué tipo de cambio es el que queremos?
Hay que recordar que en política los fines no justifican los medios, los condicionan. Entonces, si por ejemplo en función de conseguir tus medios tú eres capaz de coincidir, consentir o sencillamente guardar silencio, un silencio aprobatorio frente a la barbaridad que significa la política migratoria de la administración Trump… Porque crees que eso beneficia tus aspiraciones de llegar al poder, y en función de ese mismo objetivo tú este coincides, apruebas e incluso explicas y justificas la creación en nuestro país de la situación más terrible desde el punto de vista económico que hayamos vivido nunca.
Yo en eso soy muy claro. No se trata del tema de las sanciones en abstracto. Esta es la primera oportunidad en todos estos años, en todas estas décadas, que coinciden tres cosas. Uno, las sanciones, por supuesto. Pero dos, al mismo tiempo el cierre de toda ayuda humanitaria, junto con las sanciones, y además una reducción drástica de el flujo de remesas. Porque quienes enviaban las remesas hoy están corriendo para que no los deportes.
“Si por la búsqueda del poder, eres capaz de coincidir con que se ataque a los venezolanos allá y se mate de hambre a los venezolanos acá, entonces vale la pena preguntarse, ¿y qué tipo de cambio es el que tú quieres?”
P: ¿Temes un colapso social?
R: Fíjate tú, ya vamos para allá, porque yo creo que eso es lo que está en juego. Si cuando, por la búsqueda del poder, eres capaz de coincidir con que se ataque a los venezolanos allá y se mate de hambre a los venezolanos acá, entonces vale la pena preguntarse, bueno, ¿y qué tipo de cambio es el que tú quieres? ¿Cuál es el tipo de transición hacia qué? ¿Una transición hacia qué es la que tú planteas? ¿Qué es lo que tú quieres? ¿Un bukelismo petrolero? ¿Eso es lo que tú quieres? Ah, bueno, yo como demócrata venezolano tengo mis reservas.
Pero es bueno que lo hablemos, porque aún teniendo esas diferencias, que son diferencias importantes, podemos seguir diciendo que estamos en una misma ubicación frente al proyecto madurista. Y habrán cosas con las cuales nosotros tengamos que ponernos de acuerdo.
“El espacio donde el Estado venezolano ejerce soberanía es cada vez menor.”
P: ¿Se refiere la reforma constitucional?
R: Por ejemplo, sigue el proyecto de reforma constitucional. Es posible que aún teniendo estas importantísimas diferencias, lo digo porque es que es para salirnos del tema este del voto o no voto. Las diferencias que hoy hay en el campo democrático no se reducen ni se resumen al tema electoral. Este no es un tema metodológico. Aquí hay diferencias y han sido expresas hoy, diferencias mucho más de fondo.
Repito, si tú estás en la búsqueda de ese tipo de cosas, y estás utilizando ese tipo de medios, las diferencias que tenemos no son solamente metodológicas, lo cual no quiere decir que no nos podamos poner de acuerdo con algunas cosas. Por ejemplo, si mañana, el país tiene que enfrentar el proyecto de reforma constitucional que conduzca a la eliminación del Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, planteado por la Constitución del 99, y crear una cosa llamada Estado Comunal. ¿Lo vamos a enfrentar? Ok, nos ponemos de acuerdo. Ustedes en su posición, nosotros en la nuestra, coincidimos en eso y lo impulsamos juntos. O si se produce al final eso que han venido diciendo Petro, Lula y últimamente también Marco Rubio, una repetición de elecciones en Venezuela. Ah, bueno, estupendo.
Tendremos que tener una sola postura, muy probablemente frente a eso. Y a lo mejor tenemos que hacer otra primaria. Estupendo. Vamos para eso. Quizá. Pero, bueno, ahí hay ejemplos. Yo no estoy hablando de ninguna cosa demasiado novedosa. Ahí está el Frente Amplio Uruguayo. Es posible, pero entendiendo que, repito, las diferencias hoy en el campo democrático no son simplemente adjetivas, no son simplemente metodológicas. El tema no es si los que están de acuerdo con el sufragio o no.
