Lila Vega: “la Asamblea Nacional también es para discutir las actas del 28J”

La pediatra Lila Vega es candidata con Unión y Cambio para la Asamblea Nacional desde el estado Miranda. Fotografía: Redes sociales.

Guacamaya, 22 de mayo de 2025. Lila Vega es pediatra, y en redes sociales muchos la conocen como “la abuela pediatra”. En el año 2000, cuando el entonces presidente Hugo Chávez promulgó el polémico Decreto 1011 para reformar el sistema educativo, Lila decidió unirse a otros padres y representantes en Caracas para oponerse, convirtiéndose en parte de uno de los primeros movimientos ciudadanos de oposición al chavismo.

A comienzos de los años 2000, Venezuela entró en un período de fuerte conflictividad política y polarización social. Ocurrieron sucesos como el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 y el paro petrolero. En ese contexto, Lila se mantuvo activa como parte de la sociedad civil organizada, enfocándose especialmente en temas de salud y educación, dos áreas que conoce de cerca por su profesión y vocación.

Más de dos décadas después, Lila ha decidido dar un paso más e incursionar formalmente en la política venezolana, en un momento en que un sector de la oposición llama a la abstención y las condiciones electorales se ven marcadas por irregularidades. Hoy presenta su candidatura a la Asamblea Nacional por uno de los circuitos más  opositores del país, con el respaldo de la alianza entre el partido Un Nuevo Tiempo (UNT) y el movimiento Unión y Cambio conocido por sus siglas como ÚNICA.

Nos recibe en su despacho en la última semana de campaña para las elecciones del 25 de mayo, desde que aceptó ser candidata se levanta en las mañanas para hacer volanteos en distintos sectores de su circuito con una franela del partido Unión y Cambio.


Pregunta: Lila usted formó parte importante de uno de los primeros movimientos de la sociedad civil que mostró oposición a Hugo Chávez en sus primeros años de gobierno. Hablemos del  Decreto 1011 promovido por el entonces presidente Chávez en el año 2000, que modificaba parcialmente el Reglamento del Ejercicio de la Profesión Docente, al crearse una nueva figura administrativa, la de los supervisores itinerantes. Para personas como yo ese episodio suena distante debido a que ocurrió antes de que yo naciera pero ha sido parte de todo el conflicto venezolano que tiene más de dos décadas. El decreto fue muy polémico y generó el primer movimiento opositor  fuerte contra la medida del año 2000 y 2001, usted fue parte de la sociedad civil organizada en ese aquel momento  ¿Qué puede decirle a las generaciones más jóvenes sobre eso? ¿Qué lecciones de aquel momento trae al contexto actual?

Respuesta: El Decreto 1011 ocurrió en pleno auge de la popularidad de Hugo Chávez. Recordemos que Hugo Chávez ganó por elecciones. Cuando por fin escogió la vía electoral, fue que Chávez llegó. Chávez intentó un golpe de Estado en el 92, luego llamó a la abstención en las elecciones de Caldera, y finalmente decidió que la ruta electoral era la correcta, y ese fue el mensaje que los venezolanos compraron. En pleno año 2000, la popularidad de Chávez era importante.

Hasta que empiezan a pasar cosas en el mundo educativo que dan señales de alarma. La ideologización que se pretendía a través de las modificaciones de los libros de texto. El profesor Leonardo Carvajal fue clave en eso, porque identificó que estaban ocurriendo esas cosas. Y luego hubo la promulgación de un decreto que le abría las puertas a la policía ideológica del régimen en las escuelas: el Decreto 1011. Este consistía en unos supervisores nombrados a dedo, no por su trayectoria profesional, sino unos supervisores itinerantes que iban a las escuelas, y si no les gustaba lo que estaba pasando, podían destituir al director y “resolver” el problema.

Yo soy médico, y los médicos usualmente tenemos demasiados compromisos con nuestra consulta como para ocuparnos de otras cosas. No es frecuente que tú veas médicos activistas. Yo tenía dos hijas, acababa de endeudarme, tenían 10 años y 7 años, y ni de broma uno dice: “¿Aquí qué será?”. Y yo creo en la desobediencia civil, creo en la resistencia pacífica. Creo que el cambio se logra efectivamente y prefigura lo que va a pasar de acuerdo con las herramientas de lucha que tú escojas. Entonces, ¿qué escogimos nosotros? Un grupo de padres, que además no nos conocíamos de antes.