El tema es bastante más de fondo. El tema es cuál es el tipo de cambio al cual aspiras. El tema tampoco tiene que ver únicamente con el endiosamiento del liderazgo caudillesco versus la aspiración de tener un liderazgo colaborativo. De eso siguen siendo cosas importantes, pero menores. El tema es cuál es el cambio que quieres. Y sobre todo, ¿cuál es tu valoración del derrotero hacia el que se encamina el país? Que es la última cosa que me plantea. Yo creo que hay que tener muy claro, muy claro, que lo que está en juego no es si gana la oposición o si se mantiene el madurismo. Y mucho menos importante, bueno, que si triunfa la lideresa tal o el lidercito cual, o el partido tal. Eso no es lo fundamental en este momento.
“Es demasiado importante nacionalizar la conducción del conflicto político venezolano.”
En este momento lo fundamental es que el proyecto nacional venezolano está en un lamentable proceso de disolución y no es retórica. O sea, tú te pones a ver dónde el Estado venezolano ejerce soberanía y te das cuenta que el espacio donde el Estado venezolano ejerce soberanía es cada vez menor. Ya no se trata de la frontera con Colombia, ya no se trata del tema de los garimpeiros, ya no se trata del tema del narcotráfico en la frontera entre el Estado Sucre y Trinidad. Se trata de todo eso y de importantes áreas en el corazón del país donde quien ejerce soberanía no es el Estado venezolano. Y eso es peligrosísimo, sobre todo porque Venezuela sigue siendo un botín relevante, importante, no solamente para actores estatales, sino además para actores paraestatales o no estatales, violentos, armados, con alianzas, muchas de ellas incluso alianzas extracontinentales. Entonces, en ese complicado, panorama, bueno, ves tú la situación en la que hoy estamos.
Entonces nos vamos para el otro ámbito, para el ámbito internacional. Ves a un sector de la oposición venezolana prácticamente colocando todas sus esperanzas, ya ni siquiera en la comunidad internacional, sino concretamente en lo que haga o deje de hacer la administración Trump. Tengo que recordarles, los últimos dos países que fueron “salvados” por una intervención norteamericana, Irak y Libia, hoy literalmente no existen como países. Entonces tenemos a una Venezuela, a un proyecto nacional venezolano en severos problemas y la perspectiva que nos señalan algunos para resolver esos problemas puede ser incluso peor. Y este es un tema también de fondo. Yo lo he dicho públicamente, sé que no es sexy, sé que no es sexy, pero yo no soy Osmel Sousa. ¿Me entiendes? es demasiado importante nacionalizar la conducción del conflicto político venezolano. Hace unos cuantos años a alguien se le ocurrió internacionalizar la conducción del conflicto. ¿Por qué? Ah, bueno, porque los actores venezolanos son inconstantes, no son confiables, no sé qué cosa. Bueno, había que buscar elementos internacionales que dieran solidez. Hoy es al revés. Hoy los actores internacionales y concretamente la administración Trump le incorpora unos elementos de incertidumbre tan brutales a la ecuación que lo convierte, no en parte del problema, sino en parte fundamentalísima del problema.
Entonces es demasiado importante que hagamos un esfuerzo todos por, repito, nacionalizar la conducción del conflicto venezolano. Ahora, esto implica madurez. Esto implica hacer política. Tú no puedes pedirle a unos actores que tengan la estatura para discutir entre oposición y gobierno con sentido de país si no son capaces de ponerse de acuerdo entre ellos, para respetarse entre ellos, para no insultarse, para no degradarse como se están degradando hoy. Entonces, repito ¿lo que estoy planteando es un callejón sin salida? No, no lo es. No lo es. Y el 28 de julio nos lo demuestra. ¿Qué es lo que nos demuestra el 28 de julio? Que la nación venezolana es capaz de ponerse muy por encima de las falencias del liderazgo. Eso fue lo que ocurrió. Entonces, bueno, en este momento creo que la nación debe hacer una presión legítima, afectuosa, y hasta amorosa si tú quieres, pero enérgica y legítima sobre el liderazgo para que esté a la altura del dolor y de la esperanza de la gente.