Nos reunimos alrededor del Decreto 1011 y empezamos. Lo primero que había que hacer era solicitar la nulidad del decreto. Y la solicitamos. Pregunta que siempre nos hacían en las ruedas de prensa que organizábamos: “Bueno, ¿pero ustedes creen que ese Tribunal Supremo de Justicia, que está comprado por Chávez, les va a dar la razón? ¿Les va a decir que eso está anulado?”. Mira, yo no sé, bolita de cristal no tengo. Y la verdad es que no les faltaba razón en nada: no anularon el decreto, pero sí le arreglaron la plana al presidente. Todos los aspectos ilegales e inconstitucionales fueron eliminados. Eso se logró recogiendo firmas. Éramos cuatro gatos frente al Tribunal Supremo de Justicia.

Luego hicimos una concentración en la Plaza Chacaíto el 31 de marzo, que trajo gente de todo el país. Es decir, vía telefónica —uno de los recursos que teníamos— la gente mandaba información de sus reuniones locales. Esto fue una señal de activismo. No había 10.000 personas en la plaza Chacaíto. Era una cosa nunca vista en Venezuela. Rompió paradigmas. Y de ahí seguimos, y seguimos, y seguimos… hasta que en diciembre de ese año —en el 2001, si no recuerdo mal— se anula, sale esta resolución que reemplaza a la otra. Se acabó. Ganamos la primera.

Y ganamos la primera cuando todo el mundo pensaba que íbamos a perder todas. La pelea no se acabó ahí. Es decir, resolvimos esto, pero aprendimos una manera de activismo ciudadano. Cómo podemos influir, cómo podemos hacer que las cosas cambien pacíficamente en el marco de la ley, tratando de entendernos todos.

Y viramos a una organización que se llamó, porque nuestro propósito era el Decreto 1011. Somos la “Red de Madres, Padres y Representantes”, y buscamos influir en las políticas educativas. Hubo una resolución que se modificó, que era la manera de organizar la participación en las escuelas. Nosotros, como padres, nos habíamos dado esa forma desde la Ley de Educación del ochenta y tanto: era a través de sociedades de padres, y teníamos nuestra manera de organizarnos. El gobierno decidió que no, que eso tenía que ser ahora con consejos educativos, sin preguntarle a nadie, sin hacer las consultas de ley. Nosotros éramos una organización registrada para eso. Y no nos llamaron. Fuimos al Ministerio, tocamos la puerta.

Esa, en su oportunidad, no la ganamos. ¿Qué hicimos? Bueno, mira, ¿cómo puedes hacer de esta forma que busca desestimular la participación una manera efectiva de participar?

Luego vino el tema de eliminar el derecho a los padres a escoger el presupuesto. Estás jovencito de verdad, pero seguramente en algún momento tus padres decidían el presupuesto de la escuela. Les pasaban los números, y les decían: “Mira, esto es lo que hay que gastar aquí, maestro”. Y decían: “Sí, vale, ese es el presupuesto que queremos gastar”.

Y vino Aristóbulo Istúriz y dijo que no, que él decidía, sentado en su oficina en Altagracia, cuánto debía ser el aumento de la matrícula —si debía haber— y cuánto debía ser el presupuesto de la escuela.

Nosotros lo objetamos, y lo objetamos por casi ocho o nueve años, hasta que finalmente logramos que Héctor Rodríguez sacará una resolución que no era perfecta, pero le restituía el derecho a los padres a decidir en la Asamblea del Presupuesto.

Hemos ganado muchas, hemos perdido algunas, pero seguimos trabajando, seguimos trabajando. Yo vengo de ese mundo.

 Las peleas no son fáciles. Que esto hay que trabajarlo. Nuestra acción con el Tribunal Supremo de Justicia fue absolutamente pacífica, en el marco de la ley. Nosotros no le pegamos a nadie, no gritamos a nadie, no insultamos a nadie. Simplemente presentamos nuestros argumentos. Y los del otro lado nos entendieron, porque eran razonables.

Cuando logramos la restitución del derecho de madres y padres, teníamos ocho años peleando. Había sido durísimo para la escuela, durísimo, porque tenían una contraloría del Ejecutivo que les decía: “No, tú no tienes que gastar esa cantidad, tienes que gastar esto”. “Oye, pero mis niños tienen necesidades especiales, yo necesito material de lectura especial, eso cuesta más”. Muy, muy arbitrario.