P: De joven militó en el Partido Comunista de Venezuela. ¿Qué queda de ese tiempo? ¿Qué le parece la situación en la que se encuentra el PCV hoy en día?
R: Fíjate, es complicado porque yo me fui del Partido Comunista a los 15 años de edad. Eso pasó hace bastante tiempo, te lo aseguro. Yo nací en una familia de activistas. Mi mamá era dirigente sindical y militante comunista, en la rama textil. Mi papá era dirigente obrero en el sector metalúrgico y militante comunista. O sea, para mí la política era parte del día a día. Yo entro a la militancia política activa, dura, a los 13 años, cuando llego al primer año de bachillerato al día siguiente o al mes siguiente que es de la división que genera el MAS. El MAS se va en diciembre del 70 del Partido Comunista. Yo entro en enero del 71 y en el 73 yo me voy de allí. Así que esto salvo para un dato de los biógrafos que no creo que se ocupen de míno tiene mayor importancia.
Ahora, ¿qué me dejó a mí la pasantía por el Partido Comunista? Me dejó dos cosas. Una, en ese momento, un rechazo instintivo al pensamiento dogmático. Yo recuerdo que cuando, en la última reunión en la que yo estuve. La última reunión de comité de base en que yo estuve, donde yo expliqué mis divergencias, mis desavenencias, mis desacuerdos con eso que estaba ocurriendo. Recuerda que el Partido Comunista venía de una muy deslucida participación en la campaña electoral del año 1973, donde el entonces candidato era un señor llamado Jesús Ángel Paz Galarraga, del Movimiento Electoral del Pueblo.
Bueno, yo doy mi explicación, el compañero que era el jefe, el contacto responsable político de la cosa, se me queda viendo y tuerce la boca con un rictus de desprecio y dice, tú lo que eres es un ecléctico. A mis 15 años tú comprenderás que yo salí de esa reunión corriendo, buscando un diccionario de filosofía. Entonces reviso eclecticismo, doctrina filosófica que trata de buscar de distintas escuelas las mejores respuestas para conjugar un cuerpo teórico. Ah, chicos, sí, yo soy ecléctico, me encanta, qué estupendo. No es grosería la cosa, ¿no? Bueno, eso me lo dejó instintivamente mi pasantía por la militancia comunista.
Después, mucho después, conocí un libro del padre Arturo Sosa, que se llamaba Del Garibaldismo Estudiantil a la Izquierda Criolla. Y pude entender muchas cosas. Pude entender por qué los comunistas venezolanos siempre fueron una rara avis, siempre fueron menos disciplinados que el resto de los comunistas en la región, porque desafiaron muchas veces los planteamientos de la Tercera Internacional y porque se mantuvieron al margen de las instrucciones que les daba el comité. Ciertamente los comunistas, bueno, desde aquellas cosas de los tiempo de la Segunda Guerra Mundial, hasta más recientemente cuando Fidel intenta tomar las riendas del proceso político venezolano, cuando le dice a los comunistas venezolanos, ahí les mando el Che Guevara para que se encargue de hacer la revolución de ese país, y los comunistas venezolanos le responden “si mandas al Che Guevara para acá se va a morir de hambre”. Y el proceso político venezolano lo dirigimos acá los comunistas venezolanos. Todo eso está en la investigación que hace Sosa. Pude entender algunas cosas. Pude entender cosas de mi papá, por ejemplo. Papá sindicalista comunista, como casi todos los sindicalistas comunistas, estuvo en desacuerdo con la lucha armada. Se enfrentó a la estupidez que significaba en un país que tenía décadas luchando contra las dictaduras, primero contra Gómez y luego contra Pérez Jiménez, y por fin estrena la democracia. Entonces, en los tempranos años 60, el Partido Comité, lo que se le ocurre es irse a la guerrilla. Los sindicalistas comunistas dijeron que eso es un error, pero disciplinadamente asumieron lo que el partido decidió, que fue un desastre. Pero digo, gracias a eso entendí otras cosas, entendí por qué en algún momento de la historia de nuestro país.