El Ministerio de Educación nos llama para la consulta sobre la calidad educativa, que dirigió Soraya Lacchkar, una persona a quien respeto enormemente. Nos sentamos en una mesa, distintos sectores. A nosotros nos llamaron muy feo por sentarnos en una mesa con el Ministerio de Educación. ¿El Ministerio de Educación no me puede escuchar cuando le digo las cosas que necesitamos?

Y en esa mesa, en un ambiente un poco más distendido, con representantes de distintos sectores, estaba Héctor Rodríguez. Y entre un cafecito y otro, nosotros le decimos: “Mire, Ministro, ¿usted no cree que los padres deberían poder decidir el presupuesto de sus escuelas?”. Y el hombre, que en ese momento tenía hijos en el sistema de educación privada, habrá pensado: “Mira, como que sí, yo quiero que mi escuela sea de una manera determinada, yo quiero poder decidir eso”. Y emitió la Resolución 114. Tú puedes decir lo que tú quieras desde el punto de vista económico de la resolución, pero la decisión final la tienen los padres.

Entonces, lo que aprendo es que no todas las batallas se ganan, pero todas se tienen que pelear.

“Nos reunimos alrededor del Decreto 101. Lo primero que había que hacer era solicitar la nulidad del decreto. Y la solicitamos.”

P: ¿Qué le motiva a postularse a la Asamblea Nacional en este momento, donde un sector de la oposición llama a no participar?

R: Varias cosas. La primera es que yo no vengo del mundo político. Es decir, yo no tenía ninguna aspiración o expectativa de participar como candidata en una elección. No era mi idea. Yo estoy en otro mundo.

Pero, en un ambiente casual, almorzando con mi hermano, con su esposa, con mi hija y su esposo, alguien dice: “Vienen unas elecciones, habrá que votar”. Mi hermano brincó: “¿Cómo que hay que votar?”. Digo: “Sí, vale, hay que votar. La abstención nunca nos ha dado cosas buenas”. Y mi hija me dice: “Mami, es que la gente tiene miedo. No hay testigos, de repente ni siquiera candidatos hay”.

Y yo le digo, desde la tapa del estómago y porque de verdad lo creo: “Bueno, si a mí me lo llegan a proponer, yo digo que sí”.

“¡Ay, mami! ¿Cómo vas a decir eso?”.

Digo: “Mi amor, si a mí me lo llegan a proponer, yo digo que sí”.

Pero ahí no había nadie que tuviera la capacidad de proponerme un cargo de ningún tipo de elección popular. O sea, esa decisión ya yo la había tomado, cuando me llamaron a medianoche, el sábado antes del Domingo de Ramos, para preguntarme si yo estaba dispuesta a ser candidata. Por supuesto. Ya esa decisión yo la había tomado. No pensaba que iba a ocurrir, pero ya yo la había tomado.

“La gente que más necesita, que tiene más urgencias, es la gente que está más dispuesta a votar, porque no pueden esperar. Ojalá esa gente nos dé su voto y podamos llegar a la Asamblea Nacional.”

P: La ONG Alimenta Solidaridad anunció este jueves el fin de sus operaciones en Venezuela tras más de nueve años haciendo frente a la desnutrición en zonas vulnerables del país. Según cifras de la organización, hasta el año 2023 contaban con 240 comedores en 13 estados del país. Un total de 12.000 niños que se beneficiaban de los comedores y recibían diariamente alimentos en localidades vulnerables se verían afectados. La organización indica que se debe a la nueva Ley de Fiscalización, Regularización, Actuación y Financiamiento de las ONG ¿Qué opinión le merece la situación y cómo piensan abordar este tipo de cosas desde la Asamblea Nacional?

R: Yo creo que, precisamente porque estamos en una situación tan compleja, la gente va a salir a votar. Y reitero lo que te dije informalmente: la gente que más necesita, que tiene  más urgencias, es la gente que está más dispuesta a votar, porque no pueden esperar. Ojalá esa gente nos dé su voto y podamos llegar a la Asamblea Nacional.

Y desde la Asamblea Nacional tenemos que empezar a trabajar. Además, estoy segura de que nos va a pasar en la Asamblea Nacional lo mismo que nos pasó con Héctor Rodríguez en esa sala del Ministerio de Educación: si tú te sientas con alguien a tomar un café, eres incapaz de decirle “barriga verde” de entrada. Es decir, eres capaz de conectarte y ser razonable. Estoy segura de que las otras personas que estarán en la Asamblea Nacional también quieren ver que los pueblos que representan, que las ciudades que representan, que los circuitos que representan, también se vean reflejados.