El Partido Comunista fue una fuerza democrática legítima con importantes credenciales ganadas en la lucha contra Gómez y contra Pérez Jiménez, credenciales que ellos mismos luego abandonaron. Pero que hoy nuevamente tú los ves en una actitud primero de cuidado y ahora de abierto rechazo frente a los desmanes autoritarios del oficialismo. Gracias a eso uno puede entender más o menos de dónde vienen.
“Esos no son extremos distintos, son expresiones diferentes de un mismo pensamiento autoritario.”
P: María Corina Machado ha calificado como traidores a los dirigentes opositores que participan en estas elecciones ¿Tiene algún mensaje para ella y el sector de la oposición que acompaña la posición de la abstención y la tesis de “máxima presión”? Algunas personas han pedido incluso sancionar a los políticos como usted que participarán el 25 de mayo. ¿Qué respuesta le da a esas acusaciones? ¿No teme que le sancionen en Estados Unidos?
R: Claro, claro, claro. Fíjate, tres cosas a propósito de eso. Hay una expresión que se utiliza mucho, pero creo que en este momento es absolutamente incorrecta, cuando dicen que “los extremos se tocan”. Los extremos se tocan aludiendo a esa a la utilización del término “traición” por parte de María Corina, y a una consigna muy utilizada por Maduro hasta tiempos muy recientes, “leales siempre, traidores nunca”.
¿Qué te puedo decir? Yo creo que hay que ser más serio, creo que hay que ser más profundo, no hay que tratar de simplemente hacer una frase, usar una frase hecha, no se trata de que los extremos se toquen. Esos no son extremos distintos, son expresiones diferentes de un mismo pensamiento autoritario. Hay una manera de relacionarse entre la política y el ciudadano, entre el liderazgo y los seguidores, entre los administrados y los administradores. Tú puedes consultar, tú puedes consensuar, tú puedes construir mayorías o puedes imponer. Cuando tú impones, tú das una orden. Van captando la diferencia entre construir consenso y dar órdenes. Bueno, y el que no obedezca la orden, entonces ni siquiera es un disidente, es un traidor. Entonces, mire, se puede llamar Maduro, se puede llamar María Corina, se puede llamar como se llame, pero si tú actúas de esa manera, no es que son extremos distintos que se tocan, no, es un mismo pensamiento autoritario.
“Hay una cierta posición venezolana que se siente cómoda y en ocasiones hasta orgullosa de tener una suerte de vocación consular.”
Eso, por un lado. Por otro lado, el tema de que estén pidiendo sanciones, imagínate tú, el tribunal disciplinario del maricorinismo es Homeland ahora, ¿no? Qué lamentable, o sea, qué lamentable que salgan corriendo a darle la razón a los peores infundios del madurismo. Cuando el madurismo dice que son “cachorros del imperio, son lacayos del imperio” son la expresión criolla de una política que está diseñada desde fuera del país a partir de intereses distintos a los nuestros.
Tú me preguntabas por los comunistas hace poco, ¿no? y durante mucho tiempo los comunistas fueron señalados de ser agentes extranjeros, financiados por el oro de Moscú. Y resulta que, recité la investigación del padre Arturo Sosa, que muestra que los comunistas venezolanos históricamente han sido más bien desobedientes, impresionantemente autónomos en comparación con sus pares de la región y de otras partes del mundo. Bueno, resulta que ahora hay una cierta posición venezolana que se siente cómoda y en ocasiones hasta orgullosa de tener una suerte de vocación consular, de ser los representantes consulares de una potencia, ni siquiera de una potencia de una administración como la de Trump.
Porque es que tú puedes tener coincidencias con la nación norteamericana en tanto que es expresión de la democracia liberal en el mundo. Pero es que la administración Trump es una excrecencia. La administración Trump es otra cosa que maneja ese país por unos criterios de República Bananera. Entonces tú te sientes orgullosísimo de eso. Hasta el punto de que le dices, venga y sancione a fulano de tal. Yo no tengo ni pasaporte. Para no hablarte de la visa de X país. Pero ese no es el punto. El punto no es cómo me puede o no afectar a mí. El punto es que a mí me da profunda vergüenza que haya ciudadanos venezolanos que tengan una relación de tanta obsecuencia con un poder extranjero, como el madurismo con Cuba, como estos señores diciendo eso.

P: Frederik de Klerk, expresidente de Sudáfrica y Nobel de la Paz, figura clave de la transición junto a Nelson Mandela declaró en 2019 en una entrevista para el diario El País en referencia al conflicto venezolano que “Los líderes de Venezuela necesitan negociar sin muchas precondiciones” recomendó un diálogo sin tanto condicionamiento para evitar que la tragedia se convierta en catástrofe ¿Cree que las precondiciones han sido entre otros factores un obstáculo para alcanzar acuerdos sostenibles y que sean respetados por todos?
R: Fíjate. Tenía toda la razón el señor De Klerk. El diálogo no es un fin en sí mismo. ¿Qué quieres tú lograr con eso? Es un vehículo, un mecanismo, un proceso, un conjunto. Y más que todo eso, además, es una cultura, un dato de la cultura democrática. Si tú no tienes la madurez, si tú no tienes la estatura para entender eso, entonces vas a creer que el diálogo es una trampa, es un mecanismo para ganar tiempo, es una finta para darte legitimidad para el logro de otras cosas.
Y no estoy hablando únicamente del gobierno, por ejemplo. Te puedo hablar de mi experiencia. Fíjate tú qué cosa tan curiosa. Cuando el gobierno de manera ilegítima nos burla el referendo revocatorio, después de haber perdido de manera clamorosa las elecciones del 6 de diciembre del 2015, yo tenía claro que había una mayoría del país en contra del proyecto autoritario, pero que ese proyecto autoritario tenía musculatura social todavía y tenía además todos los recursos del poder, incluyendo el poder coactivo.
Es decir, íbamos a una pelea en un ring donde nosotros no teníamos ni siquiera guantes de boxeo, sino manos desnudas y ellos tenían todo lo demás. Y en una confrontación como esa era urgente, era agónicamente urgente tener un referee que fuera neutral, que fuera capaz y que además tuviese la suficiente autoridad moral como para suspender la pelea en un momento determinado.
Chico, resulta que la oposición venezolana había solicitado al Vaticano que participará del proceso de diálogo en Venezuela y justamente en esos días el Vaticano dijo, sí, vamos para allá. Cuando yo recibo esa información, yo digo, aleluya, qué bueno, coincide justamente con esta situación nuestra. Pero para mí fue una sorpresa muy grande ver a gente de la oposición lamentando ese sí del Vaticano. Estábamos reunidos en el hotel ese gigantesco, el Meliá Caracas, en uno de los salones del Meliá. Porque en otro salón estaba reunido el oficialismo. Estábamos discutiendo de nuevo. Decíamos, “viene el Vaticano, ¿qué hacemos?”