Yo tengo esperanza. Yo tengo esperanza. Yo creo que podemos construir un futuro.

“Yo creo que tenemos que sacudirnos cosas que la conflictividad política nos ha sembrado —y que han sido a propósito, adrede. Tú logras controlar cuando la sociedad está dividida, y esa es la agenda del gobierno: dividirnos.”

Lila Vega (extrema izquierda) se presenta junto con Giulio Celini (centro-derecha) en el sector mirandino de Chacao, Baruta, El Hatillo y Leoncio Martínez. Fotografía: Redes sociales.

P: Durante el conflicto en el País Vasco la organización Lokarri que en euskera significa “Lo que sirve para unir”, era un movimiento social de carácter pacifista cuyo planteamiento se centraba en apoyar un proceso de paz que tendría como ejes  la conciliación, el acuerdo plural y la consulta popular a través la mediación social y la no violencia. Sus acciones crearon un ambiente favorable para una negociación política entre el Gobierno de España y ETA, la organización participó como facilitadora en los acercamientos para la paz. Buena parte de esos esfuerzos se articularon con sectores del Parlamento Vasco a través de foros y comisiones donde participaron organizaciones civiles y parlamentarios interesados en una resolución pacífica del conflicto. En ese sentido le pregunto ¿Qué papel puede desempeñar la sociedad civil venezolana de la que usted viene en la resolución del conflicto político y la construcción de una paz sostenible? ¿Qué rol puede jugar la Asamblea Nacional y los sectores que la pueden llegar a conformar en dichos esfuerzos?

R: Sin duda en el mundo hay importantes ejemplos y ese conflicto fue particularmente duro. Yo creo que tenemos que sacudirnos cosas que la conflictividad política nos ha sembrado —y que han sido a propósito, adrede. Tú logras controlar cuando la sociedad está dividida, y esa es la agenda del gobierno: dividirnos. La agenda del gobierno es sembrar conflicto entre nosotros para que no miremos hacia donde está el adversario, sino que nos peleemos entre nosotros. Esa es la realidad.

Y yo creo que necesitamos ir a votar, centralizar ese discurso. Tenemos que empezar a sentarnos a hablar con todo el mundo. Es decir, eso que hagamos el 25 de mayo, con la expectativa de que seamos exitosos, va a tener que servirle a los que no votaron y va a tener que servirle a los que votaron por otras opciones.

Esto me lo recordó Mariano Herrera en una conversación que tuve con él sobre el tema educativo. Me preguntó cómo imaginaba mi rol dentro en la Asamblea Nacional, es decir, ¿qué me sugiere que yo debo hacer dentro de la Asamblea Nacional? Y me dijo: “Parlamenta. Habla. Tenemos que hablar”. Cuando la gente habla con otra y está dispuesta a escuchar lo que el otro está diciendo, oye, te puedes llegar a entender.

Yo creo que ese rol para la Asamblea Nacional es fundamental, porque además esa es su inspiración: en el Parlamento se discute, se llega a acuerdos. Entonces sí, yo creo que podemos tener un rol ahí para empezar a entendernos.

La estrategia del gobierno ha sido efectiva en atomizarnos, en hacernos leer lo que nos distingue y no lo que nos une, no lo que tenemos en común. Tenemos que empezar a mirar lo que nos une.

Esta plataforma Unión y Cambio (ÚNICA) tiene mucho mérito en eso, porque logró unir y  hay que decirlo—gente de distintas visiones. ¿Qué tenemos en común? ¿Qué queremos hacer juntos? Y bueno, hay gente completamente distinta trabajando juntas para un mismo propósito.

Yo creo que es una experiencia buena.

“Yo no creo que todas las autoridades sean iguales. Lo que creo es que, en todos los niveles del poder, hay personas que comparten valores éticos y profesionales. Con esas personas se puede hablar. Pero también creo que, incluso con quienes tienen el poder y no comparten esos valores, hay que hablar.”

P: Hablemos de la educación. El informe de resultados del Sistema de Evaluación de Conocimientos en Línea (SECEL) de la UCAB señala que estudiantes del último grado de primaria al último año de bachillerato (secundaria) en el país “no poseen las competencias mínimas en áreas vitales del conocimiento, como matemáticas y habilidad verbal ¿Qué puede hacerse ante esta situación desde la Asamblea Nacional?

R: Ese es un tema que no puede esperar. Los niños tienen un momento óptimo para aprender ciertas cosas, como leer. Porque además, leer es lo que les abre las puertas para aprender otras cosas. Es decir: aprendes a leer para luego leer y aprender. Es fundamental aprender a leer, y cuanto más tarde lo hagas, más difícil te resulta.

Y esta prueba que tú mencionas ha demostrado que, en efecto, hay grandes deficiencias. Eso no es de extrañar. La gente aprende cuanto más tiempo le dedica. Si tú pasas dos días en la escuela, es imposible que sepas o aprendas tanto como un niño que pasa cinco días en la escuela.

¿Y por qué nuestros niños están yendo solo dos días a la escuela y no cinco? Porque no hay maestros que puedan atenderlos por el miserable sueldo que reciben. Entonces bueno, mira: yo amo la educación, pero si trabajo dos días, es porque después tengo que hacer lo que sea para sobrevivir. Mi día es enseñarte y después hacer de todo: hacer tortas, reparar carros, lo que sea que  me mantenga.

Lo que hay que hacer es mejorar las remuneraciones docentes y además entrenarlos en estas cosas básicas. Olvídate de grandes cambios en el currículum o de tecnología de punta: necesitamos maestros bien remunerados, que además estén adecuadamente formados para enseñar a pensar, a razonar. Después vendrán las matemáticas avanzadas, los grandes proyectos de física y todo lo demás. Pero lo primero es la base.

Y eso se puede hacer. Eso es urgente. Y se puede hacer desde la Asamblea Nacional.

P: ¿Cómo espera que sea la interlocución con el oficialismo tomando en cuenta sus experiencias previas?

R: Yo no creo que todas las autoridades sean iguales. Lo que creo es que, en todos los niveles del poder, hay personas que comparten valores éticos y profesionales. Con esas personas se puede hablar. Pero también creo que, incluso con quienes tienen el poder y no comparten esos valores, hay que hablar. Porque quizás, en ese intercambio, se puede llegar a algo. A veces entienden otras cosas, a veces escuchan. Y hay temas, como los que mencionaste que deben debatirse en la Asamblea Nacional, que son asuntos de derecho. Por ejemplo: hay que exigir que las actas electorales sean presentadas. Eso no tiene discusión. Eso hay que hacerlo. Millones de personas participaron en una elección y el CNE aún no ha publicado las actas. Eso es inaceptable.

Pero exigir eso no está reñido con hablar con los demás. Esa es una responsabilidad del CNE, sí, pero también tenemos que hablar con ellos, exigirles, discutirles, entender qué está pasando. ¿Por qué estas personas que están en el poder no han hecho lo que deben hacer desde hace años?. Tal vez no tienen herramientas, o no saben cómo hacerlo, o simplemente no han tenido la capacidad o la voluntad de resolverlo.

Pero lo primero es escuchar. Escuchar no quiere decir justificar. Escuchar es necesario para poder actuar con inteligencia.

Hay cosas que tienen que resolverse. El 28 de julio es uno de esos momentos clave. Las actas tienen que salir. Hay que presionar por eso. Y al mismo tiempo, hay que empezar a resolver los problemas urgentes del país, los que no pueden esperar. Porque eso es lo que está diciendo la gente. Esa es la gente que va a votar: la que tiene necesidades urgentes, y está allá afuera, esperando respuestas. A esa gente hay que hablarle.

“Hay cosas que tienen que resolverse. El 28 de julio es uno de esos momentos clave. Las actas tienen que salir. Hay que presionar por eso. Y al mismo tiempo, hay que empezar a resolver los problemas urgentes del país, los que no pueden esperar.”

P: Maria Corina Machado ha calificado como “traidores” a quienes participan en estas elecciones como usted ¿Qué responde usted ante esas acusaciones?. Por otra parte hay personas que han solicitado sanciones personales contra los candidatos que participen en la elección del 25 de mayo como usted ¿No teme que le sancionen?

R: Mira, ese fenómeno yo lo entiendo bien, porque vengo de ese mundo. Soy pediatra, he trabajado con temas de género, conozco el tema del acoso escolar. En las escuelas, muchas veces, los niños se relacionan entre sí como lo hacen los hombres abusadores con las mujeres, o como lo hace alguien que ha sido abusado: llega a la casa y descarga su rabia con quien tiene al lado, no con el jefe que lo está maltratando. Porque el poder da miedo.