Para mí era absolutamente sorpresivo ver que los partidos que habían solicitado la presidencia del Vaticano estaban desagradados por aquel si ¿Qué vamos a hacer ahora? En eso me llama un colega mío que estaba en Roma, me dice, “Chuo, por cierto, te informo, Nicolás Maduro viene de regreso de Moscú y va a hacer escala en Roma, y el Papa lo va a recibir”. Y le digo a los dirigentes que estaban allí, “señores les informo que muy probablemente, si ustedes siguen discutiendo esto el titular mañana va a ser ‘Nicolás Maduro se reúne con el papa y la oposición le hace un desaire al representante del Papa en Caracas’ ¿A ustedes le interesa un titular así?” En eso se ponen las manos en la cabeza, y empiezan a discutir tal y cual. Era claro que no podíamos dejar de ir a la reunión, pero Voluntad Popular dice, “Nosotros no vamos. Ustedes decidan lo que quieran, nosotros no vamos”. Primero Justicia dice, “si no va Voluntad Popular, nosotros tampoco”. Acción Democrática dice, “ah, sí, pues entonces para que nos caiga a nosotros el chaparrón a nosotros solos. Si no va primero justicia y si no va Voluntad Popular, nosotros tampoco vamos”. El representante de Un Nuevo Tiempo dice, “¿para qué vamos a ir nosotros si somos los sospechosos habituales?” Es allí donde se decide que la MUD comisionara al Secretario Ejecutivo para que representara él solo a toda la alianza. Ese es el origen de la foto que salió al día siguiente. Estaba al fondo el Presidente de la República, y el representante del Vaticano, el Nuncio Apostólico. Del otro lado estaba toda la representación del gobierno y del otro lado, al frente, íngrimo y solo Jesús Chuo Torrealba. ¿Por qué yo estaba allí? ¿Por qué me gustaría estar en la foto? Yo estaba allí porqué yo tengo una sola palabra. Yo como ciudadano, como demócrata, como activista, tengo una sola palabra.
Y por cierto, creo que ese gesto me valió luego poder construir relaciones de larga data con algunos factores entre otros, por ejemplo, con el Secretario de Estado del Vaticano, Monseñor Parolin. Pero te pongo el ejemplo para decir ¿qué costaba allí, qué costaba ser consecuente con sus propias palabras?
Bueno, había gente que pensaba, tenemos estos tipos en el suelo, venimos de ganar las elecciones en el 2015, venimos de demostrar que son incapaces hasta de hacer un referendo revocatorio, los tenemos así. Como diría la señora esta, están en el momento de mayor debilidad, están más débiles que nunca, los tenemos acorralados. Estoy hablando de hace ya casi nueve años. Los años de la inflación, de la mega inflación, de la hiperinflación, de la diáspora, de la pandemia, los años del sufrimiento, ese es el otro tema, o sea, la política no es un juego de vídeo, la política no es un seminario entre especialistas. Si tú no estás conectado con la gente, por ejemplo, en los barrios se entiende clarito, clarito, el peligro del Estado Comunal. Clarito. Porque ya lo vivimos. Cuando se eliminaron las juntas parroquiales, es decir, cuando se eliminó la posibilidad de tener dirigentes en la parroquia, en la comunidad electos por votación universal directa y secreta. Nadie protestó en las direcciones políticas de los partidos, nadie protestó porque a esos cargos nunca le daban importancia, porque ellos no tenían presencia orgánica en la base de la pirámide, ¿entiendes? Pero el pueblo llano sí sabe la diferencia hoy entre haber tenido juntas parroquiales y estar sometidos hoy a la arbitrariedad absoluta de PDVSA GAS Comunal, o del CLAP, o de las VCH, ¿entiendes?
Pero tú cómo político tienes que tener esa vivencia, ¿vale? Entonces, repito, no se trata solamente de nueve años, es de estos nueve años, caballo. Yo siento que todavía la distancia física y espiritual entre las direcciones políticas, entre la clase política y la base de la pirámide sigue siendo muy grande. Siguen siendo demasiados los dirigentes políticos que, cuando te van a hablar del sufrimiento de la vida de la gente, o te leen el resultado de una encuesta o de un Focus Group. O te dicen la señora que trabaja en mi casa me dijo esto. Te lo digo porque mi relación con las direcciones políticas en general no es demasiado fluida, pero mi relación con los liderazgos de base sí lo es, de todos los partidos. Yo no ando en operaciones de un partido aquí o allá. Mi nexo es transpartidista. Ojalá le dieran más vocería y más respeto al liderazgo municipal, incluso el parroquial.