En el caso de los niños, si en tu casa estás amargado, vas a la escuela y lo pagas con el que tiene dos años menos que tú: le caes a golpes. Es un fenómeno natural, aunque no por eso es aceptable. Lo que pasa es que, si ahora están pidiendo sanciones contra nosotros, es porque se les olvidó quién está en el gobierno. O tienen miedo del gobierno. Y como al gobierno no le pueden hacer nada, entonces nos las hacen a nosotros.

Yo lo lamento profundamente. Eso habla de lo enredados que estamos, de lo afectados que estamos por esta situación. Esa actitud la entiendo, pero no es una buena respuesta. Es una respuesta que solo perjudica. Tenemos que mirar al verdadero causante de nuestros problemas: Maduro y su gobierno. No somos nosotros, los que estamos al lado tratando de pelear por un país, por resolver necesidades urgentes, por lograr que se respete al otro, incluso si tiene solo dos años menos que tú.

La candidata Lila Vega tomó relevancia durante la campaña contra el Decreto 1011, para reformar el sistema educativo. Fotografía: Redes sociales.

P: Hablemos de la reforma constitucional propuesta por el gobierno ¿Qué opinión le merece esa situación?

R: Sobre la reforma constitucional. Tú eres muy jovencito otra vez, pero sí. Cuando nosotros vivíamos en los años ochenta, los gobernadores de los estados eran designados por el presidente. No respondían a las necesidades del estado, ni a lo que la gente local necesitaba. Fue un ciudadano quien impulsó la reforma para que tuviésemos elecciones uninominales, para elegir directamente a gobernadores y alcaldes. Apareció entonces la figura del alcalde electo. Cambiamos nuestra manera de representación porque la gente quiso que eso pasara.

Pero esta reforma que están proponiendo ahora no viene de la gente. No hay nadie en la calle pidiendo esta reforma. Nadie sabe bien de qué se trata. Si entendemos bien los mensajes que el gobierno ha mandado —y que han repetido otros voceros, como el propio Jorge Rodríguez—, esto se trata de una reforma que nos aleja de la democracia, que nos aleja del voto directo.

Contra eso hay que pelear. Y para eso también hay que votar.

“Aquí lo que necesitamos es más unidad, más generosidad, más coraje para hablar y actuar en medio de la dificultad.”

P: Frederik de Klerk, expresidente de Sudáfrica y Nobel de la Paz, figura clave de la transición junto a Nelson Mandela declaró en 2019 en una entrevista para el diario El País en referencia al conflicto venezolano que “Los líderes de Venezuela necesitan negociar sin muchas precondiciones” recomendó un diálogo sin tanto condicionamiento para evitar que la tragedia se convierta en catástrofe ¿Cree que las precondiciones han sido entre otros factores un obstáculo para alcanzar acuerdos sostenibles y que sean respetados por todos?

R: Absolutamente sí: tenemos que empezar a hablar. Las condiciones, las precondiciones, se han convertido en una trampa. Es lo que te dicen para no avanzar: “Bueno, hasta que no tengamos condiciones para votar, no podemos movernos”. Pero señores, estas son las condiciones que tenemos hoy. Y hay que votar. Porque esta es la única manera que tenemos de expresarnos. Si esperamos las condiciones ideales, que además dependen del otro, no vamos a llegar a ninguna parte.

Las precondiciones tienen que desaparecer. Lo que tiene que aparecer es la voluntad de empezar a hablar.

La situación en Sudáfrica era terrible. Y aun así, todo el mundo que estuvo dispuesto a hablar tuvo su mérito. Incluso De Klerk, que fue líder de ese régimen del apartheid —y que no era un santo, que promovió ese discurso y ese sistema durante años—, fue capaz de sentarse con Mandela, de hablar con él, de negociar una salida. Yo estoy segura de que necesitamos algo así. Yo creo en eso.

Y me preocupa que, en medio de esta conversación sobre las elecciones, haya personas que estén pidiendo sanciones contra los candidatos de la oposición que están participando. Eso no ayuda. Eso solo divide y debilita. Aquí lo que necesitamos es más unidad, más generosidad, más coraje para hablar y actuar en medio de la dificultad.

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